A la hora del Grito, las televisoras mostraron su talante plural y democrático borrando del mapa el Zócalo capitalino.
Hiere panista a un empleado de la delegación Cuauhtémoc * Tras el incidente, se autoriza al PAN celebrar el Grito en la Plaza Río de Janeiro México, D.F., 15 de septiembre (apro).- Un lesionado y un detenido es el saldo de un enfrentamiento entre simpatizantes panistas y perredistas en la Plaza Río de Janeiro, conocida como “Plaza de las Brujas”, en la colonia Roma. Tras el zipizape, las autoridades de la delegación Cuauhtémoc resolvieron permitir al PAN capitalino celebrar el Grito de Independencia en ese parque de la colonia Roma. El enfrentamiento se produjo momentos después de que personal de la demarcación trató de retirar, por orden del jefe Territorial en la Roma-Condesa, Francisco Ayala, unos sanitarios móviles que habían instalado los panistas en esa plaza. El empleado de la demarcación Rolando García Hernández resultó herido luego de los golpes que le propinó con un tubo el panista Edgar López, quien finalmente fue detenido por la policía. Al lugar llegó el subsecretario de Seguridad Pública local, Francisco Díaz y 15 patrullas de la delegación Cuauhtémoc. El funcionario solucionó el problema al permitir que el PAN capitalino realice su verbena esta noche. A tres cuadras de la Plaza Río de Janeiro se encuentran las oficinas del PAN capitalino. Aunque se permitió a los panistas realizar ahí su ceremonia del Grito, se les prohibió quemar fuegos pirotécnicos y molestar a los vecinos con el alto volumen de las bocinas instaladas en la Plaza Río de Janeiro.
de La jornada
Grito de Fox pasado por agua; rechifla a Abascal en el Zócalo
Dolores Hidalgo, Gto., 15 de septiembre. El presidente Vicente Fox agregó tres elementos más a la tradicional arenga de la Independencia: ''¡viva nuestra democracia!, ¡vivan nuestras instituciones!, ¡viva la unidad de las y los mexicanos!'', gritó, para concluir con tres vivas a México en medio de la coyuntura poselectoral que lo obligó a modificar sus planes de encabezar la ceremonia oficial en Palacio Nacional.
¡Sí se pudo... Obrador!, clamor en el Zócalo durante el Grito
El otro grito, surgido de la multitud reunida en la Plaza de la Constitución, anoche fue "¡Obrador, Obrador, Obrador!".
Noche con sabor a victoria en el Zócalo
Y no fue Vicente Fox quien alzó la voz a la mitad del foro ni del balcón central, sino miles las voces que se erigieron en una sola palabra apenas se esfumaba "la galana pólvora de los fuegos de artificio".
El Grito en el Zócalo devino en festejo del movimiento de resistencia pacífica
Lo primero que hizo Andrés Manuel López Obrador cuando terminó la ceremonia del Grito fue bajar del templete y meterse entre la multitud que atiborraba el Zócalo coreando insistentemente su nombre, al cabo de una fiesta en la que la voz de Eugenia León inundó de música la luz de las estrellas y el espectáculo de los fuegos artificiales reveló la cohesión de una plaza unida. Esta vez no tanto por su apego a las tradiciones, sino por su hambre de un futuro inmediato distinto.
"¡Presos políticos, libertad!", pide Marcos al dar el Grito en Atenco
San Salvador Atenco, Mex., 15 de septiembre. Al grito de: "¡Presos políticos, libertad!", el subcomandante Marcos encabezó en los primeros minutos de este sábado la ceremonia del Grito de Independencia en la plaza principal de San Salvador Atenco, acompañado por cientos de campesinos del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
La gran mentira y las alternativas de un México democrático Pablo González Casanova, Gilberto López y Rivas y Luis Hernández Navarro
Celebración del Grito de Independencia en el Zócalo de la ciudad de México Foto José Antonio López
Es indudable que México ha sido víctima de una elección fraudulenta que tiene el respaldo abierto de las grandes potencias encabezadas por Estados Unidos. Bajo la responsabilidad directa de Vicente Fox, ex gerente de Coca Cola; del gobierno que encabeza con antiguos empleados de compañías trasnacionales; del Partido Acción Nacional, controlado por quienes han traicionado sus propios proyectos de democratización; apoyado por los grandes patrones, los medios electrónicos y la gran prensa de México y el extranjero, el poder dominante ha impuesto como verdad la gran mentira de que Felipe Calderón -otro hombre de negocios público-privados- "triunfó" (mentira) en unas "elecciones transparentes" (mentira), que se niega a reconocer un líder "populista" (mentira), que "debería respetar las reglas de la democracia, y que por ambiciones personales no lo hace" (sarta de mentiras), el cual cuenta con el apoyo de "grupos de alborotadores que quieren imponer su voluntad sobre la de la mayoría, a los que alienta una "izquierda anticuada" que no corresponde a lo que (según ellos) debería ser "la izquierda moderna", y a quienes en realidad encabeza una plebe que ignora lo que es la democracia y la ciudadanía (sarta de mentiras de "segundo orden" en que se pretende "representar" lo que el depredador está usurpando). En realidad, la gran mentira sobre los resultados electorales de 2006 oculta el proyecto de saqueo del petróleo y otros recursos naturales; la privatización de la electricidad y los servicios de salud y seguridad social, así como un nuevo aumento a la carga impositiva que pesa sobre la población de escasos recursos y sobre los pobres de México.
La gran mentira es parte de un proyecto de conquista y colonización del mundo, en que a las murallas de Jerusalén se añaden otras, como las que está construyendo el gobierno de Estados Unidos en más 3 mil kilómetros de la frontera con México. Esa muralla no sólo se construye tras el saqueo a que fue sometida la República Mexicana por Estados Unidos con el llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte; es también un claro indicador de las medidas complementarias con que la mismas fuerzas piensan ahora empobrecer todavía más al país y arrebatarle el resto del capital nacional y social que genera empleos. La inmensa muralla que levanta Estados Unidos en la frontera con México corresponde a la decisión de reprimir "a como dé lugar" ("as necessary") a los millones y millones de mexicanos y mexicanas sin trabajo que pretendan salir de la ratonera de inseguridad, insalubridad, analfabetismo y miseria en que muy bien saben que van a convertir a México, como "efecto lateral" del gran saqueo y represión que ya anuncia el presidente electo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en discursos dizque "institucionales", "conciliadores" y "democráticos" que, como primera opción, parecen partidarios de un "saqueo legal y pacífico". La gran mentira entraña también declarar una "guerra justa" al pueblo de México y a una ciudadanía que ha dado muestras de combatividad y creatividad ejemplares. México, como ya ha ocurrido antes en su historia, está realizando una aportación notable a la historia universal. Hoy, el pueblo se encuentra en un proceso de redefinición de la democracia electoral. Al defender el voto como lo hace, bajo el clamor de "Sufragio efectivo y no imposición", lucha contra la democracia enajenada y por rescatar el poder del pueblo y la ciudadanía, que desde hace tanto tiempo detentan las mafias de las antiguas y nuevas oligarquías. El pueblo mexicano también lucha (entre contradicciones) por estructurar su propio poder en formas no autoritarias, ni populistas ni totalitarias, y con profundo sentido democrático, nacional y de justicia social. El voto, en un país de ciudadanos cuya inmensa mayoría está constituida por pobres y muy pobres, y por empobrecidos cada vez más numerosos, entraña un significado de libertad y justicia. El voto, en un país de pobres no puede elegir -y no eligió- a un abierto representante de las mafias político-económicas del gran capital y las potencias imperialistas, que ayer como hoy atacan al pueblo y la ciudadanía de México desde Estados Unidos, España y Francia.
En las elecciones de 2006, Andrés Manuel López Obrador, para millones de mexicanos, ofrece una esperanza nacional y social frente a la abierta y agresiva amenaza de quien antes de llegar a la Presidencia usurpada, como Felipe Calderón, ya prometía entregar todo lo que él y los suyos no han podido malvender de México a las megaempresas imperiales y sus asociados y subordinados locales. No cabe la menor duda de que el voto de la ciudadanía fue favorable a Andrés Manuel López Obrador. Defender su triunfo ha sido tarea de un pueblo pobre, de una ciudadanía de pobres apoyados por inmensos sectores de las clases medias empobrecidas, todos animados por los valores de la libertad, la justicia y la soberanía. Las protestas y manifestaciones contra el fraude están redefiniendo el proyecto de Nación por miles y millones de habitantes. Protestas y manifestaciones han puesto al orden del día la necesidad de llevar a la práctica una revolución democrática y pacífica que, partiendo de una democracia auténticamente representativa, se fortalezca con una democracia participativa y con una democracia de autonomías, cuya articulación permita organizarse desde los gobiernos locales hasta el nacional, con posibilidad de ampliaciones regionales y universales, objetivos que desde el siglo XIX hasta nuestros días se han planteado los pueblos mestizos e indígenas de México y América Latina y sus grandes líderes, desde Hidalgo, Bolívar y San Martín. El nuevo movimiento ha redefinido la lucha. En su profundización, Andrés Manuel López Obrador ha mostrado innegable capacidad de liderazgo, que le ha permitido seguir las demandas del pueblo y de la ciudadanía. Tomarlas en cuenta para encauzar los nuevos pasos requiere una organización ciudadana que mantenga su autonomía y señale el rumbo del proceso. En medio de contradicciones que un movimiento tan amplio entraña, el conjunto del actual proceso histórico revela, día a día, la creciente presencia del pueblo pobre y de las fuerzas progresistas y revolucionarias de México. De la resistencia muchos son los que han pasado a planteamientos que renuevan los grandes episodios de la historia nacional, desde la lucha de Benito Juárez contra los "imperialistas" y "retrógrados" de su tiempo, pasando por las de los revolucionarios que en Aguascalientes convocaron a una Convención Constituyente con las fuerzas de los más pobres entre los pobres, hasta las luchas representadas por la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO). La historia se recrea, no se repite. En su recreación hace suyas las luchas del movimiento más avanzado de los pueblos de México, la de los pueblos indios encabezados en gran medida por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hoy también organizados en el Congreso Nacional Indígena (CNI). Que los zapatistas busquen mantener la autonomía de su movimiento merece gran respeto. No los mueven razones o sentimientos mezquinos, y quienes así lo creen están muy equivocados. Desde las luchas por la Independencia de este país, en l810, todos los movimientos populares han convocado a los indios a la hora de las batallas y los han traicionado u olvidado a la hora de los triunfos. Los zapatistas de ayer y de hoy han vivido en su propia vida y en la de sus hijos el amargo sabor de la traición. Comprender y respetar su decisión de seguir su marcha -que es la nuestra- es una obligación fundamental, mínima, para la formación de un bloque histórico en México.
Hacer que las promesas de hoy se cumplan hoy, al iniciar los trabajos de la Convención Nacional Democrática (CND), no sólo consiste en formularlas verbalmente o en convocar a los pueblos indios a que participen. Consiste en el compromiso práctico de darles un lugar de mando en todas las decisiones nacionales, en demostrarles día a día que no se negocia con ellos para cooptarlos, que se asume con ellos la necesidad de incluirlos en las grandes decisiones con todos los pueblos y ciudadanos de México. Significa poner en práctica los acuerdos de San Andrés y reconocer el esfuerzo de unidad y representatividad del Congreso Nacional Indígena. Debemos respetar nosotros los acuerdos de San Andrés para que los respeten los demás. Precisar que son producto del consenso y la consulta amplia y representativa. Los suscritos -adherentes de la otra campaña- consideramos que el EZLN ha planteado una nueva lucha desde lo local hasta lo global, al iniciar el nuevo movimiento por la autonomía de los pueblos indios, y por su articulación con los pobres entre los pobres, en un proyecto profundo anticapitalista. Ha hecho ver, con razón, que en más 500 años de desarrollo, ese modo de dominación y acumulación, movido por la lógica de las utilidades y el enriquecimiento personal o corporativo, siempre y en todas partes ha subdesarrollado un mundo periférico, marginado, excluido, superexplotado, hoy en gran parte sujeto a políticas de exterminio y saqueo.
Plantear desde ahora la necesidad de construir un sistema alternativo anticapitalista no debe ocultarnos, sin embargo, lo que está al orden del día en las luchas del pueblo mexicano y de muchos pueblos del mundo: construir con la democracia de las autonomías y de la dignidad una verdadera democracia de los pueblos, con los pueblos y para los pueblos, que ponga como uno de sus objetivos centrales la inclusión de los trabajadores organizados y no organizados, formales e informales, manuales e intelectuales en la toma de decisiones, así como el respeto a las distintas religiones, ideologías, civilizaciones, identidades, para una política en que las contradicciones en el interior del movimiento lleven cada vez más a la práctica de la libertad y de la justicia con respeto a los demás, y con un programa que incluya expresamente los principios no negociables. Saber unirnos en medio de la diversidad es nuestro gran reto personal y colectivo.
Lograr en la convención la unidad en la diversidad será su primer logro para el triunfo.La extranjerización de Mexicana de AviaciónMéxico SA Carlos Fernández-Vega
Su "rescate" ha costado sangre, sudor y lágrimas a las finanzas nacionales Mexicana de Aviación, una vez más. En 1994, el papá -junto con otros empresarios- logró restatizarla, por medio de su "rescate"; doce años después, el hijo trabaja afanosamente para extranjerizarla, tras el regalo del gobierno de Fox. En ninguno de los dos casos la familia Azcárraga (Tamayo el primero; Andrade el segundo) perdió dinero, pero sí, y mucho, el erario, el país. Por el contrario, la más reciente privatización de la aerolínea (diciembre de 2005), favoreció ampliamente a Gastón Azcárraga Andrade, quien no sólo la obtuvo a precio de regalo, sino que minutos después, y no es figura, revendió a otros "hombres de negocio" la mayoría accionaria de Mexicana de Aviación, cuyo "rescate" ha costado sangre, sudor y lágrimas a las finanzas nacionales.
Nueve meses después, en línea con los negocios de la reprivatización bancaria, el júnior Azcárraga, actual presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, se prepara para sacar nueva raja a la aerolínea, por medio de su extranjerización. Y Aeroméxico al lado de ella, de acuerdo con la denuncia ayer presentada por el ex diputado Jesús González Schmal: "La industria aérea nacional está en riesgo de pasar a manos de extranjeros, principalmente españoles, gracias a prestanombres mexicanos y a autoridades que limpian y sanean las aerolíneas para venderlas sin compromisos laborales". Ese fue el mecanismo aplicado en los 18 bancos privatizados en el sexenio de Carlos Salinas, "rescatados" y "saneados" en el siguiente, y extranjerizados en las administraciones de Zedillo y Fox, hasta que 90 por ciento del sistema bancario está en manos foráneas. Gran negocio para el capital privado y desastroso para los intereses nacionales. Algo similar ha sucedido con buena parte de las empresas otrora paraestatales en 25 años de privatizaciones.
En esos nueve meses, Azcárraga Andrade y demás inversionistas han despedido a mil 800 trabajadores -de confianza y sindicalizados-, vendió la llamada torre insignia (en la calle de Xola), le ha reducido (25 por ciento) el salario al personal que libró la reducción de plantilla, no le ha inyectado dinero fresco a la empresa y exige al gobierno que le "devuelva" una cantidad "por ajustes" en el precio de venta. "Su propósito
-como ocurrió con los bancos- es sanearla para venderse, seguramente a una línea extranjera con la parte nacional a través de prestanombres y quedarse -(como todos los fines de sexenio al estilo Roberto Hernández con Banamex)-
con las grandes utilidades como esquiroles en estas privatizaciones", señala González Scmall. La historia del circuito estatización-privatización-restatización-reprivatización de las líneas aéreas nacionales parece perpetuo, y en él han participado muchos gobiernos de la República y prominentes "hombres de negocios", entre cuyas más finas habilidades se cuenta la de financiar candidatos y sus campañas electorales, especialmente las presidenciales, como el propio Azcárraga Andrade. Con la extranjerización, finalmente, los tecnócratas neoliberales parecen haber encontrado la salida al susodicho circuito. Mientras toma forma la venta de Mexicana de Aviación y Aeroméxico al capital foráneo, recordemos lo aquí señalado a finales de agosto en torno al negocio de Azcárraga Andrade. El 20 de diciembre de 2005 se oficializó que Grupo Posadas, propiedad de Gastón Azcárraga Andrade, fue el ganador de la "puja" por Mexicana de Aviación; 94.5 por ciento de las acciones de esta aerolínea pasaron a ser propiedad del corporativo hotelero, mediante el supuesto pago de 165.5 millones de dólares. Cintra y el IPAB reconocieron al Grupo Posadas como ganador indiscutible, y ese 20 de diciembre firmaron el contrato de compra-venta de las acciones, cuyo precio en la Bolsa Mexicana de Valores se desplomó alrededor de 40 por ciento en unos cuantos días, obviamente previos a tal firma. Su único "contrincante" fue el Grupo Xtra, de Isaac Saba. Tras adquirir 94.5 por ciento de las acciones de esa línea aérea, el Grupo Posadas -propietario, en singular- "repartió" los citados títulos entre otras siete empresas e inversionistas que no participaron en la licitación, que fueron constituidas pocos días antes del anuncio oficial del ganador y que hoy son los propietarios, en plural. Una de ellas, Administradora Profesional de Hoteles, constituida 12 días antes de conocerse, públicamente, el nombre del nuevo dueño de Mexicana de Aviación. Minutos después de firmar el contrato de compra-venta, Azcárraga Andrade repartió el pastel de Mexicana de Aviación: Grupo Posadas, 29.6 por ciento de las acciones; Administradora Profesional de Hoteles, 20.08; Administradora Corporativa Empresarial, de Angel Losada Moreno (Grupo Gigante), 20.08; Gastón Azcárraga Andrade, 2.86; Juan Gallardo Thurlow (Grupo Embotelladoras Unidas), 10.44; IXE Banco (del que es accionista Isaac Saba, del Grupo Xtra, único "contrincante" en la "puja"), 2.46 por ciento y "otros accionistas", 9.49 por ciento.
Las rebanadas del pastel: Hay motivos más que suficientes para dar el Grito, y el citado es sólo uno de ellos... Felices fiestas patrias. cfvmx@yahoo.com.mx/ cfv@prodigy.net.mx
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Seguidores de Andrés Manuel López Obrador celebran en el Zócalo el Grito de Independencia Foto Carlos Ramos Mamahua
Simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador se congregaron ayer en la Plaza de la Constitución Foto José Antonio López
Festejos sin olvidar el agravio, ayer en el Zócalo capitalino Foto Yazmín Ortega Cortés
Carlos Abascal, abucheado en cuanto apareció en el balcón del Palacio del Ayuntamiento El Grito en el Zócalo devino en festejo del movimiento de resistencia pacíficaTras el acto de Encinas, López Obrador se mezcló entre la gente que llenó la plaza mayor JAIME AVILES Festejos sin olvidar el agravio, ayer en el Zócalo capitalino Foto Yazmín Ortega Cortés Lo primero que hizo Andrés Manuel López Obrador cuando terminó la ceremonia del Grito fue bajar del templete y meterse entre la multitud que atiborraba el Zócalo coreando insistentemente su nombre, al cabo de una fiesta en la que la voz de Eugenia León inundó de música la luz de las estrellas y el espectáculo de los fuegos artificiales reveló la cohesión de una plaza unida. Esta vez no tanto por su apego a las tradiciones, sino por su hambre de un futuro inmediato distinto. En el balcón del antiguo Palacio del Ayuntamiento, donde el jefe del Gobierno del Distrito Federal pronunció la letanía solemne del ritual septembrino y añadió un "¡Viva la soberanía popular!", los rostros felices de doña Rosario Ibarra de Piedra, de Alejandro Encinas y de sus respectivos acompañantes contrastaban con la cara tiesa, incómoda, cargada de angustias y de enojo del titular de la Secretaría de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, a quien la gente le exigió a gritos que se fuera en el instante en que el representante de Vicente Fox se asomó para participar en la ceremonia. A las 8 de la noche, nada auguraba la apoteosis que alcanzaría la fiesta. Menos de la cuarta parte de la plaza del Zócalo estaba ocupada por los visitantes, había enormes extensiones de asfalto vacío, los vendedores de garnachas, confeti, espuma, banderas, rehiletes, cachuchas, sombreritos, camisas artesanales y demás, no estaban haciendo su agosto en la exacta de septiembre. Era como si el miedo a que los partidarios de López Obrador y los devotos de la conmemoración pudieran trabarse en una lucha fratricida. La víspera, bien entrada ya la noche del jueves, cuando los últimos campamentos habían sido desmantelados y el control perredista de la plaza se disolvía rápidamente, comenzaron a entrar grupos de personas jóvenes, sin vínculos con el movimiento, poseídas de la ira antiobradorista que todas estas semanas cultivó la televisión, y sin medir las consecuencias, dando rienda suelta a sus emociones primarias no tuvieron empacho en ponerse a gritar insultos a los de la resistencia civil pacífica que se estaban retirando. Anoche, a saber por qué, todo fue distinto no sólo respecto de la víspera sino de años anteriores cuando la ceremonia fue encabezada por Vicente Fox. No había retenes de la Policía Federal Preventiva, ni agentes del Estado Mayor Presidencial, ni atmósfera de estado de sitio, ni la presencia inconsútil de una aristocracia invisible tras los balcones de Palacio Nacional para la cual el populacho constituía una amenaza que debía ser sometida a la más estricta de las revisiones. No, anoche, por el contrario, el clima era de total distensión, y los mínimos retenes de la policía capitalina eran amables fronteras por las que uno tenía que alzar los brazos y mostrar el cuerpo sin ser palpado para poder franquearlas. Tampoco había antagonistas políticos, ni provocadores, ni simpatizantes del partido de la derecha católica, ni emblemas ni nada que aludiera o recordara la existencia del apellido Calderón. A las 9:30 de la noche, el Zócalo estaba lleno, hasta los topes, y era ciento por ciento expresión del movimiento de resistencia civil pacífica que desde la mañana del domingo 30 de julio se había plantado allí para emprender la lucha contra las instituciones electorales que escamotearon la victoria a López Obrador. Expresiones populares Carteles con leyendas contra Cuauhtémoc Cárdenas, a quien insistían en tachar de "traidor al pueblo" y muchísimos más que unían los apellidos López y Obrador a la palabra presidente, flotaban sobre la marea de las cabezas humanas bañadas por la luz de los reflectores que emanaba del templete, cuando Eugenia León se colocó en el proscenio y comenzó un recital de canciones populares que estrofa por estrofa el gentío le coreó, fortaleciendo la sensación de que ésa era la fiesta de los vencedores, no de la supuesta minoría que fue avasallada por una fuerza política más grande y poderosa que once semanas después del 2 de julio todavía no ha tenido, en ninguna parte del país, no digamos una noche sino tampoco siquiera una hora como ésta en que la maravillosa vocalista veracruzana volvió a conseguir que su cuerpo sonara intensamente como un instrumento nacido y cultivado a lo largo de épocas para cantar. Regina Orozco, vestida de china poblana, sustituyó a Eugenia acompañada de un mariachi para aventarse una ranchera, pero una vez que ésta llegó a su término, Jesusa Rodríguez intervino para recobrar el micrófono y advertirle a la muchedumbre que la ceremonia del Grito estaba por comenzar. Fue entonces cuando en el antiguo Palacio del Ayuntamiento Abascal Carranza apareció en el balcón de Encinas para recibir el inmediato abucheo de la gente, y para su fortuna, cuando el jefe de Gobierno de la ciudad terminó de gritar los vivas a los héroes de la Independencia, al prócer de la Reforma y a la soberanía popular, toda la plaza volteó al cielo en espera de los fuegos de artificio, pero éstos, como si al cohetero se le hubieran perdido los cerillos, tardaron cinco larguísimos minutos en iniciar su espectáculo, una tardanza que fue ampliamente recompensada por el estallido de miles de luces de colores que una y otra vez ascendieron al cielo describiendo tercamente la "V" de la victoria. A decir verdad, mientras de Guanajuato llegaban reportes de que Fox había dado su Grito de prisa y debajo de un señor chubasco, la fiesta del Zócalo no parecía de ningún modo la de los vencidos, sino al contrario. Cosas de la vida que, bien decía Juan Rulfo, nunca ha sido muy seria en sus cosas.
El presidente Vicente Fox y Marta Sahagún, en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. En la siguiente gráfica, Carlos Abascal, Joel Ortega, Alejandro Encinas, su esposa, María Nájera, y la senadora Rosario Ibarra de Piedra, durante el festejo patrio en la Plaza de la Constitución Fotos Francisco Olvera y José Antonio López