- Víctimas muestran documentos que el jerarca presentó en EU
- “Se contradijo” Rivera en juicio por cubrir pederastia
- Confían en que la corte de Los Ángeles le inicie proceso
Joaquín Aguilar, víctima del sacerdote pederasta Nicolás Aguilar, en conferencia de prensa ayer en esta ciudad Foto: Guillermo Sologuren
Sanjuana Martínez : Sacerdote catolico violador : Iglesia : Pederastia VIDEO entrevista
El Cardenal y su pandilla
Interrogatorio
Acusación
Etiqueta : /search/label/iglesia
El cardenal Norberto Rivera Carrera incurrió en una serie de contradicciones ante la Corte Superior de Los Ángeles sobre Nicolás Aguilar Rivera, sacerdote acusado de abusar sexualmente de cerca de un centenar de menores, tanto en México como en Estados Unidos. De acuerdo con documentos que ayer hicieron públicos la Red de Sobrevivientes de Víctimas de Abuso Sexual de Sacerdotes Católicos (SNAP, por sus siglas en inglés) y Joaquín Aguilar –querellante ante el tribunal estadunidense del cardenal Rivera Carrera y de la diócesis de Tehuacán, Puebla, por supuesto encubrimiento a Nicolás Aguilar, su agresor sexual–, en su primera declaración por escrito el prelado argumentó que había rumores de que el presbítero permitía que “hombres adultos” pernoctaran con él en la parroquia San Sebastián Mártir, de Cuaucnopalan, Puebla, en los 80. Pero una denuncia entregada por la defensa jurídica del cardenal establece que se trataba de “chamacos”. Además, persiste la duda sobre si el jerarca mexicano entregó una carta a su homólogo de Los Ángeles, Roger Mahony, advirtiéndole sobre el comportamiento de aquel sacerdote, cuando le informó sobre la intención de trasladarlo a la arquidiócesis de dicha ciudad estadunidense, pues el papel, escrito con máquina mecánica, no trae membrete ni sello episcopal alguno, sólo la firma de Rivera Carrera. A la presentación de los documentos acudieron denunciantes de abusos sexuales cometidos por representantes de la Iglesia católica, como José Barba, víctima de Marcial Maciel; Alberto Athié, ex sacerdote que renunció a sus votos por la falta de castigo para quienes comenten ese tipo de agresiones, así como Lizet y José Bonilla –éste último representante legal de Joaquín Aguilar en México–, padres de un menor presuntamente violado por un profesor del Colegio Oxford, de los Legionarios de Cristo, entre otros.
La prensa recibió 80 páginas relacionadas con el caso de Nicolás Aguilar. Entre ellas, el acta ministerial levantada el 8 de agosto de 1986 por la agresión física que sufrió el presbítero en la parroquia de San Sebastián, donde el sacristán Hipólito Pérez Silva y la señora de limpieza (cuyo nombre no se lee con claridad) declararon que el cura recibía a “chamacos” de varias localidades cercanas a Cuaucnopalan. Destacan las cartas del 27 de enero de 1987, cuando cinco meses después de aquellos sucesos, Nicolás Aguilar solicitó a Rivera Carrera, entonces obispo de Tehuacán, su renuncia irrevocable a la parroquia, misma que de inmediato –en la misma hoja se aprecia– aceptó el prelado. Ese mismo día, el jerarca católico solicitó por escrito a Roger Mahony que, “por motivos familiares y de salud”, permitiera a Nicolás permanecer por un año al servicio de la arquidiócesis angelina. No obstante, en su primera declaración ante la corte, del 26 de marzo de 2007, Rivera Carrera aseguró: “no otorgué licencia alguna al padre Aguilar para asumir labores de sacerdote en Los Ángeles (...) ni lo recomendé para desempeñar dichas labores. Dejé al cardenal Mahony la decisión de permitirle trabajar en la arquidiócesis de Los Ángeles”. Entre los documentos entregados se aprecia que el 23 de marzo de 1987, el presbítero mexicano notificó a su obispo que el vicario general del clero, el estadunidense Thomas Curry, pidió las razones de su traslado. Aparece entonces la carta que según Mahony nunca le entregó Rivera Carrera. En ésta, el obispo de Tehuacán explica, en un hoja sin membrete ni sello episcopal, que la salida del cura de la parroquia de San Sebastián Cuacnopalan se originó tras “una agresión física muy delicada”, relacionada con “problemas de homosexualidad”, y que las acusaciones al respecto “son varias, sin que se haya comprobado ninguna”. El 20 de diciembre de ese mismo año, Nicolás Aguilar envió otra carta a Rivera Carrera pidiéndole autorización, por tiempo indefinido, para permanecer en la arquidiócesis de Los Ángeles, suplicándole que “no se haga mención del permiso anterior de un año ni renovación del mismo, porque ese permiso no se presentó a la embajada”.
Pero al año siguiente, el 11 de enero, Thomas Curry notificó al obispo mexicano que varias familias acusaron al sacerdote de “haber actuado de manera inadecuada con sus niños” en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe. Se anexan recortes de periódicos dando la noticia y las cartas que Mahony envió al prelado, explicándole que el número de jóvenes acólitos que “él (Nicolás Aguilar) ha molestado” es “imposible de determinar”, aunque “es grande”. Le pidió su cooperación para localizarlo y arrestarlo, además de externarle su malestar porque no le advirtió, cuando solicitó el traslado, sobre “algún problema homosexual” del cura. Curiosamente, el 20 de mayo de 2004, ese cardenal pidió al sucesor de Rivera en la diócesis de Tehuacán, Mario Espinosa Contreras, una copia de la carta que supuestamente le había mandado su antecesor informándole al respecto. Están, además, los permisos otorgados a Nicolás Aguilar, en 1993 y 1995, para ejercer su ministerio en la arquidiócesis de México, con la anuencia de su obispo Norberto Rivera. Destaca el del 17 de diciembre del primer año, para ser vicario parroquial de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en la colonia Torreblanca, donde el presbítero violó a Joaquín Aguilar Méndez, a los 13 años, como se asentó en la averiguación previa número 46/00385/94 11, de la delegación Miguel Hidalgo.
Joaquín Aguilar confió en que estos y otros documentos permitan al juez Elihu M. Berlé, encargado del caso, dictaminar –en octubre próximo– jurisdicción para iniciar juicio a Norberto Rivera Carrera. Sentenció: “dijo una cosa, escribió otra y presentó otra”.
La prensa recibió 80 páginas relacionadas con el caso de Nicolás Aguilar. Entre ellas, el acta ministerial levantada el 8 de agosto de 1986 por la agresión física que sufrió el presbítero en la parroquia de San Sebastián, donde el sacristán Hipólito Pérez Silva y la señora de limpieza (cuyo nombre no se lee con claridad) declararon que el cura recibía a “chamacos” de varias localidades cercanas a Cuaucnopalan. Destacan las cartas del 27 de enero de 1987, cuando cinco meses después de aquellos sucesos, Nicolás Aguilar solicitó a Rivera Carrera, entonces obispo de Tehuacán, su renuncia irrevocable a la parroquia, misma que de inmediato –en la misma hoja se aprecia– aceptó el prelado. Ese mismo día, el jerarca católico solicitó por escrito a Roger Mahony que, “por motivos familiares y de salud”, permitiera a Nicolás permanecer por un año al servicio de la arquidiócesis angelina. No obstante, en su primera declaración ante la corte, del 26 de marzo de 2007, Rivera Carrera aseguró: “no otorgué licencia alguna al padre Aguilar para asumir labores de sacerdote en Los Ángeles (...) ni lo recomendé para desempeñar dichas labores. Dejé al cardenal Mahony la decisión de permitirle trabajar en la arquidiócesis de Los Ángeles”. Entre los documentos entregados se aprecia que el 23 de marzo de 1987, el presbítero mexicano notificó a su obispo que el vicario general del clero, el estadunidense Thomas Curry, pidió las razones de su traslado. Aparece entonces la carta que según Mahony nunca le entregó Rivera Carrera. En ésta, el obispo de Tehuacán explica, en un hoja sin membrete ni sello episcopal, que la salida del cura de la parroquia de San Sebastián Cuacnopalan se originó tras “una agresión física muy delicada”, relacionada con “problemas de homosexualidad”, y que las acusaciones al respecto “son varias, sin que se haya comprobado ninguna”. El 20 de diciembre de ese mismo año, Nicolás Aguilar envió otra carta a Rivera Carrera pidiéndole autorización, por tiempo indefinido, para permanecer en la arquidiócesis de Los Ángeles, suplicándole que “no se haga mención del permiso anterior de un año ni renovación del mismo, porque ese permiso no se presentó a la embajada”.
Pero al año siguiente, el 11 de enero, Thomas Curry notificó al obispo mexicano que varias familias acusaron al sacerdote de “haber actuado de manera inadecuada con sus niños” en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe. Se anexan recortes de periódicos dando la noticia y las cartas que Mahony envió al prelado, explicándole que el número de jóvenes acólitos que “él (Nicolás Aguilar) ha molestado” es “imposible de determinar”, aunque “es grande”. Le pidió su cooperación para localizarlo y arrestarlo, además de externarle su malestar porque no le advirtió, cuando solicitó el traslado, sobre “algún problema homosexual” del cura. Curiosamente, el 20 de mayo de 2004, ese cardenal pidió al sucesor de Rivera en la diócesis de Tehuacán, Mario Espinosa Contreras, una copia de la carta que supuestamente le había mandado su antecesor informándole al respecto. Están, además, los permisos otorgados a Nicolás Aguilar, en 1993 y 1995, para ejercer su ministerio en la arquidiócesis de México, con la anuencia de su obispo Norberto Rivera. Destaca el del 17 de diciembre del primer año, para ser vicario parroquial de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en la colonia Torreblanca, donde el presbítero violó a Joaquín Aguilar Méndez, a los 13 años, como se asentó en la averiguación previa número 46/00385/94 11, de la delegación Miguel Hidalgo.
Joaquín Aguilar confió en que estos y otros documentos permitan al juez Elihu M. Berlé, encargado del caso, dictaminar –en octubre próximo– jurisdicción para iniciar juicio a Norberto Rivera Carrera. Sentenció: “dijo una cosa, escribió otra y presentó otra”.
- The Legion of Christ Incorporated los acusa de robo de documentos del prelado
- Demandan a ex legionarios violados por Maciel
Integrantes del grupo de los ex legionarios de Cristo que fueron víctimas de abuso sexual del sacerdote Marcial Maciel fueron demandados por The Legion of Christ Incorporated, el 15 de agosto pasado en Estados Unidos, por presunto robo de documentos, supuestamente de la autoría de Maciel. Los denunciantes establecieron ante el tribunal correspondiente que el precio de los papeles asciende a 1.5 millones de dólares.
José Barba, uno de los integrantes del grupo, informó que la denuncia tiene que ver con la página de Internet que administra el inglés John Paul O’Connor Lennon (www.regainnetwork.org), en la que se denuncian actos de pederastia de la Iglesia católica y se hacen críticas al fundador de la Legión de Cristo. Defendió que los documentos son información hecha pública en la red y que no tienen copyright, además de que los representantes de la orden piden como reparación del daño la devolución de los mismos y la supresión de la página web. O’Connor Lennon recibió un citatorio de la corte del circuito de la ciudad de Alejandría, Virginia, donde los legionarios de Cristo lo acusaron de robar documentos y tergiversar su contenido maliciosamente. El citatorio incluye una petición para incautarle los bienes que tuviera en su casa, incluyendo libros, discos compactos y archivos de computadora, entre otros.
Argumentan que el ex legionario, también víctima de Maciel, se ha apoderado ilícitamente de unos 18 documentos de uso interno de la Legión, entre los cuales citan la constitución, que establece las normas bajo las cuales se rigen dentro de la orden, cartas y poemas de su fundador. Sin embargo, destaca que en la página de Internet en querella se denuncia que “las constituciones se aplican de manera arbitraria dentro del grupo, cambiadas varias veces, sin seguir cánones de ningún tipo, y es posible que el documento no sea el aprobado por el Vaticano inicialmente”. Barba señaló que aún no cuentan con los abogados que los defenderán ante los tribunales, y aclaró que la página web la formaron varios ex legionarios y sus familiares, entre ellos chilenos, colombianos, españoles, irlandeses, italianos, estadunidenses y otros. Sin embargo, manifestó que la denuncia en contra del grupo es “una cacería de brujas… Lo que les ha ardido es que entró en la discusión lo de los votos secretos de la Legión de Cristo, sin los cuales no habría ocurrido jamás lo que sucedió”.
José Barba, uno de los integrantes del grupo, informó que la denuncia tiene que ver con la página de Internet que administra el inglés John Paul O’Connor Lennon (www.regainnetwork.org), en la que se denuncian actos de pederastia de la Iglesia católica y se hacen críticas al fundador de la Legión de Cristo. Defendió que los documentos son información hecha pública en la red y que no tienen copyright, además de que los representantes de la orden piden como reparación del daño la devolución de los mismos y la supresión de la página web. O’Connor Lennon recibió un citatorio de la corte del circuito de la ciudad de Alejandría, Virginia, donde los legionarios de Cristo lo acusaron de robar documentos y tergiversar su contenido maliciosamente. El citatorio incluye una petición para incautarle los bienes que tuviera en su casa, incluyendo libros, discos compactos y archivos de computadora, entre otros.
Argumentan que el ex legionario, también víctima de Maciel, se ha apoderado ilícitamente de unos 18 documentos de uso interno de la Legión, entre los cuales citan la constitución, que establece las normas bajo las cuales se rigen dentro de la orden, cartas y poemas de su fundador. Sin embargo, destaca que en la página de Internet en querella se denuncia que “las constituciones se aplican de manera arbitraria dentro del grupo, cambiadas varias veces, sin seguir cánones de ningún tipo, y es posible que el documento no sea el aprobado por el Vaticano inicialmente”. Barba señaló que aún no cuentan con los abogados que los defenderán ante los tribunales, y aclaró que la página web la formaron varios ex legionarios y sus familiares, entre ellos chilenos, colombianos, españoles, irlandeses, italianos, estadunidenses y otros. Sin embargo, manifestó que la denuncia en contra del grupo es “una cacería de brujas… Lo que les ha ardido es que entró en la discusión lo de los votos secretos de la Legión de Cristo, sin los cuales no habría ocurrido jamás lo que sucedió”.
...Y LOS SACERDOTES, SIGUEN VIOLANDO NIÑOS
- El cardenal y el vicario de Los Angeles respondieron preguntas más de 10 horas
- Interrogan a Mahony para intentar que Norberto Rivera sea enjuiciado en EU
El cardenal Roger Mahony y el vicario de la Arquidiócesis de Los Angeles, Thomas Curry, fueron interrogados ayer, durante 10 horas, por Jeff Anderson, abogado de Joaquín Aguilar Méndez, víctima de abuso sexual de Nicolás Aguilar Rivera, para allegarse de pruebas que permitan demostrar, ante la Corte Superior de Justicia de aquella ciudad estadunidense, jurisdicción para enjuiciar al cardenal Norberto Rivera Carrera, por presunto encubrimiento del sacerdote mexicano. Trascendió que la parte demandante se llevó “buenas sorpresas”, porque se allegó de “pruebas importantes”, a partir de las declaraciones y entrega de documentos que hicieron los jerarcas católicos. La cita para el interrogatorio se programó a las 8:30 horas y concluyó a las 20:30, con apenas un receso de dos horas, a mediodía, para tomar alimentos. Se informó que Anderson quedó satisfecho con la audiencia. En la larga lista de cuestionamientos formulados a los religiosos –cuando menos 200– sobresalió el referente a la carta que en marzo de 1987 el cardenal Norberto Rivera asegura haber enviado a Mahony advirtiéndole sobre las sospechas, no comprobadas, de que Nicolás Aguilar era homosexual.
Sobre este punto en particular, hay declaraciones encontradas entre los cardenales mexicano y angelino, pues este último aseguró en varios momentos que no recibió la notificación hasta 2004, cuando le solicitó una copia al obispo Mario Espinosa Contreras, sucesor en ese entonces de Rivera Carrera en la diócesis de Tehuacán, Puebla, en la cual está incardinado Nicolás Aguilar. En este interrogatorio, Mahony debió responder si realmente recibió el documento del hoy cardenal mexicano o si le fue entregada una copia por Espinosa Contreras 17 años después. Además, qué piensa de esta carta, misma que carece de membrete de la diócesis poblana, del sello episcopal y de la firma del Norberto Rivera Carrera como obispo de Tehuacán. El cardenal angelino tuvo que responder también si ésta es la manera en que los jerarcas católicos acostumbran comunicarse para tratar este tipo de asuntos en el seno de la Iglesia católica. También respondió sobre el contenido de los comunicados que tuvo Thomas Curry con Nicolás Aguilar, sobre todo en enero de 1988, cuando el vicario se entrevistó con el presbítero, un viernes, para informarle que familias en Los Angeles lo acusaban de abuso sexual a menores, y por qué el asistente de Mahony tardó dos días –hasta el lunes– en notificar a la policía de estos hechos, cuando la legislación del estado de California establece claramente que cualquier sospecha de este tipo de delitos debe ser notificada inmediatamente a la justicia. Curry también debió responder sobre ello. Aunque trascendieron algunas de las preguntas que ayer formuló Anderson a los prelados, las respuestas no pueden ser públicas en estos momentos, por el privilegio que tiene el juez Elihu M. Berle de conocer, como encargado del caso, en primera instancia sobre lo sucedido en el interrogatorio. Después de los cuestionamientos que el abogado hizo al cardenal Mahony el segundo al que lo somete por acusaciones relacionadas con abuso sexual a menores por parte de clérigos; se espera que el 16 de octubre próximo el juez Berle dictamine si tiene jurisdicción para proceder en contra del cardenal Norberto Rivera Carrera.
Sobre este punto en particular, hay declaraciones encontradas entre los cardenales mexicano y angelino, pues este último aseguró en varios momentos que no recibió la notificación hasta 2004, cuando le solicitó una copia al obispo Mario Espinosa Contreras, sucesor en ese entonces de Rivera Carrera en la diócesis de Tehuacán, Puebla, en la cual está incardinado Nicolás Aguilar. En este interrogatorio, Mahony debió responder si realmente recibió el documento del hoy cardenal mexicano o si le fue entregada una copia por Espinosa Contreras 17 años después. Además, qué piensa de esta carta, misma que carece de membrete de la diócesis poblana, del sello episcopal y de la firma del Norberto Rivera Carrera como obispo de Tehuacán. El cardenal angelino tuvo que responder también si ésta es la manera en que los jerarcas católicos acostumbran comunicarse para tratar este tipo de asuntos en el seno de la Iglesia católica. También respondió sobre el contenido de los comunicados que tuvo Thomas Curry con Nicolás Aguilar, sobre todo en enero de 1988, cuando el vicario se entrevistó con el presbítero, un viernes, para informarle que familias en Los Angeles lo acusaban de abuso sexual a menores, y por qué el asistente de Mahony tardó dos días –hasta el lunes– en notificar a la policía de estos hechos, cuando la legislación del estado de California establece claramente que cualquier sospecha de este tipo de delitos debe ser notificada inmediatamente a la justicia. Curry también debió responder sobre ello. Aunque trascendieron algunas de las preguntas que ayer formuló Anderson a los prelados, las respuestas no pueden ser públicas en estos momentos, por el privilegio que tiene el juez Elihu M. Berle de conocer, como encargado del caso, en primera instancia sobre lo sucedido en el interrogatorio. Después de los cuestionamientos que el abogado hizo al cardenal Mahony el segundo al que lo somete por acusaciones relacionadas con abuso sexual a menores por parte de clérigos; se espera que el 16 de octubre próximo el juez Berle dictamine si tiene jurisdicción para proceder en contra del cardenal Norberto Rivera Carrera.
Kikka Roja