LOS SERVIDORES PUBLICOS BIEN SEGUROS EN SUS PUESTOS "NO HAY PROBLEMA"
NO PIENSAN RENUNCIAR, Y LOS NARCOS NO SON PROBLEMA
EL PROBLEMA ES QUE "NO SABEMOS CÓMO HACERLE PARA PASAR POR DELINCUENTES , LOS CIUDADANOS QUE NO ACEPTAN EL FRAUDE QUE IMPUSO A FELIPE CALDERON"
nota El secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, dijo ante diputados que en casi dos años de la actual administración se han decomisado casi 20 mil armas de alto poder, equivalentes a las que usan todas las policías “en términos de capacidad de fuego”, y atribuyó a “una idea creada a nivel mediático y sin sustento” las versiones de supuestas diferencias entre él y el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, y mandos del Ejército Mexicano. Aseguró que la delincuencia no sólo utiliza acciones de alto impacto, como decapitaciones, ejecuciones y mensajes en las narcomantas para atemorizar a la ciudadanía y “generar alarma social”, en acciones que definió como de carácter terrorista, sino que además cuenta “con una base social que le da impunidad”. Durante una reunión de trabajo con integrantes de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, en el Salón Verde de San Lázaro –donde se guardó un minuto de silencio en memoria del policía Pedro Solana Cobaxín–, García Luna rechazó comprometerse –como le pidió el diputado priísta Enrique Benítez– a renunciar, si en diciembre no se frena la delincuencia; más tarde, cuando en conferencia de prensa se le preguntó si no tenía intención de separarse del cargo, reviró: “¿Por qué?” Asimismo, luego de que legisladores como Layda Sansores Sanromán, de Convergencia, y Andrés Lozano, del PRD, le preguntaron sobre las presuntas diferencias entre funcionarios que integran el gabinete de seguridad, específicamente con el procurador Eduardo Medina Mora y con el Ejército, afirmó que se trata de “una idea creada a nivel mediático, pero (que) no corresponde a la realidad y no tiene ningún sustento”. Refirió que, inclusive, las reuniones que sostiene con colaboradores del presidente Felipe Calderón son diarias y resaltó su amistad y la relación profesional con Medina Mora. Más aún, también sostuvo que es uno de los “más fervientes admiradores del Ejército. Estamos unidos para generar estrategias conjuntas con las fuerzas armadas”. No obstante, Sansores insistió en que se sabe sobre los pleitos institucionales entre los encargados de la seguridad pública, y afirmó que ello impide aplicar una eficiente estrategia contra la delincuencia. Genaro García Luna presentó, además, un panorama poco halagador, al señalar que la policía mexicana se desfasó histórica y técnicamente frente al crimen organizado, desde que éste empezó a evolucionar en la década de los 70, cuando se “sofisticó”, y que en la de los 80 utilizó “la globalización como instrumento para sus operaciones”, así como “el potencial de tecnología”. En contraste, reconoció, “de la masa policiaca nacional” casi 60 por ciento sólo tiene educación básica, y 25 por ciento bachillerato, y sostuvo que la SSP ha emprendido un reclutamiento en las universidades, porque “ya no es suficiente que los policías sepan leer y escribir”, sino también se requiere a economistas y contadores. Dijo que, por ejemplo, la policía federal no cuenta con tecnología que le permita no sólo conocer a nombre de quién está un teléfono celular que se utiliza para extorsionar, sino inclusive para localizar su posición. “El reto es tener posibilidades técnicas y estructurales para combatir el delito y capacidades reales para combatir el secuestro”, aseguró. Más aún, planteó que la transición de “una policía empírica, fáctica”, sólo se hará cuando exista un plan rector que defina procedimientos y perfiles. Por el momento, admitió, “no hay una herramienta para formar policías profesionales”, sino que el enfoque es para antimotines y grupos de reacción. En este punto, el diputado perredista Francisco Santos Arreola le preguntó por qué Benito Roa Lara tiene el cargo de director general de Robos y Secuestros de la secretaría, “si no terminó la preparatoria, todavía debe ocho materias”, y el funcionario explicó que “el señor Roa es el único certificado para control de crisis de secuestro, formado en la FBI”. En su presentación en power point, García Luna mostró a los diputados distintas gráficas sobre el crecimiento de los delitos, y sostuvo que, en el caso de los secuestros, éstos se incrementaron sólo 0.1 por ciento, y que a nivel nacional únicamente representan 0.3 por ciento. Aseguró que el número de ejecuciones se incrementó en los meses recientes, debido “a lo planteado por esta estrategia de intimidación” de los cárteles, y precisó que la mayor incidencia se registra en Chihuahua, Sinaloa, Michoacán, Guerrero y Baja California. Atribuyó estos crímenes a una recomposición de los liderazgos entre los capos del narco y a una disputa por el uso de territorios para la distribución de drogas. “Los narcos modificaron el ajuste de cuentas, utilizan el derecho de piso y extorsión como fuente de financiamiento”, dijo. En la sesión de preguntas y respuestas, los legisladores de todos los partidos, excepto el PAN, cuestionaron la capacidad del secretario y de otros responsables de la seguridad. El panista Edgar Olvera expresó el reconocimiento de su bancada a “la valentía del gobierno federal”, y dijo a García Luna: “Te queremos decir a ti y al Presidente, que en esta guerra contra el narcotráfico estamos a la par en el frente de batalla”. A su vez, Andrés Lozano criticó el que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no haya contribuido a combatir el lavado de dinero en bancos y casas de cambio, e impedido el tráfico de armas a través de las aduanas. Finalmente, el legislador Santos Arreola preguntó al funcionario federal: “¿Esperaremos a que los empresarios afectados por secuestros o asaltos contraten escuadrones de la muerte para vengarse? La sociedad ya no aguanta. O se ponen a trabajar o nosotros no aguantamos. Si no pueden, renuncien”.
MÉXICO, DF, 3 de septiembre (apro).- El secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, rechazó hoy que vaya a renunciar, a menos de que, dijo, el presidente Felipe Calderón se lo pida. Agregó que entre sus planes no está el de dejar el cargo: “Tengo una encomienda que cumplir y lo haré con toda mi capacidad”. Y rechazó que existan diferencias con el titular de la Procuraduría General de la República, Eduardo Medina Mora. Sostuvo que Medina Mora es su “amigo” y que ambos “somos “profesionales”. García Luna sostuvo una reunión de trabajo con diputados de la Comisión de Seguridad Pública ante quienes reconoció que existe una falta de definición en la estructura policiaca, en el contexto de unificar a las diversas corporaciones de seguridad del país. “En la parte operacional no hay diferencias, ayer se decía que tal vez exista una falta de definición de la policía, pero ya se está trabajando en la nueva ley de la Policía Federal, en la que se definen alcances específicos”, indicó. El secretario de Seguridad Pública federal explicó, así mismo, que el rezago estructural en materia de seguridad pública acumula tres décadas, debido al deterioro de las policías y el uso de tecnologías por parte de la delincuencia. Destacó que en dos años se decomisaron 20 mil armas de alto poder, mientras que todos los cuerpos policiacos sólo cuentan con un poder de fuego ligeramente menor al que se ha incautado a la delincuencia organizada en ese lapso. Dijo que en ese periodo se han incautado 6 mil 486 toneladas de mariguana, 221 toneladas de cocaína y 53 toneladas de heroína, lo que representa en el mercado de drogas unos 131 mil millones de dólares. Admitió que la delincuencia “ha utilizado acciones de alto impacto para atemorizar, inhibir a la autoridad, diversificando sus métodos de propaganda, de ejecuciones, con mensajes y mantas. “Con eso pretenden desprestigiar a las instituciones e intentan forzar a un repliegue de la autoridad para ganar espacios e impunidad”, pero aseguró que el gobierno no cederá a esas pretensiones. Según sus cifras, el índice delictivo en todo el país creció en 8.6%, principalmente en el rubro de homicidios dolosos, pues se pasó de 35 mil 341 muertes violentas hace diez años, a 28 mil 800 el año pasado. Reconoció que se han incrementado las ejecuciones en Chihuahua, Sinaloa, Michoacán, Guerrero y Baja California, “y en cinco estados se concentra más de 60% de los homicidios dolosos”. Y en respuesta a las críticas que hicieron organizaciones sociales por el presunto manejo mediático del rescate de dos secuestrados en el municipio mexiquense de Villa Nicolás Romero, el funcionario respondió que es “una vergüenza que alguien diga que es un asunto mediático, cuando hay dos víctimas liberadas, hay policías heridos, un policía muerto, hay 20 detenidos, hay cuatro muertos; es una verdadera grosería para las víctimas”. Los decapitados En cuanto a los secuestros, dijo que éstos aumentaron en 3%, el mayor porcentaje entre 2005 y 2006, principalmente en áreas metropolitanas. Otro de los rezagos, apuntó, es el nivel de escolaridad de los policías. Admitió que “de la masa policiaca nacional”, casi 60% sólo tiene educación básica, y 25%, bachillerato. Comentó que en el caso de los doce decapitados descubiertos el jueves pasado en Yucatán, resultó que uno de los detenidos tenía de oficio el de “lavacoches”. A este sujeto “lo reclutaron y convirtieron en sicario en tres meses, y en su declaración se dijo adicto a las drogas, y por eso decidió meterse de lleno al crimen organizado. Por sus servicios –reveló-- recibió el pago de entre 2 mil 500 y 4 mil pesos”. Los diputados le cuestionaron a García Luna el que en su reporte estuvieran ausentes cifras sobre lavado de dinero, casas de cambio, vehículos o propiedades del narcotráfico decomisados, o sobre el índice de consumidores de estupefacientes. El priista Juan Francisco Bedolla soltó: “No trae nada”. La legisladora más crítica fue Layda Sansores, de Convergencia, quien le dijo al aún titular de la SSP que con esas cifras “se engaña a sí mismo, pues no existe coordinación entre las policías. La diputada convergente lamentó que se hable de “pleitos en casa y guerras institucionales” en el gabinete de seguridad pública, pues así no se ganará el combate a la delincuencia organizada. “¿Qué pasa con el cuatismo en la secretaría? ¿Usted trabaja a palos de ciego?”, inquirió Layda Sansores. La secundó el perredista Francisco Javier Santos Arreola, quien se quejó del bajo nivel de escolaridad de algunos jefes policiacos, en particular se refirió a Benito Roa Lara, director general de Robos y Secuestros de la SSP, quien presuntamente no culminó su bachillerato. Molesto, García Luna respondió que “el señor Roa es el único certificado para control de crisis de control de secuestro a escala internacional, formado en el FBI”. Por último, reconoció que “tenemos policías con primaria y secundaria, así como la resistencia de la policía corrupta e intereses de grupos del crimen organizado, ellos se resisten a una evolución que tenemos de la policía”. |
CALDERON ES MI AMIGO, DEJA SU PERMANENCIA EN MANOS DEL ESPURIO
Demanda Soberanes “limpiar” las instituciones de seguridad
Víctor Ballinas
El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes Fernández, pidió que “se realice una limpia en todas las instituciones de seguridad pública y de procuración de justicia, porque el crimen organizado se ha infiltrado en ellas; mientras eso no se haga, todas las acciones que se emprendan en materia de seguridad serán inútiles”. Fortalecer los derechos, base para combatir la criminalidad
Roberto Garduño y Enrique Méndez
El nuevo presidente de la Junta de Coordinación Política, Javier González Garza, advirtió que sin leyes para fortalecer los derechos humanos no habrá posibilidad de combatir con éxito a las bandas de delincuentes. Al tomar posesión de ese cargo en la Cámara de Diputados, el perredista anunció que en los próximos días todos los partidos políticos jerarquizarán cuáles leyes son urgentes con el propósito de resolver, sobre todo, el estado de inseguridad y pobreza en que vive la población.
Los Amigos de Calderón
josé gil olmos MÉXICO, DF, 3 de septiembre (apro).- La incapacidad de gobernar de Felipe Calderón se ha hecho evidente en su segundo informe, pero también la urgencia de cambios en su gabinete, pues el amiguismo ha sustituido al compadrazgo priista, aunque con la agravante del fracaso. Desde que arrancó su gobierno y se conformó su gabinete legal y ampliado, en toda la estructura oficial se hizo patente la llegada de los amigos de Calderón, sin importar que éstos tuvieran experiencia para desempeñar las funciones en sus respectivas áreas, como fue el caso del exsecretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, que tomó el puesto sólo por haber lanzado la candidatura presidencial de Calderón antes que cualquier otro panista.
El relevo del exgobernador jalisciense por Juan Camilo Mouriño confirmó el estilo de gobernar de Felipe Calderón, es decir, apoyarse en sus amigos más cercanos antes que en personajes capaces de resolver los distintos retos a los que se enfrenta el país. Las lealtades de los amigos no son la mejor fórmula para gobernar; al contrario, ello revela la inseguridad con la que Calderón arribó a la silla presidencial, pues apunta a que prefiere la incondicionalidad o el comentario gratuito, al análisis crítico del que sabe en qué situación nos encontramos y que evita anticipar falsas salidas. Además de Mouriño, el gobierno calderonista colocó a sus amigos en puestos clave, a los que arribaron sin ninguna experiencia o sin el conocimiento necesario. Uno de ellos es Jordi Herrera, quien fue colocado al frente de la Subsecretaría de Planeación Energética y Desarrollo Tecnológico de la Secretaría de Energía sin tener ninguna base para este puesto. Jordi Herrera apenas rebasa los 30 años y su gran logro fue haber sido secretario particular y amigo de Calderón en su efímero paso por la Secretaría de Energía y en Banobras.
En la campaña del 2006 fue el coordinador de las redes de Calderón. Antes que por sus capacidades, se le reconoce su gran cercanía con Felipe Calderón, con quien compartía la vida bohemia. Javier Lozano es otro caso. Cuando estaba en el PRI nunca brilló y, cuando Francisco Labastida Ochoa perdió y en la dirigencia nacional priista hubo cambios, se enquistó en la secretaria de prensa del partido, donde su único rasgo fue la prepotencia y la incapacidad para relacionarse con los medios. También fue subsecretario de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación con Diódoro Carrasco y presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones; fungió, así mismo, como subsecretario de Comunicaciones y oficial mayor de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
¿Y qué méritos tuvo para llegar a la Secretaría de Trabajo?, se preguntarán, pues ninguno, salvo que brincó al PAN y ha defendido ciegamente a Calderón ante cualquier intento de crítica por parte del PRD. Del caso de Mouriño se ha escrito mucho, pero lo principal para que alcanzara los niveles más altos de la política nacional fue haber acompañado a Calderón en su última etapa como funcionario público y amarrar sus negocios en Pemex, cuando el michoacano precisamente pasó por la Secretaría de Energía. Lo mismo ocurre con otros secretarios como Salvador Vega Casillas, quien llegó a la Función Pública gracias a las buenas relaciones con la familia Calderón; o el caso del titular de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, con quien hizo amistad en las aulas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y por ello lo colocó al frente de esta institución clave para el combate a la pobreza, no obstante carecer de antecedentes sobre el tema.
Gerardo Ruiz Mateos es otro ejemplo más. Ingeniero industrial y de sistemas por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), con apenas una especialidad en economía y finanzas, fue designado hace apenas un mes por Calderón como nuevo secretario de Economía sólo por la amistad que iniciaron hace unos cuantos años. En la campaña del 2006, fue el primero en aportar recursos al equipo de Calderón –donó 214 mil 288 pesos–, y luego se hizo cargo del área administrativa del equipo del candidato presidencial panista. De ahí saltó a coordinar el área de Gabinetes y Proyectos Especiales de la Oficina de la Presidencia, y sin más experiencia ahora es nada más y nada menos que el responsable de manejar la economía nacional. La lista de amigos de Calderón que han asumido una responsabilidad pública, carentes de conocimiento o de experiencia, es larga. Dos casos más son el joven Salomón Chertorivski, que está al frente de Diconsa únicamente porque fue compañero de aulas y fiestas de Calderón cuando éste hizo un curso en Harvard.
En Liconsa colocó a Jesús Galván Muñoz, un abogado que únicamente ha tenido algunos cargos en el partido y cuyo conocimiento en la comercialización y distribución de la leche se resume en una tienda de quesos que tiene como negocio familiar. Con este gabinete es que Calderón ha tratado de hacer frente a los grandes retos que tiene el país, y con él ha fracasado en todo: en la creación de empleos y el combate a la pobreza, en la lucha contra la inseguridad y la injusticia, en la aprobación de la reforma energética y en el mejoramiento a la educación. Cuatro años le faltan para que termine su administración, aún es tiempo de que se dé cuenta que no basta con la amistad para gobernar un país y que en su gabinete falta gente experimentada y con conocimientos para salir lo mejor posible de la crisis en la que ya nos encontramos.
Kikka Roja
El relevo del exgobernador jalisciense por Juan Camilo Mouriño confirmó el estilo de gobernar de Felipe Calderón, es decir, apoyarse en sus amigos más cercanos antes que en personajes capaces de resolver los distintos retos a los que se enfrenta el país. Las lealtades de los amigos no son la mejor fórmula para gobernar; al contrario, ello revela la inseguridad con la que Calderón arribó a la silla presidencial, pues apunta a que prefiere la incondicionalidad o el comentario gratuito, al análisis crítico del que sabe en qué situación nos encontramos y que evita anticipar falsas salidas. Además de Mouriño, el gobierno calderonista colocó a sus amigos en puestos clave, a los que arribaron sin ninguna experiencia o sin el conocimiento necesario. Uno de ellos es Jordi Herrera, quien fue colocado al frente de la Subsecretaría de Planeación Energética y Desarrollo Tecnológico de la Secretaría de Energía sin tener ninguna base para este puesto. Jordi Herrera apenas rebasa los 30 años y su gran logro fue haber sido secretario particular y amigo de Calderón en su efímero paso por la Secretaría de Energía y en Banobras.
En la campaña del 2006 fue el coordinador de las redes de Calderón. Antes que por sus capacidades, se le reconoce su gran cercanía con Felipe Calderón, con quien compartía la vida bohemia. Javier Lozano es otro caso. Cuando estaba en el PRI nunca brilló y, cuando Francisco Labastida Ochoa perdió y en la dirigencia nacional priista hubo cambios, se enquistó en la secretaria de prensa del partido, donde su único rasgo fue la prepotencia y la incapacidad para relacionarse con los medios. También fue subsecretario de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación con Diódoro Carrasco y presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones; fungió, así mismo, como subsecretario de Comunicaciones y oficial mayor de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
¿Y qué méritos tuvo para llegar a la Secretaría de Trabajo?, se preguntarán, pues ninguno, salvo que brincó al PAN y ha defendido ciegamente a Calderón ante cualquier intento de crítica por parte del PRD. Del caso de Mouriño se ha escrito mucho, pero lo principal para que alcanzara los niveles más altos de la política nacional fue haber acompañado a Calderón en su última etapa como funcionario público y amarrar sus negocios en Pemex, cuando el michoacano precisamente pasó por la Secretaría de Energía. Lo mismo ocurre con otros secretarios como Salvador Vega Casillas, quien llegó a la Función Pública gracias a las buenas relaciones con la familia Calderón; o el caso del titular de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, con quien hizo amistad en las aulas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y por ello lo colocó al frente de esta institución clave para el combate a la pobreza, no obstante carecer de antecedentes sobre el tema.
Gerardo Ruiz Mateos es otro ejemplo más. Ingeniero industrial y de sistemas por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), con apenas una especialidad en economía y finanzas, fue designado hace apenas un mes por Calderón como nuevo secretario de Economía sólo por la amistad que iniciaron hace unos cuantos años. En la campaña del 2006, fue el primero en aportar recursos al equipo de Calderón –donó 214 mil 288 pesos–, y luego se hizo cargo del área administrativa del equipo del candidato presidencial panista. De ahí saltó a coordinar el área de Gabinetes y Proyectos Especiales de la Oficina de la Presidencia, y sin más experiencia ahora es nada más y nada menos que el responsable de manejar la economía nacional. La lista de amigos de Calderón que han asumido una responsabilidad pública, carentes de conocimiento o de experiencia, es larga. Dos casos más son el joven Salomón Chertorivski, que está al frente de Diconsa únicamente porque fue compañero de aulas y fiestas de Calderón cuando éste hizo un curso en Harvard.
En Liconsa colocó a Jesús Galván Muñoz, un abogado que únicamente ha tenido algunos cargos en el partido y cuyo conocimiento en la comercialización y distribución de la leche se resume en una tienda de quesos que tiene como negocio familiar. Con este gabinete es que Calderón ha tratado de hacer frente a los grandes retos que tiene el país, y con él ha fracasado en todo: en la creación de empleos y el combate a la pobreza, en la lucha contra la inseguridad y la injusticia, en la aprobación de la reforma energética y en el mejoramiento a la educación. Cuatro años le faltan para que termine su administración, aún es tiempo de que se dé cuenta que no basta con la amistad para gobernar un país y que en su gabinete falta gente experimentada y con conocimientos para salir lo mejor posible de la crisis en la que ya nos encontramos.