- Los demandantes, entre los que está Humberto Peraza, llevan 6 años de litigios
- Acusan tres escultores a cuñado de Vicente Fox de robo de obras de arte
- Me aterra pensar que en este país las leyes son una gran parodia: Víctor Gutiérrez
FERNANDO CAMACHO SERVIN
Los escultores Humberto Peraza, Víctor Gutiérrez Guerra y Víctor Villarreal acusaron al cuñado del ex presidente Vicente Fox, Gustavo Gómez Velásquez, de robo y abuso de confianza por haber tomado sin autorización más de 70 obras de arte elaboradas por ellos y otros autores, de una galería de León, Guanajuato, y no devolverlas a sus propietarios.
El asunto fue ventilado ayer en los noticiarios radiofónicos Hoy por hoy, de Carmen Aristegui, y De una a tres, de Jacobo Zabludovsky, donde Peraza manifestó estar "desilusionado" por ver que las autoridades judiciales de Guanajuato están encubriendo a Gustavo Gómez, esposo de Susana Fox Quesada, para exonerarlo del delito. Tras considerar que ya no quería hablar personalmente del caso, el artista yucateco encomendó dar los detalles del mismo a su abogado, Edgar Bello Cuervo, quien en entrevista con La Jornada ofreció los detalles de un conflicto que lleva más de seis años "atorado" en los tribunales. El litigante explicó que las 74 obras en disputa -con un valor comercial calculado en más de un millón 700 mil pesos- permanecían en la galería leonesa La Estrella en calidad de consignación, es decir, los autores seguían siendo sus legítimos propietarios hasta que la casa de exhibición les encontrara un comprador.
En 1999, Gustavo Adolfo Gómez Hernández, dueño de la galería, falleció. Pero la repartición de los bienes de la herencia no dejó satisfechos a todos sus hijos. Uno de los inconformes, Gustavo Gómez Velásquez, decidió "saquear la galería pensando que las obras eran de su propiedad", señaló Bello, quien obtuvo esta información de fuentes cercanas a la familia. Los artistas afectados presentaron en León, en mayo de 2001, una denuncia de hechos por el delito de robo calificado. Aunque el trámite a seguir no debía exceder de algunas semanas, no fue sino hasta un año después que las autoridades libraron una orden de aprehensión contra Gómez.
Gracias a un amparo, el acusado se presentó ante al juez hasta noviembre de 2002 y admitió que tenía las piezas, pero argumentó que la posesión era legal porque ostentaba el cargo de administrador de la galería. Las autoridades decretaron su libertad con reservas de ley, es decir, el caso no fue cerrado del todo. Desde entonces, los afectados han debido atravesar un largo vía crucis jurídico que hasta la fecha no ha terminado. Acudieron en julio de 2004 al domicilio de Gómez Velásquez, acompañados de un notario público, para solicitar la devolución de las esculturas, sin resultado alguno. En marzo de 2006, decidieron presentar una nueva denuncia de hechos, esta vez por el delito de abuso de confianza. "Dimos todas las pruebas, pero el ministerio público nos dijo que el delito ya había prescrito. Impugnamos la resolución y en febrero de este año empezó a revisar de nuevo el caso, pero sólo está esperando que nos cansemos", consideró el abogado.
El asunto fue ventilado ayer en los noticiarios radiofónicos Hoy por hoy, de Carmen Aristegui, y De una a tres, de Jacobo Zabludovsky, donde Peraza manifestó estar "desilusionado" por ver que las autoridades judiciales de Guanajuato están encubriendo a Gustavo Gómez, esposo de Susana Fox Quesada, para exonerarlo del delito. Tras considerar que ya no quería hablar personalmente del caso, el artista yucateco encomendó dar los detalles del mismo a su abogado, Edgar Bello Cuervo, quien en entrevista con La Jornada ofreció los detalles de un conflicto que lleva más de seis años "atorado" en los tribunales. El litigante explicó que las 74 obras en disputa -con un valor comercial calculado en más de un millón 700 mil pesos- permanecían en la galería leonesa La Estrella en calidad de consignación, es decir, los autores seguían siendo sus legítimos propietarios hasta que la casa de exhibición les encontrara un comprador.
En 1999, Gustavo Adolfo Gómez Hernández, dueño de la galería, falleció. Pero la repartición de los bienes de la herencia no dejó satisfechos a todos sus hijos. Uno de los inconformes, Gustavo Gómez Velásquez, decidió "saquear la galería pensando que las obras eran de su propiedad", señaló Bello, quien obtuvo esta información de fuentes cercanas a la familia. Los artistas afectados presentaron en León, en mayo de 2001, una denuncia de hechos por el delito de robo calificado. Aunque el trámite a seguir no debía exceder de algunas semanas, no fue sino hasta un año después que las autoridades libraron una orden de aprehensión contra Gómez.
Gracias a un amparo, el acusado se presentó ante al juez hasta noviembre de 2002 y admitió que tenía las piezas, pero argumentó que la posesión era legal porque ostentaba el cargo de administrador de la galería. Las autoridades decretaron su libertad con reservas de ley, es decir, el caso no fue cerrado del todo. Desde entonces, los afectados han debido atravesar un largo vía crucis jurídico que hasta la fecha no ha terminado. Acudieron en julio de 2004 al domicilio de Gómez Velásquez, acompañados de un notario público, para solicitar la devolución de las esculturas, sin resultado alguno. En marzo de 2006, decidieron presentar una nueva denuncia de hechos, esta vez por el delito de abuso de confianza. "Dimos todas las pruebas, pero el ministerio público nos dijo que el delito ya había prescrito. Impugnamos la resolución y en febrero de este año empezó a revisar de nuevo el caso, pero sólo está esperando que nos cansemos", consideró el abogado.
Aunque en este caso ha prevalecido la "impunidad y la mano negra, seguiremos batallando, y si no hay resultados, acudiremos a la justicia federal", anunció Bello. "No me consta que lo hayan favorecido por ser familiar de un ex presidente, pero sí le han dado facilidades para que declare cuando quiera. Sabemos que hay influencias y recomendaciones para gente privilegiada."
"La justicia en este país da lástima y tristeza"
Indignado, pero con una buena dosis de humor e ironía, el escultor Víctor Gutiérrez Guerra habla sobre lo que ha significado para los creadores enfrentar tantas trabas legales para un asunto "tan simple" como recuperar algo que es de su propiedad. "No quisiera pensar mal de Vicente Fox. Lo que sí me da una gran desazón es la falta de certidumbre en el derecho mexicano; no veo por qué tenemos que litigar años para que nos devuelvan algo que es nuestro", lamentó. "Es curioso que en León siempre nos recibían preguntando si nosotros éramos de (la ciudad de) México. Así que si esto se ha retrasado tanto -consideró- es porque somos chilangos, o porque a las autoridades no les importa ejercer la justicia y no la conocen". A final de cuentas, "no me importaría perder si me dieran argumentos, pero este santo varón nos está ganando con su derecho a no decir nada. Lo felicito porque su grandilocuencia callada es rotunda. Me aterra pensar que las leyes en este país son una gran parodia".
Kikka Roja
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