Las mentiras de la Clinton Por María Teresa Jardí Por más que los a modo del sistema quieran hacernos creer en la buena voluntad de la señora Clinton. la trampa está también en el reconocimiento de la culpa con relación a la demanda de droga del pueblo estadounidense. Pueblo, efectivamente, irremediablemente adicto a las drogas. Pero convertido en adicto por el gobierno gringo. Gobierno que con Obama, casi recién llegado generando tantas esperanzas, pinta ya para seguir siendo el más odiado del planeta. El haber convertido al pueblo norteamericano en adicto no es la única culpa del imperio vecino. Y más allá de que, si así fuera, no tendría por qué importarnos a los mexicanos. Cada pueblo tiene el derecho de suicidarse como le apetezca. Y por eso presidentes igual de canallas, pero un poco menos traidores a la patria que los emanados de la derecha, desde Salinas, y ni qué decir de los panistas con su doble e impúdica moral, sembraron droga, a petición expresa del gobierno gringo, y permitieron el traslado, para embrutecer a los soldados que llegaban locos y al pueblo que empezaba a cuestionar el derecho de invadir y masacrar a los vietnamitas. Presidentes canallas, sí, pero menos traidores a la Patria, no permitieron en México la venta de droga al menudeo, que empezó a fomentarse de manera descarada en la época de Salinas y cuya venta se generalizó nada más llegar el PAN, con Fox, como cabeza. El haber convertido al pueblo norteamericano en adicto es la consecuencia para controlar el becerro de oro que al mundo está haciendo vivir en medio del Apocalipsis, quizá, de manera adelantada. Miente Obama, por boca de la señora Clinton, como antes mentían Bush y compañía queriendo también ocultar lo obvio: que a los gringos se les convirtió en adictos a las drogas por la entrada de dinero que al gobierno gringo, desde siempre, le ha producido la droga mantenida como mercancía clandestina. Y es eso lo que, además de criminal, convierte al gobierno gringo en el terrorista enemigo número uno de la humanidad, porque de terrorismo trata permitir el narcotráfico con todas sus consecuencias, por dinero. Eso es lo que hace terrorista al imperio gringo y no la demanda que un pueblo adicto haga de las drogas que se le ha acostumbrado a consumir sin la debida educación al respeto. Por su avaricia sumada a una perversidad sin límites, es por lo que tiene que pedir perdón al mundo de rodillas el imperio gringo. Y eso es lo que calla la impresentable señora de Clinton, y esto es lo que hay que recordarle todos los días al gobierno gringo, y más ahora que ya están aquí —nuevamente colonizado México merced al entreguismo del fascismo usurpador— dictando todas las reglas del juego e incluso avasallando al Nacional que es el único Ejército al que los mexicanos debemos respeto. ¡Basta de mentiras! Con el dinero del narcotráfico es como mantienen los Estados Unidos de Norteamérica su estabilidad política. ¡Basta de mentiras! El imperio gringo está montado sobre los ríos de sangre, a cambio de los dólares que la droga mantenida como mercancía clandestina le produce al gobierno gringo. Las visitas de cortesía para cotejar a los empleados a modo, incluidas las palmaditas de aprobación en la espalda, tienen tan gran desfachatez incluida, que a la Guadalupana también le dan grima. El perdón que debe pedir el gobierno gringo tiene que ver con el del dinero del narcotráfico que le paga al imperio gringo el “derecho”, auto-otorgado por el propio imperio, para erigirse en el Policía, inquisitorial, que al mundo vigila, invade, ocupa, asesina, tortura, mata de hambre, exprime, roba, asalta, condena... Ahí está la CIA como ejemplo de delincuencia organizada, desde la cabeza misma del imperio gringo, propiciando golpes de Estado contra gobernantes legítimamente elegidos por los ciudadanos de los pueblos agredidos, traficando con la droga, armando, al alimón, lo mismo guerrillas, que cárteles de narcotraficantes, asesinando, torturando, infiltrando y cobrando la patente de corso que a los grupos paramilitares se les concede a cambio de convertirlos en asesinos salvajes, para la sociedad, irrecuperables. ¡Basta de mentiras! Con dinero proveniente de la droga mantenida como mercancía clandestina, se pagan los gringos las conquistas con sus respectivas colonizaciones y lo que están haciendo aquí es invadirnos para colonizarnos. |
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