Por lo que se ve, paraestatales como Pemex o Fonatur ofrecen un campo propicio a los entramados de negocios entre empresarios y funcionarios públicos que beneficiaron a los hermanos Bribiesca Sahagún. El desarrollo Península Cancún por Alejandro Báez Meza, el socio guanajuatense de Felipe Tomé Velázquez en Residencial Península de Vallarta, reproduce la forma de operar de los hijos de Marta Sahagún, con un factor agravante: la violación impune de las normas ambientales
Gloria Leticia Diaz
En medio de irregularidades administrativas y de la devastación ecológica, empresarios y prestanombres de Marta Sahagún edifican el desarrollo inmobiliario Península Cancún en terrenos que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) malbarató en 4 mil 319.16 pesos por metro cuadrado y que ahora se venden en 2 mil 200 dólares por metro.
Antes de que la delegación del Registro Público de la Propiedad consignara la compraventa del predio ubicado en el kilómetro 23.5 del bulevar Kukulcán, en la zona hotelera de Cancún, el proyecto fue clausurado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), pues arrasó 13 mil 196.77 metros cuadrados de manglares.
Fonatur vendió esas tierras, que tenían gran valor ecológico, a Alejandro Báez Meza, representante de Península Cancún y socio de José Felipe Tomé Velázquez en el desarrollo Residencial Península en Puerto Vallarta y señalado como prestanombres de Marta Sahagún. Esas facilidades para deforestar áreas naturales antes de que se registrara la operación de compra ponen en entredicho las normas de la paraestatal, que en diciembre de 2004 les prestó a los Bribiesca Sahagún la Casa Fonatur, cercana a Península Cancún, como reveló el periódico Reforma en enero de 2005. En este puerto ya hay antecedentes de escándalos relacionados con los hijos de Marta Sahagún. El 31 de mayo de 2006, la revista Quehacer Político publicó datos sobre la relación de Jorge y Manuel Bribiesca con Germán Orozco, dueño de la firma Ultramar-Aquaworld, quien obtuvo el permiso de la delegación de la Semarnat para construir un muelle utilizando falsos estudios de impacto ambiental. El proyecto de Península Cancún consta de cuatro torres, de 12 niveles cada una, con vista a la playa de Nizuc, y contará con spa, gimnasio, lobby bar, centro de negocios, auditorio, jardines tropicales y alberca. La empresa lo promueve como el “conjunto más vanguardista en belleza natural de la Riviera Maya” y un desarrollo “estratégicamente ubicado para darte la mayor plusvalía en tu inversión”.
Barato, violar la ley
En la delegación del Registro Público de la Propiedad y del Comercio en Cancún se consignó la compraventa del predio el 13 de julio de 2006, según la escritura 36870 (folio electrónico 180593) de la notaría 30, cuyo titular es Miguel Cámara Patrón. Según la escritura, el vendedor del predio fue Nacional Financiera, a través del Fonatur. Como representante de la institución firmó Ricardo Gabriel Alvarado Guerrero, y como comprador aparece Península Cancún S.A. de C.V., representado por Alejandro Báez Meza, quien pagó 57 millones de pesos. La venta de los condominios se realiza a través de Lemmus Inver-México Real Estate, de Miguel Lemmus Matos. Según el agente de esa empresa Thomas T. Kucera —consultado por esta reportera con el argumento de que estaba interesada en adquirir un condominio—, en el proyecto se prevén 48 departamentos, con precios que oscilan entre 549 mil y 1 millón 200 mil dólares. En el terreno se aprecia la devastación de los manglares, aunque sólo se está construyendo una torre. Según fuentes de la misma empresa, eso se debe a que “no se cuenta con los permisos” para la siguiente etapa, pero Kucera dice que “primero se venderá la primera torre y después se continuará con las demás”. Este desarrollo fue clausurado el 6 de julio del año pasado, cinco días antes de que se registrara la compraventa. La Profepa inició un procedimiento administrativo por las obras de relleno, desmonte y despalme realizados por los promotores de Península Cancún sin permiso, lo que derivó en una denuncia penal ante la PGR “contra quien resulte responsable”.
Según información publicada en El Periódico de Quintana Roo, el 7 de julio del año pasado Miguel Lemmus Matos aseguró que la empresa asesora en materia ambiental del proyecto —Sylvática, cuyo dueño es Gerardo Gómez Nieto— entregó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) un día antes de la clausura, por lo que no violó la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA). Gómez Nieto fue director municipal de Ecología durante la gestión de Magali Achach, y desde entonces se manejaba como consultor de empresas inmobiliarias, a la vez que aprobaba sus proyectos. Ese claro conflicto de interés desató un escándalo en enero de 2002, al descubrirse que fungió como asesor del desarrollo Riu Cancún, en Punta Cancún, a cuya construcción le tocó darle el visto bueno como funcionario público. En el caso de Península Cancún, fue hasta el 24 de octubre de 2006 cuando la empresa ingresó la Manifestación de Impacto Ambiental, con el número 23QR2006TDO95, firmada por Alejandro Báez Meza. Sin embargo, en noviembre de ese año el proyecto volvió a ser clausurado por continuar la construcción con anomalías, señala Araceli Domínguez, integrante del Grupo Ecologista del Mayab (Gema). Península Cancún, destaca Domínguez, fue clausurado por las autoridades ambientales federales “porque no contaba con la autorización de su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ni con los cambios de uso de suelo forestal, sólo contaba con un permiso del ayuntamiento” encabezado por el priísta Francisco Alor Quesada.
Sin embargo, añade la ambientalista, “cuando la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, órgano desconcentrado de la Profepa) intervino después de múltiples denuncias, la empresa ya había acabado con el manglar”. Hasta la fecha, “no se sabe si cumplieron con las normas, pero supongo que no, porque el proyecto está construyendo sólo una torre, sin avanzar más allá”. Este proyecto, asegura Araceli Domínguez, es uno de los ejemplos más claros de la impunidad de que gozan los grupos inmobiliarios en Cancún. “No sé si en el proyecto está metida Marta Sahagún, lo que sí sé es que en el último año de gobierno de Vicente Fox y en lo que va del sexenio de Felipe Calderón, de 19 proyectos inmobiliarios con irregularidades relativas al cambio de uso de suelo, a la destrucción ecológica y a la sobredensidad, que tuvieron sanciones, 17 siguen edificándose”. Contra lo que se esperaba de la promulgación de la Ley General de Vida Silvestre, recientemente aprobada, dice la activista, “los dueños de los desarrollos tienen la opción de llevar los manglares a otro lugar, pero eso no es posible ni viable, mucho menos cuando los manglares cumplen una función primordial para proteger los arrecifes”.
En Isla Mujeres y Puerto Morelos
Los empresarios ligados a Marta Sahagún y a sus hijos tienen otro proyecto de mayor envergadura en el litoral de Isla Mujeres: Península Mujeres. Un proyecto que, según el corredor de Lemmus, Thomas T. Kucera, es parecido al de Residencial Península en Puerto Vallarta, el cual empezará a construirse en diciembre próximo: “Nosotros construimos muy rápido, y seguramente estará listo a mediados de 2008. Lo que tenemos en Península Cancún o Nizuc lo hicimos más o menos en tres meses”, se jacta el agente inmobiliario. Para este nuevo proyecto, la empresa Península Cancún S.A. de C.V., representada por Alejandro Báez, compró en la zona continental de Isla Mujeres dos terrenos que suman mil 859.34 metros cuadrados, a un costo de 2 millones 386 pesos. Esas compraventas están consignadas con los folios electrónicos 75114 y 75130 de la delegación del Registro Público de la Propiedad y del Comercio en Cancún; en ambas ocasiones aparece Báez como representante legal de Península Cancún.
La primera de esas adquisiciones se registró el 28 de noviembre de 2006, según la escritura 730. Península Cancún pagó 686 mil pesos por 818.22 metros cuadrados, es decir, 838.6 pesos por metro. El vendedor fue el particular Jesús Gamboa G. Cantón, y la propiedad es el lote 001, manzana 10, supermanzana 2, Zona Continental de Isla Mujeres, SL 01, fracción II CB-155. El segundo predio fue adquirido el 31 de enero de 2007, ya en el sexenio de Felipe Calderón. Se trata del lote 001, manzana 010, supermanzana 002, fracción I, Zona Continental de Isla Mujeres, y tiene una extensión de mil 41.12 metros cuadrados. Los empresarios ligados a Marta Sahagún y sus hijos pagaron por él 1 millón 700 mil pesos a Caribbean Quest, S.A. de C.V., según la escritura 823. Ambas propiedades fueron escrituradas por la notaria pública 38, Carmen Nicolás Ramírez. Báez refiere que su domicilio está en bulevar Adolfo López Mateos, Centro Max, Bajío, sin número, local 41, en León, Guanajuato.
El proyecto de Isla Mujeres también es comercializado por la compañía de Miguel Lemmus Matos y los costos de los departamentos oscilan entre 350 mil y 869 mil dólares. “Es un proyecto similar al de Vallarta —dice el corredor Kucera—, con mall incluido y un total de 50 departamentos”. Lemmus Inver-México Real Estate promueve, asimismo, un proyecto en Puerto Morelos: Península Petempich. En la publicidad aparecen como responsables del mismo la Desarrolladora Bahía de Petempich, S.A. de C.V. (con domicilio en Pablo Neruda 3055, PB Providencia, en Guadalajara, Jalisco), así como Grupo Sentido e ICA. Este desarrollo comparte con los de los prestanombres de los Bribiesca Sahagún el primer nombre de los proyectos —Península—, la publicidad, la empresa intermediaria y la vocación de devastar los manglares.
El presidente de la Asociación de Prestadores de Servicios Turísticos El Farolito, Félix Ortiz, afirma que el lugar donde se asienta este desarrollo inmobiliario forma parte de 17 mil hectáreas de manglares que han sido devastados en Puerto Morelos. “No estamos en contra del desarrollo —apunta—, sino contra el avasallamiento de los manglares, alimento del arrecife natural y también el atractivo turístico más importante que tenemos. “A partir del sexenio de Fox, los empresarios acabaron con 63% de las 27 mil hectáreas de manglares que tenía Puerto Morelos. Los inversionistas primero acaban con los manglares, con la autorización de las autoridades municipales y, después, cuando hacemos las denuncias, llegan los de la Profepa y declaran que ya estaba muerto y no hay nada qué dañar.” Uno de los dueños de Península Petempich, Eliseo González, de Grupo Sentido, puntualiza que a pesar de las semejanzas (el nombre, el corredor Lemmus y la publicidad), este desarrollo no tiene relación con Felipe Tomé Velázquez, el empresario de origen libanés “con quien inició amistad” Vicente Fox cuando era gobernador de Guanajuato.
“No somos los mismos. Conocemos a Felipe Tomé, somos amigos, pero nosotros somos una constructora independiente y contratamos a una empresa tan profesional como ICA”, dice el empresario vía telefónica cuando se le solicita información con el mismo argumento que a Kucera. Este es un proyecto de 72 departamentos, distribuidos en tres conjuntos de cuatro pisos cada uno, con dimensiones aproximadas de 200 metros cuadrados y costos que van de 473 mil a 660 mil dólares. Todos estos proyectos, opina Araceli Domínguez, forman parte de un concepto que está modificando de tajo el perfil de Cancún, “lo que trae consigo repercusiones en el aspecto económico y, como vemos, el ecológico”.
En cuanto a la esposa del ex presidente Fox y sus hijos, afirma que aún si no son ellos quienes están detrás de este negocio, “no son los únicos que gozan del influyentismo. Con el pretexto de los desarrollos inmobiliarios, que no traen beneficios para la sociedad de Quintana Roo, (algunos empresarios) se están acabando los manglares: son depredadores ecológicos”.
Sin embargo la publicidad de Península Cancún exalta valores supuestamente compatibles con la ecología: "Cada residencia está diseñada pensando en el equilibrio entre espacio abiertos e intimos, con materiales ay acabados de alta calidad y lujo, creando así un espacio para apreciar las espectaculares vistas del mar azul,y las playas de arena blanca". Península Cancún, continua, "combina una atmósfera de abundancia exótica con el diseño vanguardista de alta tecnología, naciendo entre la naturaleza para disfrutar de las vistas espectaculares del Caribe mexicano en un edificio inteligente en todos los sentidos".