Asa Cristina Laurell
La revisión de los datos 1 de la Secretaría de Salud (Ssa) demuestra que actúo cuando casi había pasado la epidemia de influenza A/H1N1 en el centro del país y que el Sistema Nacional de Diagnóstico y Vigilancia Epidemiológica no sirvió y todavía no es útil para actuar ante una situación de esas. La primera página del documento presentado el 8 de mayo por la dependencia demuestra que cuando declaró la emergencia el problema ya se estaba autoextinguiendo (ver gráfica).
El contagio se debilitó como ocurre en todas las epidemias cuando una población adquiere inmunidad de grupo. Significa que cuantos más individuos adquieren inmunidad por haberse contaminado, la probabilidad de que un enfermo transmita el virus a alguien susceptible desciende y se acerca a cero. La gráfica demuestra que el 23 de abril se estaba muy cerca de este punto.
Se actuó muy tarde y paralizar al país no ayudó a controlar la influenza. Lo que debería haberse hecho es una intensa búsqueda de casos, de contactos y la aplicación de cercos epidemiológicos para aislarlos y tratar a los enfermos como se está haciendo en otros países.
La prueba de los graves problemas de registro se desprende del análisis de los datos oficiales sobre el desarrollo de la influenza. Éstos se ven nítidamente en la comparación entre los reportes del Distrito Federal y del estado de México. Los municipios mexiquenses conurbados, con 9.8 millones de habitantes, y la capital del país, con 8.8 millones, constituyen un espacio epidemiológico único, es decir, deberían presentar datos de defunciones y casos comprobados semejantes.
Comparando los datos de la Ssa en dos fechas –15 y 27 de mayo– se observa que no ocurre. El 15 de mayo el Distrito Federal reporta mil 425 casos confirmados y 31 muertos y el estado de México, 192 casos y 16 muertes, lo que da 7.4 casos en el DF por uno en el estado de México, y 1.9 muertes en la capital por uno en la entidad vecina.
El 27 de mayo los datos respectivos son: para el DF de mil 730 casos, con 33 muertes, y para el estado de México de 276 casos, con 19 muertes, lo que corresponde a 6.3 casos en el primero, por uno, en el segundo, y 1.7 defunciones en el DF por una en el estado de México.
Con los mismos datos, la influenza en el estado de México pareciera mucho más letal que en el DF; en el primero fallece entre 8.3 y 6.9 por ciento de los enfermos, mientras en el segundo sólo entre 2.2 y 1.9 por ciento. Estos datos tan inconsistentes sólo se explican por errores serios en el registro del estado de México.
Elevada letalidad
Suponiendo que el registro en el DF sea completo, ¿cuántos enfermos y fallecidos habría en el estado de México? Lo estimamos con la aplicación de las tasas registradas de morbilidad y mortalidad del DF a la población suburbana del estado de México. El resultado es que para el 14 de mayo faltarían mil 578 enfermos y 34 defunciones; o sea: no fueron reportados mil 386 enfermos y 18 muertes. Para el 27 de mayo faltarían en el reporte mil 640 enfermos y 17 muertes. Se puede suponer además que la letalidad en el estado de México haya sido más alta, porque caso no-diagnosticado es caso no tratado con antivirales y ocurre por falta de servicios de salud.
Los reportes por institución robustecen la evidencia del subregistro. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó 43.9 por ciento de los casos confirmados el 15 de mayo y el 46.1 por ciento el 27 del mismo mes, a pesar de dar cobertura a 32 por ciento de la población total; el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se mantuvo con un porcentaje ligeramente por encima del de su población cubierta y el resto de las instituciones, públicas y privadas, no rebasó el 50 por ciento, a pesar de que tengan a su cargo alrededor de 60 por ciento de la población.
El subregistro demuestra que la gran mayoría de los estados no tuvieron y siguen sin tener medios diagnósticos e instalaciones adecuadas para atender a los enfermos. Nunca se sabrá qué pasó, pero tenemos la suerte de que la influenza A/H1N1 hasta ahora es leve y no tiene una mortalidad alta.
Es probable que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya considerado que México contaba con un sistema sólido de emergencia epidemiológica, pero la realidad es otra. México estuvo lejos de salvar a la humanidad y confundió al mundo. A la hora de la Asamblea Mundial de la OMS esto se había entendido y la secretaria general de ese organismo señaló que las fallas de registro de los países es la debilidad de la red mundial de emergencia contra la pandemia. La solicitud de México de una compensación por su sacrificio no fue respondida. Y los mexicanos pagaremos los costos de la ineptitud gubernamental.
1 Tomados de www.salud.gob.mx el día de su aparición
El contagio se debilitó como ocurre en todas las epidemias cuando una población adquiere inmunidad de grupo. Significa que cuantos más individuos adquieren inmunidad por haberse contaminado, la probabilidad de que un enfermo transmita el virus a alguien susceptible desciende y se acerca a cero. La gráfica demuestra que el 23 de abril se estaba muy cerca de este punto.
Se actuó muy tarde y paralizar al país no ayudó a controlar la influenza. Lo que debería haberse hecho es una intensa búsqueda de casos, de contactos y la aplicación de cercos epidemiológicos para aislarlos y tratar a los enfermos como se está haciendo en otros países.
La prueba de los graves problemas de registro se desprende del análisis de los datos oficiales sobre el desarrollo de la influenza. Éstos se ven nítidamente en la comparación entre los reportes del Distrito Federal y del estado de México. Los municipios mexiquenses conurbados, con 9.8 millones de habitantes, y la capital del país, con 8.8 millones, constituyen un espacio epidemiológico único, es decir, deberían presentar datos de defunciones y casos comprobados semejantes.
Comparando los datos de la Ssa en dos fechas –15 y 27 de mayo– se observa que no ocurre. El 15 de mayo el Distrito Federal reporta mil 425 casos confirmados y 31 muertos y el estado de México, 192 casos y 16 muertes, lo que da 7.4 casos en el DF por uno en el estado de México, y 1.9 muertes en la capital por uno en la entidad vecina.
El 27 de mayo los datos respectivos son: para el DF de mil 730 casos, con 33 muertes, y para el estado de México de 276 casos, con 19 muertes, lo que corresponde a 6.3 casos en el primero, por uno, en el segundo, y 1.7 defunciones en el DF por una en el estado de México.
Con los mismos datos, la influenza en el estado de México pareciera mucho más letal que en el DF; en el primero fallece entre 8.3 y 6.9 por ciento de los enfermos, mientras en el segundo sólo entre 2.2 y 1.9 por ciento. Estos datos tan inconsistentes sólo se explican por errores serios en el registro del estado de México.
Elevada letalidad
Suponiendo que el registro en el DF sea completo, ¿cuántos enfermos y fallecidos habría en el estado de México? Lo estimamos con la aplicación de las tasas registradas de morbilidad y mortalidad del DF a la población suburbana del estado de México. El resultado es que para el 14 de mayo faltarían mil 578 enfermos y 34 defunciones; o sea: no fueron reportados mil 386 enfermos y 18 muertes. Para el 27 de mayo faltarían en el reporte mil 640 enfermos y 17 muertes. Se puede suponer además que la letalidad en el estado de México haya sido más alta, porque caso no-diagnosticado es caso no tratado con antivirales y ocurre por falta de servicios de salud.
Los reportes por institución robustecen la evidencia del subregistro. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó 43.9 por ciento de los casos confirmados el 15 de mayo y el 46.1 por ciento el 27 del mismo mes, a pesar de dar cobertura a 32 por ciento de la población total; el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se mantuvo con un porcentaje ligeramente por encima del de su población cubierta y el resto de las instituciones, públicas y privadas, no rebasó el 50 por ciento, a pesar de que tengan a su cargo alrededor de 60 por ciento de la población.
El subregistro demuestra que la gran mayoría de los estados no tuvieron y siguen sin tener medios diagnósticos e instalaciones adecuadas para atender a los enfermos. Nunca se sabrá qué pasó, pero tenemos la suerte de que la influenza A/H1N1 hasta ahora es leve y no tiene una mortalidad alta.
Es probable que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya considerado que México contaba con un sistema sólido de emergencia epidemiológica, pero la realidad es otra. México estuvo lejos de salvar a la humanidad y confundió al mundo. A la hora de la Asamblea Mundial de la OMS esto se había entendido y la secretaria general de ese organismo señaló que las fallas de registro de los países es la debilidad de la red mundial de emergencia contra la pandemia. La solicitud de México de una compensación por su sacrificio no fue respondida. Y los mexicanos pagaremos los costos de la ineptitud gubernamental.
1 Tomados de www.salud.gob.mx el día de su aparición
salud@gobiernolegitimo.org.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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