Raymundo Riva Palacio
Condenado a muerte
Lunes, 30 de Marzo de 2009
Su personalidad sanguínea estaba clara ese día en que en una entrevista apresurada en la radio, el secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, exclamó, en tono de queja y de denuncia, que ahora sí, los cárteles de la droga saben dónde vive. Es decir, si los narcotraficantes saben dónde vive, su seguridad está comprometida, y su vida y la de su familia corren peligro. Eso fue el viernes pasado, lleno de confusión porque policías federales habían detenido a dos personas que seguían a su esposa y a su hija de 10 años por las calles del sur de la ciudad de México y que al ser detenidos les encontraron un croquis con la dirección de la casa anterior y actual del secretario.
Los detenidos dijeron ser camarógrafos de Televisión por Cable, que estaban elaborando un reportaje sobre las propiedades de García Luna, y cuyas direcciones se habían manejado en algunos medios durante los últimos días. Uno de ellos, Reporte Índigo, la revista electrónica que lleva varios meses en campaña contra el secretario a partir de información de Javier Herrera Valles, ex comandante de la Policía Federal detenido por presunta relación con los cárteles de la droga, publicó el viernes la dirección exacta de las casas del secretario. La sola sugerencia de la dirección donde vivía García Luna en otros medios días antes, provocó gran molestia en el gobierno porque se vulneraba la seguridad del secretario, quien ya había tenido que cambiar de casa en este sexenio por las mismas razones. El viernes se escaló la tensión.
García Luna se preparaba para ir a dar un curso de maestría a la escuela de la Marina, cuando lo llamó su esposa para contarle lo que acababa de suceder. Su escolta le informó que les habían encontrado un croquis con las direcciones de su ex casa y de donde vive actualmente, que habían grabado a su hija de 10 años y que, para que se abriera una averiguación, los llevaban a la delegación metropolitana de la PGR. Las alarmas se prendieron, pues había antecedentes.
En mayo del año pasado, dos sujetos realizaron una acción con el mismo modus operandi, pero en el spa que frecuentaba la esposa de García Luna. Los escoltas sacaron a la señora por una puerta trasera y fueron seguidos en un taxi hasta que fueron detenidos en posesión de varias armas de alto calibre. La investigación llevó a corroborar que eran sicarios del Cártel de Sinaloa que iban a actuar contra la señora. La forma de actuar esa idéntica a lo que sucedió el viernes, aunque en lugar de armas eran cámaras de televisión, y en lugar de sicarios eran camarógrafos. La reacción gubernamental, aparentemente desproporcionada, tiene raíces profundas.
En el mismo mayo de 2008, el director de Investigaciones Criminales de la Secretaría de Seguridad Pública, Roberto Velasco, que llevaba años de estar siguiendo los pasos de Joaquín "El Chapo" Guzmán, fue asesinado por unos sicarios en el sur de la ciudad de México, a quienes les encontraron un croquis con la dirección de la casa donde vivía. Las investigaciones permitieron establecer que esos sicarios trabajaban para el Cártel de Sinaloa. Ese mismo mes, al llegar a una casa donde no habitaba regularmente, Édgar Millán, coordinador de Inteligencia y Operativos contra el Crimen Organizado de la misma dependencia, fue asesinado por un sicario que estaba dentro de su casa. El asesino fue detenido inmediatamente, y las investigaciones llegaron a una lista de la muerte del Cártel de Sinaloa en la cual figuraban, por orden de ejecución, Velasco, Millán, Gerardo Garay, quien remplazó a Millán, Luis Cárdenas, coordinador de Inteligencia de la Policía Federal, y otro mando policial de inferior rango que no ha sido identificado.
La cadena de ejecuciones se rompió, pero los funcionarios están neutralizados. Garay está preso por acusaciones del Luis "El Rey" Zambada, hermano de uno de los jefes del Cártel de Sinaloa –que pagó para asesinar a Julio César Sánchez Amaya, director de la Policía Sectorial de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, en el bombazo en el centro de la ciudad de México en febrero de 2008-, y del ex comandante vinculado al narco, Édgar Bayardo, acusado de robo de 500 mil dólares del narco. Cárdenas ha sido sometido a una campaña, también en Reporte Índigo, que revivió un caso judicial donde fue exonerado en su juventud. Los cuatro mandos identificados en la lista llevaban años trabajando contra el Cártel de Sinaloa.
La orden de ejecuciones de mandos policiales que han actuado contra el Cártel de Sinaloa y contra la fracción disidente de los Hermanos Beltrán Leyva –la fractura se dio por la detención de Alfredo, "El Mochomo", realizada por Garay a principio del año pasado-, está confirmada. En la Secretaría de Seguridad Pública se elevó el nivel de blindaje de los vehículos para que puedan resistir la mayor potencia de las armas de los narcos y desde hace unos meses la seguridad se ha reforzado en torno a los mandos principales. La guerra contra el narcotráfico es de verdad y cuesta vidas. García Luna está en el centro y es la joya de la corona. Su reacción en la radio encierra la realidad del momento, aunque a veces, por carecer de la experiencia de este tipo de situaciones, muchos creen ser inmunes a su violencia. Vivir pensando que el fenómeno es ajeno, no es vivir;, sino el mejor acelerador para morir.
Los detenidos dijeron ser camarógrafos de Televisión por Cable, que estaban elaborando un reportaje sobre las propiedades de García Luna, y cuyas direcciones se habían manejado en algunos medios durante los últimos días. Uno de ellos, Reporte Índigo, la revista electrónica que lleva varios meses en campaña contra el secretario a partir de información de Javier Herrera Valles, ex comandante de la Policía Federal detenido por presunta relación con los cárteles de la droga, publicó el viernes la dirección exacta de las casas del secretario. La sola sugerencia de la dirección donde vivía García Luna en otros medios días antes, provocó gran molestia en el gobierno porque se vulneraba la seguridad del secretario, quien ya había tenido que cambiar de casa en este sexenio por las mismas razones. El viernes se escaló la tensión.
García Luna se preparaba para ir a dar un curso de maestría a la escuela de la Marina, cuando lo llamó su esposa para contarle lo que acababa de suceder. Su escolta le informó que les habían encontrado un croquis con las direcciones de su ex casa y de donde vive actualmente, que habían grabado a su hija de 10 años y que, para que se abriera una averiguación, los llevaban a la delegación metropolitana de la PGR. Las alarmas se prendieron, pues había antecedentes.
En mayo del año pasado, dos sujetos realizaron una acción con el mismo modus operandi, pero en el spa que frecuentaba la esposa de García Luna. Los escoltas sacaron a la señora por una puerta trasera y fueron seguidos en un taxi hasta que fueron detenidos en posesión de varias armas de alto calibre. La investigación llevó a corroborar que eran sicarios del Cártel de Sinaloa que iban a actuar contra la señora. La forma de actuar esa idéntica a lo que sucedió el viernes, aunque en lugar de armas eran cámaras de televisión, y en lugar de sicarios eran camarógrafos. La reacción gubernamental, aparentemente desproporcionada, tiene raíces profundas.
En el mismo mayo de 2008, el director de Investigaciones Criminales de la Secretaría de Seguridad Pública, Roberto Velasco, que llevaba años de estar siguiendo los pasos de Joaquín "El Chapo" Guzmán, fue asesinado por unos sicarios en el sur de la ciudad de México, a quienes les encontraron un croquis con la dirección de la casa donde vivía. Las investigaciones permitieron establecer que esos sicarios trabajaban para el Cártel de Sinaloa. Ese mismo mes, al llegar a una casa donde no habitaba regularmente, Édgar Millán, coordinador de Inteligencia y Operativos contra el Crimen Organizado de la misma dependencia, fue asesinado por un sicario que estaba dentro de su casa. El asesino fue detenido inmediatamente, y las investigaciones llegaron a una lista de la muerte del Cártel de Sinaloa en la cual figuraban, por orden de ejecución, Velasco, Millán, Gerardo Garay, quien remplazó a Millán, Luis Cárdenas, coordinador de Inteligencia de la Policía Federal, y otro mando policial de inferior rango que no ha sido identificado.
La cadena de ejecuciones se rompió, pero los funcionarios están neutralizados. Garay está preso por acusaciones del Luis "El Rey" Zambada, hermano de uno de los jefes del Cártel de Sinaloa –que pagó para asesinar a Julio César Sánchez Amaya, director de la Policía Sectorial de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, en el bombazo en el centro de la ciudad de México en febrero de 2008-, y del ex comandante vinculado al narco, Édgar Bayardo, acusado de robo de 500 mil dólares del narco. Cárdenas ha sido sometido a una campaña, también en Reporte Índigo, que revivió un caso judicial donde fue exonerado en su juventud. Los cuatro mandos identificados en la lista llevaban años trabajando contra el Cártel de Sinaloa.
La orden de ejecuciones de mandos policiales que han actuado contra el Cártel de Sinaloa y contra la fracción disidente de los Hermanos Beltrán Leyva –la fractura se dio por la detención de Alfredo, "El Mochomo", realizada por Garay a principio del año pasado-, está confirmada. En la Secretaría de Seguridad Pública se elevó el nivel de blindaje de los vehículos para que puedan resistir la mayor potencia de las armas de los narcos y desde hace unos meses la seguridad se ha reforzado en torno a los mandos principales. La guerra contra el narcotráfico es de verdad y cuesta vidas. García Luna está en el centro y es la joya de la corona. Su reacción en la radio encierra la realidad del momento, aunque a veces, por carecer de la experiencia de este tipo de situaciones, muchos creen ser inmunes a su violencia. Vivir pensando que el fenómeno es ajeno, no es vivir;, sino el mejor acelerador para morir.
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