La autopsia dirá si vive Jairo Calixto Albarran Lunes, 23 Junio, 2008 Ésta parece ser la actitud con la que la Secretaría de Hacienda tomó la decisión del Banco de México de no sólo no bajar las tasas de interés como con tanto balonpédico comedimiento lo solicitó el nada portátil señor Carstens, sino que en un afán francamente retador, como de municipio autónomo, Guillermo Ortiz, convertido en el subcomanche Marcos del neoliberalismo económico y para demostrar su naturaleza de pitufo de Alan Greenspan, simplemente subió las tasas de interés. jcalixto@milenio.comY, curioso, ninguno de la porra del calderonismo hizo berrinche como cuando el magistrado presichente de la Tremenda Korte se atrevió ahí medio a insinuar que la nueva Ley del ISSSTE es como la versión postmoderna de la muy porfirista tienda de raya. Ingenuo que soy pensé que se iban a poner peor que ante el anuncio del Peje de que si se aprobaba la reforma energética, volverían como las oscuras golondrinas la toma de tribunas. No entiendo por qué les sorprende lo obvio; ya era para que los panistas hubieran privatizado San Lázaro y la casona de Xicoténcatl para evitar estas cosas que perturban el maravilloso ejercicio democrático de las instituciones primermundistas naconales. Igual, la próxima iniciativa jelipista podría llevar a la privatización de diputados y senadores, sobre todo ahora que un homenaje al anticlimax desaparecieron el día más divertido del calendario político: el Informe de Gobierno. Esos canallas convirtieron el espectáculo de la solemne caricatura presidencial en un triste memorándum con copia al departamento de intendencia. Una tristeza porque ya estábamos organizando un divertido operativo policiaco porque, con la multiplicación de las afrentas, aquello tenía todo para convertirse en la versión legislativa de la discoteca New’s Divine de la Nueva Atzacoalco. O sea, qué padre que gracias al buen desempeño policiaco, los dueños de los antros pueden rendirle culto a la leyenda de la inolvidable discoteca Lobohombo. ¿Y los padres de todos esos chicos de secundaria que abarrotaron ese tugurio infame?, se preguntan los histéricos. Pues correteando la chuleta, cuyo costo, por cierto, no fue incluido en el placebo de productos congelados de la generosísima administración vigente. Como quiera que sea si Calderón no lava el doloso desprecio del Banco de México con al menos un fabiruchazo a la Creel a manos de su sicario mayor, Germy Martínez, le vamos a perder el respetillo. ¿O no será que todo esto estaba más arreglado que las peleas de Kahwagi para cargarnos el IVA como es costumbre? |
Kikka Roja
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