El plantón ‘reloaded’ DENISE DRESSER Escribió Cicerón que cualquier hombre es capaz de equivocarse, pero sólo los tontos persisten en el error. Y el Frente Amplio Progresista (FAP) está demostrando de nuevo su falta de inteligencia táctica y estratégica al cometer error tras error. La toma del Congreso para clausurar cualquier debate nacional sobre el petróleo es una decisión que se asemeja al plantón post-electoral y con las mismas consecuencias tóxicas. De nuevo, la izquierda toma tribunas, en vez de convencer ciudadanos. De nuevo, la izquierda bloquea la ruta institucional, en vez de participar en su remodelación. De nuevo, la izquierda opta por acciones que le restan credibilidad y se la transfiere a sus adversarios. El FAP cree que ha clausurado la reforma energética cuando lo único que ha dañado es su reputación. Es un error ocupar la Cámara de Diputados y de Senadores de forma adelantada, sobre todo cuando hasta el propio AMLO había aceptado debatir allí. La izquierda ha desaprovechado una extraordinaria oportunidad para presentar sus puntos de vista y promoverlos. Para criticar la iniciativa presidencial y modificarla. Para cuestionar todo aquello que no le gusta y destazarlo. Para proponer una visión alternativa que sirviera como contrapeso necesario y deseable. Es un error emprender una maniobra sin hacerla del pleno conocimiento o consenso de los líderes parlamentarios del propio Partido de la Revolución Democrática (PRD). Sin duda, la exclusión deliberada de Ruth Zavaleta y Carlos Navarrete fue parte de una estrategia amloísta, que buscaba aislarlos aun más. Pero lo único que se obtiene con ello es reforzar la imagen de un partido dividido, canibalizado, confrontado. Un partido en el cual la mano derecha no sabe lo que hace la mano izquierda. Así, la izquierda continúa desacreditándose a sí misma, porque parte de ella sigue pensando cómo dividir y no como sumar. Es un error no coordinar el mensaje que se quiere mandar y con qué objetivos. Por un lado, Ruth Zavaleta cuestiona las decisiones tomadas y, por otro lado, Ricardo Monreal las aplaude. Un día se asume una posición para al día siguiente contradecirla. El lunes los perredistas promulgan su disposición al debate y el martes demuestran que ya estaban organizándose para dinamitarlo. De esa manera contribuyen a alimentar todas las percepciones negativas que repudian: el partido rijoso, el partido confrontacional, el partido que prefiere gritar en las calles antes que convencer en el Congreso. Así, la izquierda se vuelve una opción poco creíble, poco confiable, incapaz de aumentar su atractivo electoral. Es un error argumentar que la toma de la tribuna busca frenar el "albazo" legislativo del que acusan al Partido Acción Nacional (PAN) y al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Hubiera tenido más sentido seguir empujando la ampliación del debate público, antes que impedirlo de tajo. Hubiera sido más sagaz participar en una discusión inicial y luego alzar la voz si sus adversarios buscaban clausurarlo antes de tiempo. Al sabotear por adelantado, la izquierda mimetiza todo aquello que aborrece de sus adversarios: la intolerancia, la cerrazón, la propensión a asumir actitudes autoritarias. Los perredistas denuncian la ausencia de un debate real y después hacen todo para asegurar que nunca se dé. Es un error apostarle tan sólo a la polarización como método para hacer política. Quizás la movilización en las calles y la clausura del Congreso y el ataque de las "adelitas" atraigan los reflectores y paralicen el proceso legislativo. Pero ese no debería ser el objetivo. El FAP debería abocarse a resolver los problemas de Pemex, no sólo en cómo impedir la discusión en torno a ellos. Al actuar como lo hace, contribuye a alienar a un público cada vez más escéptico y cada vez más desconectado de un proceso político al que mira con desconfianza creciente. Es un error del FAP automarginarse, porque sólo contribuye a cimentar la alianza PRI-PAN, cuando podía haberla debilitado y en su favor. Como todos lo saben, el PRI no tiene una posición homogénea ante el tema de Pemex. Algunos priistas están dispuestos a avalar ciertos aspectos de la iniciativa presidencial, mientras que otros quieren rechazarla de entrada. Algunos podrían haber apoyado las posturas del PRD, pero ahora se rehusarán a hacerlo. Así, los perredistas empujan al PRI a erigirse en "defensor de las instituciones" —como lo fueron durante la toma de posesión— y cierran la posibilidad de alianzas de conveniencia que hubiera sido posible forjar. Si el PAN y el PRI terminan por votar la iniciativa por la vía del fast-track, en gran medida, el propio PRD habrá sido responsable de ese desenlace. Es un error pensar que el plantón ante el tema del petróleo, la izquierda acaba de derrotar políticamente al gobierno de Felipe Calderón. Paradójicamente, el Presidente ya ganó. Poco importa ya el contenido de la iniciativa y todo lo que la izquierda podría denunciar en ella. Calderón salió frente a la opinión pública, proveyó un documento para iniciar la negociación y se colocó al frente de debate después de semanas de no hacerlo. Ahora, aunque la reforma no sea aprobada, Calderón podrá decir que peleó por ella y el PRD ni siquiera estuvo dispuesto a debatirla. Calderón podrá argumentar que buscó una discusión amplia y que la izquierda no permitió que el país la tuviera. Calderón podría haber pagado los costos políticos de plantear una reforma, pero ahora el PRD se apresta a absorberlos todos. En lugar de pasarle la factura al Presidente, el PRD los transfiere a su propia chequera y de manera voluntaria. Es un error revivir la lógica equívoca del plantón y los costos políticos que acarreó. Parecería que el PRD y sus aliados no pueden aprender de los errores que cometieron y reinciden en ellos. Durante el plantón, la izquierda fue incapaz de movilizar a la población de manera permanente, y la diáspora del campamento lo demostró. Fue incapaz de generar apoyos para una estrategia paralizante de largo plazo y las críticas arreciaron. Fue incapaz de mantener el momentum de un movimiento que no tenía un fin claro ni ofrecía beneficios concretos a la población. Pero lo que sí logró el Frente Amplio Progresista de la mano de Andrés Manuel López Obrador fue construir la autoridad presidencial de Felipe Calderón. Lo que sí consiguió fue empoderar al PRI y convertirlo en beneficiario de toda negociación. Lo que sí logró fue alienar a los electores independientes con creciente peso electoral y cuyo apoyo necesita para ganar. Lo que sí consiguió la izquierda fue lastimarse a sí misma y ahora lo hace de nuevo. Parafraseando al escritor Samuel Johnson, quienes han tomado las tribunas y las calles parecen tener una sola idea... y es una idea equivocada. |
¡¡¡ HOUSTON !!! PERDIMOS A DENISE DRESSERNooo! pus, si pa´pendejo y ricachón, no se estudia...
..ya divaga por el espacio infinito y sin el mecate de regresoMonero Rocha
¿Y por las clases populares quién responde y habla?
¿Que tanto se equivoca la persona que evita la imposición y el despojo oligarca?
Kikka Roja
Es el tipo de personajes que plantean que los cambios se tienen que hacer por las instituciones por lo tanto desde su lógica cualquier cosa que las desdeñe obviamente no provocarán cambio alguno en estas...
ResponderBorrarCosa que la gente que estamos en este movimiento sabemos que como las instituciones no nos sirven no podemos confiar en ellas... y menos cuando van a atentar contra nosotros como es el caso ahora con esta propuesta entreguista del borracho espurio...
Denise Dreser, mañana 15 de abril a las 3:45, dara una conferencia magistral, donde trata una panoramica politica en mexico. (lamentablemente apoyo a tu cartoon, La hemos (no emos, esos son otros)perdido. espero que el discurso se vuelva una revelación como lo hizo en cd. Juarez.
ResponderBorrarpor lo pronto te mantendré al tanto. (chido tu blog) saludos desde LOS MOCHIS SINALOA