La cocina ñañu
Cristina Barros y Marco Buenrostro
La cultura ñañu es antigua y sabia. Sus integrantes han salido adelante frente a condiciones difíciles, gracias a su amplio conocimiento del medio ambiente. Hoy los ñañu, que se conocen también como otomíes, viven en varias zonas del país. Una es el Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo.
Parte de ese entorno se ha modificado, pues se han establecido sistemas de riego que permiten el cultivo de hortalizas, además de maíz, frijol, trigo, tomate, jitomate, cebolla y avena, entre otros productos.
El resto del paisaje, que en general es árido, guarda importantes riquezas. Una muestra de la amplia cocina que han desarrollado a partir de los más diversos ingredientes está contenida en el libro de Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández Albarrán, Olores y sabores de la cocina ñañu: Valle del Mezquital, Hidalgo, publicado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Además de dar un panorama del entorno ecológico y cultural de la región, se detienen en algunas plantas que aprovechan íntegramente, de manera destacada el maguey, aunque también el mezquite y el nopal. Del garambullo, cactácea, aprovechan las flores y los frutos frescos y secos.
A partir de 1975, cuando se efectuó un concurso de platillos, se inicia la difusión y apropiación de los ingredientes, técnicas y recetas de la cocina ñañu; cinco años después se estableció la Feria Gastronómica del Valle del Mezquital en la población de Santiago de Anaya, que el año próximo cumplirá su 30 aniversario.
Las autoras registran que en la actualidad participan más de mil personas. En el libro aparece un conjunto significativo de las preparaciones que se han presentado; en todos los casos se da crédito a la fuente o a quien proporcionó la receta, aunque los habitantes de la región están conscientes de que su cocina tradicional es de creación colectiva.
El volumen se presentó en la Feria del Libro de Antropología y el 14 de octubre se dará a conocer regionalmente en la Biblioteca Pública Municipal de Santiago de Anaya.
Esquites de elote
Se desgranan cinco elotes rebanándolos con un cuchillo, apoyando la base en una tablita y cortando de la punta hacia abajo. En un comal caliente se ponen los granos con un poco de agua para que se sancochen. Cuando el agua se evapora, se agregan dos cucharadas de aceite y media cebolla mediana, dos dientes de ajo, seis chiles de árbol seco (o menos, según el gusto) finamente picados. Se mezclan con los granos de maíz moviendo hasta que doren. Finalmente se agrega una rama de epazote y se deja reposar un rato.
Parte de ese entorno se ha modificado, pues se han establecido sistemas de riego que permiten el cultivo de hortalizas, además de maíz, frijol, trigo, tomate, jitomate, cebolla y avena, entre otros productos.
El resto del paisaje, que en general es árido, guarda importantes riquezas. Una muestra de la amplia cocina que han desarrollado a partir de los más diversos ingredientes está contenida en el libro de Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández Albarrán, Olores y sabores de la cocina ñañu: Valle del Mezquital, Hidalgo, publicado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Además de dar un panorama del entorno ecológico y cultural de la región, se detienen en algunas plantas que aprovechan íntegramente, de manera destacada el maguey, aunque también el mezquite y el nopal. Del garambullo, cactácea, aprovechan las flores y los frutos frescos y secos.
A partir de 1975, cuando se efectuó un concurso de platillos, se inicia la difusión y apropiación de los ingredientes, técnicas y recetas de la cocina ñañu; cinco años después se estableció la Feria Gastronómica del Valle del Mezquital en la población de Santiago de Anaya, que el año próximo cumplirá su 30 aniversario.
Las autoras registran que en la actualidad participan más de mil personas. En el libro aparece un conjunto significativo de las preparaciones que se han presentado; en todos los casos se da crédito a la fuente o a quien proporcionó la receta, aunque los habitantes de la región están conscientes de que su cocina tradicional es de creación colectiva.
El volumen se presentó en la Feria del Libro de Antropología y el 14 de octubre se dará a conocer regionalmente en la Biblioteca Pública Municipal de Santiago de Anaya.
Esquites de elote
Se desgranan cinco elotes rebanándolos con un cuchillo, apoyando la base en una tablita y cortando de la punta hacia abajo. En un comal caliente se ponen los granos con un poco de agua para que se sancochen. Cuando el agua se evapora, se agregan dos cucharadas de aceite y media cebolla mediana, dos dientes de ajo, seis chiles de árbol seco (o menos, según el gusto) finamente picados. Se mezclan con los granos de maíz moviendo hasta que doren. Finalmente se agrega una rama de epazote y se deja reposar un rato.
marcri44@yahoo.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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