PLAZA PÚBLICA Debate sobre la marihuana Miguel Ángel Granados Chapa 13 Abr. 09 http://espanol.larouchepac.com/ http://espanol.larouchepac.com/ En un hecho insólito que rompe el tabú institucional sobre la eventual legalización de algunas drogas, en la Cámara de Diputados se abre hoy el Foro de debate sobre la regulación de la planta cannabis en México. Lo convoca la Junta de Coordinación Política de ese órgano legislativo, que reúne a los líderes de todas las fracciones y todas ellas (salvo PT y Panal) tendrán representantes para moderar las mesas redondas que se inician esta mañana y concluirán el miércoles. Aunque no haya muchas razones para abonar la validez de los debates organizados por las Cámaras (el que se proponía encontrar soluciones a la crisis se diluyó en la nada, y el que está en curso sobre la pena de muerte no es más que una maniobra electorera del Partido Verde), debe subrayarse el valor político de la iniciativa, que surge de la creciente convicción de que es preciso modificar el enfoque de la guerra contra el negocio de las drogas. Esta discusión se inscribe en una corriente que adquiere cada vez mayor visibilidad y peso en todo el mundo, sobre el modo en que las políticas públicas han de encarar las adicciones y el tráfico de estupefacientes, así como la violencia adosada a ese comercio. Una nota resonante en esa creciente tendencia fue el informe final, presentado en febrero pasado, de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, que urgió a adoptar un nuevo paradigma respecto de los narcóticos prohibidos. La Comisión fue creada el año pasado por los ex presidentes de Brasil Fernando Henrique Cardoso; de Colombia, César Gaviria, y de México, Ernesto Zedillo, que convocaron a eminentes personas de sus países y otros de este continente (entre los que figuran los mexicanos Alejandro Junco, presidente de Grupo REFORMA y Enrique Krauze, el notable historiador y politólogo) a reflexionar y presentar propuestas sobre el tema. Después de reuniones en abril y septiembre de 2008, presentaron sus conclusiones hace dos meses. Una síntesis de las mismas, con la firma de los tres ex mandatarios, apareció como artículo en The Wall Street Journal, para generar efectos en la elite norteamericana, a la que es menester persuadir de que, como lo fraseó el semanario británico The Economist en marzo: "La prohibición fracasó; la legalización es la mejor solución". La Comisión de Cardoso, Gaviria y Zedillo es menos enfática que la revista londinense, pero se encamina en la misma dirección: "las políticas basadas en la erradicación, prohibición y criminalización del consumo no han funcionado". Por ello propone "tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública", "reducir el consumo mediante acciones de información y prevención" y "focalizar la represión contra el crimen organizado". Esas fórmulas se concretan en proponer a los gobiernos que midan, "haciendo uso de la más avanzada ciencia médica, la conveniencia de descriminalizar la tenencia de marihuana para uso personal". Otra señal de la tendencia a considerar fallida la estrategia meramente policial o militar contra el negocio de las drogas (enfoque al que en los dos años recientes se ha dado prioridad en México) se produjo en la reciente reunión de la Comisión de estupefacientes de la Organización de Naciones Unidas. Si bien su declaración final mantuvo la línea prohibicionista, un sector disidente (26 delegaciones, encabezadas por la de Alemania) logró anexar una suerte de voto particular en que privilegia la "reducción de daños", mediante la prevención, el tratamiento y la rehabilitación. Aunque Estados Unidos se mantiene en la línea de persecución (y el presidente Obama se sumó a esa posición en una entrevista reciente, aunque lo hizo desestimando que legalizar las drogas fuera una fuente de ingreso fiscal adecuada), en las entidades crece la convicción de que hay que variar de rumbo. En California y Massachusetts, "diversas formas de despenalización han sido aprobadas, y en Nueva York... la semana pasada la legislatura estatal decidió rebajar las penas de prisión por posesión y venta de narcóticos. Incluso en el Senado el demócrata Jim Webb y el republicano Arlen Specter propusieron crear una comisión para evaluar cambios al sistema penitenciario y flexibilizar los estatutos antidrogas" (Reforma, 8 de abril). En México, el Partido de la Revolución Democrática adoptó la posición liberacionista en su declaración de principios y en consonancia con ella, en octubre pasado el líder de la Asamblea Legislativa, Víctor Hugo Círigo, que pertenece a ese partido, presentó una iniciativa al respecto. El proyecto no prosperó debido a los conflictos internos del PRD y su reflejo en esa especie de cámara de diputados local. En el ámbito mexicano esa propuesta, que incluye autorizar el uso de la marihuana con fines terapéuticos, tiene una larga tradición. Un notable siquiatra, el doctor Leopoldo Salazar Viniegra, estudió a fondo ese estupefaciente, en los tiempos en que su consumo estaba restringido a sectores pobres de la población y miembros de la escala inferior del Ejército. Propuso crear un monopolio estatal para la venta de la hierba y clínicas de tratamiento para los adictos. Una inmediata reacción negativa del gobierno de Washington frustró de inmediato esa estrategia. No bastaría regular de otro modo el consumo de marihuana en México, para derrotar al monstruo criminal y financiero que maneja las drogas. Pero se comenzaría a minar su fortaleza, que hoy es fuente funesta de daño para la sociedad. Por eso es útil el foro de hoy. Cajón de Sastre En las dos mesas redondas con que se abre el foro mencionado arriba, participan, en la primera, moderada por la diputada Martha Tagle, de Convergencia, Benedikt Fisher, de la Universidad Simon Fraser, de Vancouver, que al mismo tiempo, en el otro extremo de Canadá, en Toronto, pertenece al Centro de adicciones y salud mental; y Luis Astorga, uno de los investigadores que con más ahínco y fruto ha estudiado el fenómeno del narcotráfico en México, desde el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. En la segunda los expositores son Ana Paula Hernández, de la Fundación Angélica; Jorge Javier Romero, de la UAM; Rodolfo Vázquez Cardoso, del Consejo de Bioética; José Aguirre Vázquez, del programa Escuela Segura de la SEP, y Carlos Rodríguez Ajenjo, del CONADIC. Moderará la diputada Beatriz Manrique, del Partido Verde. Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com Soros promueve las drogas en las Américas 16 de agosto del 2008 (LPAC).— George Soros, ha sumado a su partafolio brasileño en meses recientes la compra de un ex presidente de Brasil además de grandes posiciones de acciones en los gigantes del petróleo y la minería Petrobras y Vale. El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), con el apoyo del dinero de Soros y jugadores clave del aparato internacional de Soros por la legalización de las drogas, ha organizado una "Comisión Latinoamericana por las Drogas y la Democracia" para impulsar la legalización de las drogas de Soros. La comisión de 18 miembros, fundada el 10 de abril en Río de Janeiro, alega que ha fracasado el control de la producción de drogas; y como de cualquier manera su combate es muy oneroso entonces la sociedad debiera aceptar la idea de deshacerse de los narcóticos y optar por las medidas de "reducción del daño" y "descriminalización". La nueva comisión, en pocas palabras, es un nuevo instrumento para la Guerra del Opio británica contra las Américas. Con Cardoso, Soros se compró también para copresidir la comisión junto: al ex presidente colombiano César Gaviria (1990-94), infame por haber permitido a sabiendas que la mafia de la droga controlara la Asamblea Constituyente que reescribió la Constitución durante su mandato; y al ex presidente mexicano Ernesto Zedillo (1994-2000). Fundadores sobresalientes de la nueva comisión son el Open Society Institute de Soros, el Instituto Fernando Henrique Cardoso y la ONG financiada por Soros Viva Río. El guía de la comisión es el Transnational Institute of Amsterdam, financiado por Soros, también activo en el proyecto ligado al Gobierno británico para legalizar el comercio del opio en Afganistán. El Transnational Institute, con el Open Societe Institute de Soros, dirigieron el proyecto de los Coca 90, con el que se organizó a los productores de coca en la región de los Andes de Sudamérica como un ariete por la legalización. Otro agente clave en ese proyecto de la coca, Diego Garcia-Sayán de Perú, también financiado por Soros, es miembro de la comisión. Entre otros miembros de la comisión se cuentan bien conocidos agentes británicos tales como Joao Roberto Marinho de Brasil que encabezara el Worldwide Fund For Nature del príncipe Felipe en Brasil; y el perverso liberal peruano Mario Vargas Llosa, cuya campaña presidencial de 1990 fuera dirigida por el compadre de Soros lord Mark Malloch Brown, actual ministro del Reino Unido para África, Asia y las Naciones Unidas, según se informa, importante conducto británico hacia Barack Obama. Martin Jelsma del Transnational Institute, dijo en la reunión fundadora de esta nueva comisión que "no habrá un mundo libre de droga". Su trabajo es lograr un cambio a nivel internacional que se aleje del "enfoque norteamericano" de guerra a las drogas, a favor del "enfoque europeo" de reducción del daño, para la próxima evaluación de 10 años de la Asamblea General de la ONU sobre drogas. La comisión se volverá a reunir en septiembre en Bogotá y en febrero del 2009 en la ciudad de México. Los aliados de Soros en Wall Street acogen la guerra del opio del Imperio Británico contra las Américas 29 de diciembre del 2008 (LPAC).— Parte del grupo dominante financiero y bancario estadounidense, representado por la Sociedad de las Américas de Wall Street (SA), y el Consejo de las Américas (CDA) —ambos fundados por David Rockefeller— está haciendo alarde de su alianza con el nazi George Soros, para impulsar la campaña del Imperio Británico por la legalización de las drogas en Iberoamérica. Todo con la intención de enviar un mensaje claro al nuevo gobierno de Barak Obama. Los portales electrónicos de ambas entidades, entre cuyos miembros aparecen las principales corporaciones estadounidenses con negocios en Iberoamérica, colocaron de manera destacada un artículo el 19 de diciembre titulado "Drug Cartels Move Beyond Borders" (Los carteles de la droga avanzan allende las fronteras). Bajo el pretexto de discutir la incursión de los carteles mexicanos del narcotráfico en Centro y Sudamérica, el artículo transmite un mensaje inconfundible: que la guerra al narcotráfico es imposible y que las únicas "soluciones" viables son la despenalización y legalizarla. El artículo cita la Evaluación de la Amenaza Nacional 2009, donde se plantea que los carteles mexicanos del narcotráfico constituyen "la mayor amenaza del crimen organizado para Estados Unidos". Y ¿qué propone como remedio? Lo mismo que acaba de proponer Rubén Aguilar, ex vocero de prensa del ex presidente mexicano Vicente Fox: negociar un acuerdo con los carteles. Cita a un tal Jason Lakin, un blogger de la Harvard International Review y candidato a Phd de Harvard, cuyo comentario del 14 de diciembre sugiere que se considere un acuerdo así. La idea de hacer la paz con los carteles puede sonar "horrible", dice, pero enfrentemos la realidad: los conflictos en el mundo con organizaciones violentas y despreciables se "manejan a según se acomoden las sociedades a la actividad ilegal en diferentes momentos". Así, concluye, es claro que los carteles cesarán su violencia ¡si la sociedad llega a un acuerdo con ellos! Una segunda fuente en favor de la legalización que cita el artículo es OpenDemocracy.net, una organización de "beneficencia" registrada en el Reino Unido. Con el título "Drug Decriminalization in Mexico" (Despenalización de las drogas en México", OpenDemocracy pinta el caos y la violencia desatada por los carteles de las drogas por toda Iberoamérica, y señala que esto ha conducido a varios gobiernos a aceptar la alternativa de la despenalización. De hecho, proclama, el sentimiento regional a favor de esto ya es "abrumador". Si ha habido algún logro en la guerra contra las drogas, ha sido meramente "accidental... La legalización puede convertirse en el arma más efectivo del arsenal con la mira en el crimen organizado... Ahora parece que es el momento perfecto de darle una oportunidad". Entre los principales donantes de OpenDemocracy se cuentan la "Donor Advised Fund de la Fundación Tides" —que es parte del establo de organizaciones propiedad de George Soros— las Fundaciones Ford y Rockefeller, el Fondo Hermanos Rockefeller, y una variedad de otras "beneficencias" y "filántropos" británicos. Soros financia al Instituto Cato para que respalden a los narcoterroristas 16 de febrero de 2009 (LPAC).— El Instituto de la Sociedad Abierta (ISA) del autoconfeso colaborador nazi George Soros, financiará un acto el 19 de febrero de 2009, en las oficinas centrales del Instituto Cato —templo de los dioses del librecomercio, entre ellos Ayn Rand, Milton Friedman y Frederick von Hayek— para promover la legalización de las drogas y específicamente, para ponerle fin a la cooperación mexico-estadounidense en la guerra en contra de los narcotraficantes. El orador estrella del evento será el viejo empleado de Soros, Ethan Nadelmann, el graduado de la London School of Economics que ha sido el cabecilla de la legalización de las drogas de Soros desde principios de los 1990, cuando se creó el Centro Lindesmith de la ISA. Esta no es la primera presentación de Nadelmann en el Instituto Cato; fue en esta letrina librecambista en donde Nadelmann planteó, en 1999, que la única forma en que los narcopromotores podrían obtener victorias, era dando "pasos de bebé": promoviendo la "reducción del daño" en vez de la legalización, o el "uso medicinal de la marihuana" en vez de la despenalización. El 5 de octubre de 1999, Nadelmann le dijo a un público de hippies de la revista "High Times" y derechistas librecambistas en la conferencia del Instituto Cato que "calmaran" su retórica, y dejaran de hablar abiertamente de "legalización". Nadelmann y otros legalizadores de la droga alegaron que los sentimientos antidrogas en Estados Unidos todavía iban de costa a costa, pero solo "un milímetro de profundidad". Al hablar de "reducción de los daños" planearon manipular el miedo de la población al SIDA y a otros problemas, para que aceptaran que es mejor que los drogadictos eviten contraer enfermedades como el SIDA por el uso de agujas sucias, o sufran sobredosis accientales por las drogas del mercado negro. Las drogas legalizadas tendrían "control de calidad", mucho más seguras. En su discurso de 1999 en la conferencia del Instituto Cato, Nadelmann les recordó a los asistentes que tenían más de 20 años de fracasos en su intento por despenalizar la marihuana. La primera victoria tentativa solo se dió en 1996, con la aprobación del uso medicinal de la marihuana. Ahora, dijo Nadelmann, si todos los legalizadores sustituyen "reducción de los daños" por "legalización", van a ganar. Destacó como modelo el referendum sobre usos medicinales de la marihuana en California, que fue la primera de sus victorias en 1996. Tres semanas después, el Centro Lindesmith sostuvo una conferencia estratégica sobre la Fase II: hacer que más estados acepten la legalización de la marihuana para usos medicinales. En el 2009 el blanco de la operación Cato-Soros es México, en donde los ejércitos narcoterroristas han asesinado a casi 7,000 personas desde enero de 2007, entre ellos oficiales militares, policias, políticos, periodistas, y civiles. El evento en el Cato está diseñado para detner la cooperación mexico-estadounidense, proteger a los narcoasesinos en México; y está financiado por el traficante del narcodinero, Soros. Los narcopromotores se regodea de que este horrible cuadro en México prueba que no se puede ganar la guerra a las drogas. Compartirá el papel estelar con Nadelmann en el evento del Instituto Cato, el vicepresidente de éste, Ted Galen Carpenter, autor de un libro llamado "Política de Mal Vecino: la Inutil Guerra a las drogas de Washington en América Latina". Carpenter dice que "la única manera efectiva de detener la violencia en México y su efecto indirecto en Estados Unidos, es abandonar el modelo prohibicionista para hacerle frente al problema de las drogas". Carpenter tambien presidió el evento del Cato a facor de la legalización en 1999. Los amoríos de más de una década de Soros con el Instituto Cato deberían mostrarle a cualquier qué tan falsa es la postura de Soros como enemigo del gobierno de George W. Bush. Otros de los financiadores del Instituto Cato son sir Rupert Murdoch de la red de Noticias Fox, amantes de Cheney, y del New York Post, la familia derechista Koch y la fundación Smith Richardson, solo para mencionar a unos pocos. Uno de los "eruditos" de Cato es José Piñera, el secretario del Trabajo del fascista chileno Augusto Pinochet, de triste fama. En 1998, Piñera encabezó el grupo de peritos de Cato sobre la privatización del Seguro Social. The Economist se pavonea de la necesidad de legalizar las drogas 9 de marzo de 2009 (LPAC).— La edición de The Economist del 7-13 de marzo de 2009, la publicación insignia de la oligarquía financiera de la City de Londres, ha probado de nuevo que Lyndon LaRouche está 100% correcto. El artículo de portada de la revista, titulado "Como parar la guerra a las drogas", es un llamado flagrante a poner fin a la guerra al narcotráfico, a legalizar las drogas, y un programa para reglamentar la producción y la fijación de impuestos a todos los narcóticos actualmente ilegales. . El editorial principal de la edición, en realidad empieza con una referencia nostálgica a las Guerras del Opio del siglo 19: "Hace cien años, un grupo de diplomáticos extranjeros se reunieron en Shangai en el primer esfuerzo en la historia por prohibir el tráficos de drogas narcóticas. El 26 de febrero de 1909, acordaron establecer la Comisión Internacional del Opio, apenas unas cuantas décadas después de que los británicos libraron una guerra en contra de China para afirmar su derecho a vender esa cosa. Le han seguido muchas otras prohibiciones de drogas que alteran el estado de ánimo. En 1998 la Asamblea General de la ONU comprometió a los países miembros a alcanzar para el 2008 "un mundo libre de drogas" y que "eliminaran o redujeran significativamente" la producción de opio, cocaína y cannabis. "Ese es el tipo de promesa" continua el editorial, "que les gusta hacer a los políticos. Aplaca el sentido de pánico moral que ha sido la asistente de la prohibición durante un siglo. Tiene el propósito de tranquilizar a los padres de adolescentes de todo el mundo. Sin embargo es una promesa enormemente irresponsable porque no se puede cumplir... De hecho la guerra a las drogas ha sido un desastre, creando estados fallidos en el mundo en desarrollo a la vez que la adicción florece en el mundo rico. Bajo cualquier medida razonable, esta lucha de cien años ha sido mezquina, asesina y sin sentido. Esa es la razón de por qué The Economist continua creyendo que la política menos mala es legalizar las drogas". Si hubo alguna vez duda de dónde provenía la sofistería de George Soros, la revista insignia de Londres presentó exactamente argumentos idénticos para la legalización total de cada una de las drogas que destruyen la mente que los que bota su secuaz nazi con sus millones de dólares en propaganda. "La legalización no solo alejaría a los hampones", miente The Economist, "sino que transformaría las drogas de ser un problema judicial a ser un problema de salud pública, que es cómo debe ser tratado. Los gobiernos impondrían impuestos y regularían el tráfico de drogas, y usarían los fondos recabados (y los millones ahorrados en la aplicación de la ley) para educar al público sobre los riesgos de consumir drogas y cómo tratar adicciones". The Economist francamente admite que la legalización probablemente aumentaría los niveles de abuso de drogas. Pero, concluyen finalmente, ¿y qué? "Aunque algunas drogas ilegales son extremadamente peligrosas para algunas personas, la mayoría no son especialmente dañinas. (El tabaco es más adictivo que virtualmente todas ellas). La mayoría de los consumidores de drogas ilegales, incluyendo la cocaína e incluso la heroína, las toman ocasionalmente. Lo hacen porque obtienen algún gozo de ellas (como sucede con el whiskey o los Marlboro suaves). No es tarea del Estado impedir que lo hagan". El 'éxtasis' solo mata a unos pocos; que se legalice entonces, dicen en el Reino Unido 14 de febrero de 2009 (LPAC).— El Consejo Asesor sobre el Uso Indebido de Drogas, una división del Ministerio del Interior del Reino Unido, acaba de terminar un estudio en donde muestra que la droga psicodélica 'éxtasis' solo mata a unos pocos y solo destruye el sistema inmunológico y el cerebro en otros pocos más, asi que "debe bajarse su clasificación de droga de clase A —a la par con la heroína y cocaína— a clase B, junto con la cannabis". Como se es sabido, Soros y compañía planean legalizar la cannabis. El informe de Ministerio del Interior, según un artículo en el New Scientist, concluye que el 'éxtasis' "ocasiona lígeras dificultades en la memoria y depresión leve, pero ésto en raras ocasiones se traducen en problemas en el mundo real [queriendo decir el mundo de la City de Londres, aparentemente]. Aunque estudios menores han mostrado que algunos individuos tienen problemas mayores, como debilitamiento inmunológico o grandes déficits de memoria, hasta ahora, para la mayoría de las personas, pareciera que el 'éxtasis' no está ni siquiera cerca de causar el daño a largo plazo que se ha hecho creer". ¿La prueba? "Alrededor de medio millón de personas consumen 'éxtasis' cada año en Inglaterra y Gales, y mueren 30". Es decir, no hay problema. Y luego esto: "Se encontró que comparado con quienes no consumen, las personas que consumen una cantidad aunque sea pequeña de 'éxtasis' en cierto punto tienen un desempeño consistentemente peor en las pruebas psicométricas, que miden el desempeño mental, especialmente de la memoria, atención, funciones ejecutivas, que incluyen toma de decisiones y planificación... estos efectos aparecen no solo en los usuarios actuales sino también en quienes la han consumido pero no han probado la droga por lo menos en seis meses, lo que sugiere que los problemas son de larga duración". La droga con la que sueña la oligarquía para las masas. En el Consejo hay varios doctores que están también involucrados en la Fundación Beckley que promueve las drogas, pero tambien hay jefes de policía y jueces. De manera destacada el señor Trevor Pearce, director ejecutivo de la Agencia sobre Crimen Organizado Serio (SOCA por siglas en inglés). Traficante de Soros: la guerra a las drogas amenaza al sistema financiero 4 de febrero de 2009 (LPAC).— David Borden, un destacado vocero del movimiento en pro de la legalización de las drogas, dirigido por George Soros, respondió a la declaración del jefe antidrogas de la ONU, Antonio Maria Costa —quien había declarado que el lavado de narcodinero está apuntalando al actual sistema financiero— para exigir que se paren los ataques judiciales en contra del narcotráfico, para salvar al sistema financiero. Borden es director ejecutivo de Stop The Drug War (Paremos la Guerra a las Drogas; drcnet.org) financiada por Soros, un nexo organizativo para los narcotraficantes y los usuarios. Borden escribió el 30 de enero en su Cronica de Guerra a las Drogas: "Estamos acostumbrados a considerar a las drogas y la venta de drogas como algo malo, pero como todas las cosas tienen su lado contrario. Supongamos que la guerra a las drogas empieza a funcionar mágicamente y se acaba con el tráfico, o que la gente súbitamente deja de consumir drogas. ¿Qué pasaría con la economía? ¿Qué pasaría con países como Afganistán o Colombia o México en donde buena parte del dinero que se hace es de las drogas y mucha gente depende de ese dinero? ¿O en algunos sectores de la sociedad estadounidense, de hecho? Sería catastrófico... La súbita implosión de un gran sector de la economía causaría estragos...". Borden se lanza con la propuesta de Soros: "Por lo tanto, los usuarios de drogas e incluso los vendedores, forman parte integral de la sociedad humana; la prosperidad económica generalizado depende en parte de ellos... Necesitamos a nuestros usuarios de drogas, e incluso a nuestros vendedores de drogas, en buena medida, no porque usen o vendan drogas, sino porque están aquí y nosotros estamos conectados con ellos, para bien o para mal. Y si... aunque de cierta forma defectuosa ellos contribuyen con la economía de la que todos nosotros dependemos, entonces ellos tampoco merecen ser perseguidos, encarcelados, ni que les quiten sus derechos y marquen sus vidas... Debemos trazar una senda... hacia alguna forma de legalización global...". Así es, la legalización de las drogas sería genocidio para Argentina 2 de abril de 2009 (LPAC).— La pandilla de Soros alega que la legalización de las drogas es una política más "humana". No se puede derrotar a las drogas, asi que es mejor irse por la reducción de los daños. Asegurarse que todos estén felices cuando se vuelen los sesos. Claudio Izaguirre de la Asociación Antidrogas de Argentina reporta que hay 180,000 niños en Buenos Aires que son adictos al "paco", una droga tipo cocaína crack altamente adictiva cuyo consumo está alcanzando proporciones epidémicas. Casi todos estos niños tienen tuberculosis y trabajan como prostitutas o prostitutos para obtener sus drogas. En todo el país se ha desplomado el financiamiento a los centros de tratamiento antidrogas, en tanto que se ha elevado hasta las nubes el consumo de drogas. "El consumo de drogas se ha quintuplicado en todo el país, a lo cual se ha añadido el recorte ordenado por el Congreso al presupuesto destinado a las campañas de prevención" dijo Izaguirre. El gobierno argentino alega que si no se tiene que gastar dinero en arrestar y someter a un proceso legal a quienes solo compran droga para su consumo personal, habrá más dinero para gastar en asegurarse que los adictos y los consumidores reciban la ayuda médica y la asesoría adecuada. Son patrañas, dijo José Granero, dirigente de la agencia antidrogas del gobierno, Sedronar. A una pregunta sobre por qué han fracasado las estrategias antidrogas, respondió que el tráfico de drogas "mueve entre $500 y $600 mil millones de dólares anualmente. Esa es una suma que puede ablandar a cualquiera. Tenemos que generar una consciencia social sobre el problema y el combate es una decisión política, no legal. El decir que la legalización nos ahorrará dinero en los procesos judiciales, y que esos ahorros se usarán en el combate a las drogas, es una estupidez". |
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