Calderón, Peña Nieto y López Obrador: elecciones y lecciones
Durante el proceso electoral se discutió si el antipejismo de Felipe Calderón Hinojosa era mayor que su antipriísmo. La discusión no era ociosa: se trataba de vaticinar por quién se inclinaría el presidente si Josefina Vázquez Mota se rezagaba al tercer lugar de la contienda. Pues bien, el tweet que FCH envió en el segundo debate para desmentir a Andrés Manuel López Obrador, la ulterior intervención de su secretario de Hacienda y su apresuramiento para felicitar a Enrique Peña Nieto el día de la elección sugieren que pudo más su aversión por AMLO y acaso su temor a ser perseguido por una procuraduría lopezobradorista, y que al parecer prefirió pactar una vez más con el PRI. De hecho, no suena descabellada la especie de que se decantó a favor de EPN desde el momento en que JVM ganó la candidatura, puesto que según varios panistas a ella le escamoteó los apoyos que le había prodigado a su delfín. Ironías de la vida: aunque uno actuó soterradamente y otro en forma descarada, FCH acabó hermanado en el voto útil por EPN con el mismísimo Vicente Fox, su pluma de vomitar. Yo, por mi parte, confieso que pequé de ingenuidad. Escribí que FCH le había empeñado su alma al diablo para llegar al poder y que tal vez al final de su mandato iría al monte de piedad fáustico a recuperarla. No lo hizo. Privilegió su seguridad sobre su redención histórica, y luego intentó, contradictoriamente, encarecer la negociación y salvar cara.