Julio Hernández López
DOS GENERACIONES. Felipe Calderón y Margarita Zavala acudieron a votar para elegir candidato del Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República, ayer, en la casilla instalada junto al monumento a Manuel Clouthier del Rincón, Maquío –candidato presidencial del blanquiazul en 1988–, en avenida Insurgentes Sur, delegación Álvaro ObregónFoto Marco Peláez
El calderonismo ensayó ayer los métodos de adulteración electoral que podrá practicar contra sus adversarios en julio venidero, durante una jornada digna de las mejores páginas de la mapachería priísta clásica a cuyo fin emergió como triunfadora oficial Josefina Vázquez Mota, en un desenlace de presunta unidad de blanco y azul que a pesar de los esfuerzos actorales del desinflado Ernesto Cordero conlleva una derrota de fondo del circulito íntimo de Los Pinos (que, sin embargo, ahora pretenderá convertirse en carga y condicionamiento para la diputada federal con licencia) y marca el inicio del declive real del poder político (que no policiaco ni militar) del felipismo.