Académicos de la Facultad de Medicina de la UNAM producen piel humana y
hueso a partir de la ingeniería de tejidos, con lo que se busca reparar o sustituir esas partes del cuerpo, así como otros órganos dañados por diferentes causas, y modular sus respectivas funciones. Andrés Castell Rodríguez, jefe del Departamento de Biología Celular, titular de la Facultad de Medicina de la máxima casa de estudios del país, explicó que se trabaja con células que puedan ser diferenciadas a otro tipo celular, como de tejido adiposo o médula ósea.
También en andamios elaborados con biomateriales para colocar esas células en ellos y en citocinas o factores de crecimiento, que permiten que aquellas crezcan y funcionen de manera adecuada en un modelo in vitro, que después será trasplantado a uno in vivo. Si se toman células de cartílago (de aspecto más o menos redondo) y se colocan en un plato de cultivo, cambian de forma, se alargan y comienzan a producir colágena tipo 1, no tipo 2, que es el del cartílago. "Si uno las toma y las coloca en un 'andamio', adquieren una forma redondeada y producen colágena tipo 2, no tipo 1", detalló Castell en un comunicado la Universidad Nacional. Explicó que el hecho que sean colocadas en una estructura tridimensional como la del andamio les confiere una funcionalidad adecuada, característica del sitio de donde fueron tomadas, y además hace posible trasplantarlas a otro para repararlo, con una función semejante o igual a la del tejido u órgano afectado. La ingeniería de tejidos se vale de otras áreas como la histología (de la que desciende directamente), la inmunología, la bioquímica, las ciencias de los materiales y, por supuesto, la cirugía. Los universitarios cultivan piel humana para colocarla en forma de parches en pacientes quemados o personas con cicatrices hipertróficas o queloides, o con gran retracción cutánea en alguna parte del cuerpo. El especialista puntualizó que con esa técnica se toma una biopsia de la propia piel del paciente, lo que evita un posible rechazo. Posteriormente se cultiva en pequeñas cajas y la expanden, con lo que se puede producir dos metros cuadrados en 20 días. Además se generan constructos cutáneos (sólo de la dermis) para colocarlos en pacientes con úlceras de pie diabético o de origen vascular, que tardan meses en cerrar y son muy frecuentes en México. "Con el Hospital General Dr. Manuel Gea González llevamos a cabo un estudio de efectividad. Proporcionamos los constructos para que los apliquen allí y sean comparados con otros productos comerciales, como los parches coloidales. Hasta ahora hemos visto que los nuestros dan mejores resultados", subrayó Castell Rodríguez.
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