¡Ay, Felipe! Guadalupe Loaeza Visita su BLOG 7 Abr. 09 Anoche tuve una pesadilla; soñé que Josefina Vázquez Mota dejaba de ser secretaria de Educación para irse como diputada. Por más que quería despertarme, no podía. La veía muy sonriente al lado de Felipe Calderón quien, naturalmente, no podía más que expresar su confianza en una mujer como ella, "con su liderazgo y su talento para seguir avanzando, desde la trinchera más importante del país, la Cámara de Diputados en la transformación de México". Lo escuchaba decir en mi sueño desde el lugar en donde me encontraba sentada en medio de maestros y muchos niños de todas las edades. Todos nos veíamos tristísimos. Nadie aplaudía. Incluso vi a varias maestras de la tercera edad vestidas de negro, con lágrimas en los ojos. Más que en un acto político, parecía como que estábamos velando a un muerto. De pronto, a dos hileras de mí, advertí a la maestra Elba Esther Gordillo. De todo el auditorio lleno a reventar era la única persona que se veía feliz haciendo la "V" de la victoria. En seguida, se puso a escribir en una hojita de papel y llamó a uno de sus ayudantes. Vi cómo el señor corría hasta llegar frente a Calderón. El Presidente desdobló el papel, lo leyó, e inmediatamente después miró hacia donde se encontraba Elba Esther e hizo un guiño, como diciéndole: "Misión cumplida". En ese instante comprendí lo que pasaba. Era ella, la maestra, quien le había pedido al Presidente la remoción de Vázquez Mota. Más claro que el agua no podía ser: aprovechando los nombramientos de los diputados federales por el PAN para las próximas elecciones, nada se le hizo más fácil a Calderón que pedirle a Josefina que se lanzara como diputada, de esta forma mataba dos pájaros de un tiro: le daba gusto a su amiga y, al mismo tiempo, su partido tenía en la Cámara una representante de lujo con miras a las elecciones presidenciales. ¿Y la Secretaría de Educación? ¿Y los programas que ya había lanzado Vázquez Mota? ¿Y todo lo que la secretaria ya había logrado? ¿Y la Alianza por la Calidad de la Educación? Todo eso valía sombrilla, lo importante eran las próximas elecciones. Ah, qué coraje me dio. Sin pensarlo dos veces, me puse de pie y, a gritos, pedí la palabra. Al principio nadie me hacía caso, pero poco a poco las voces de los maestros y la de los adolescentes y niños se unieron a la mía. "¡Déjenla hablar!". Después de muchos gritos y sombrerazos, finalmente, me dieron la palabra: "No le pueden hacer eso a una Secretaría tan importante, como es la Secretaría de Educación Pública. ¿Acaso no es la educación uno de los problemas más apremiantes que tiene el país? ¿Qué no importan todos los logros que se fueron acumulando durante los 27 meses que estuvo Josefina frente a la SEP? Permítame, recordárselos, señor Presidente: nada más en el ciclo escolar 2008-2009, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos entregó 200'043,621 libros, para los 25'686,032 alumnos de educación básica. ¿Sabe usted en cuántas lenguas indígenas se produjeron 1'590,082 libros? ¡En 42! ¿Y cuántos tomos se imprimieron en sistema Braille? 28'800. Además, se imprimieron 13 millones 125 mil ejemplares para 151 mil bibliotecas escolares y 851 bibliotecas de aula. Uno de los mayores logros, a mi manera de ver, fue la realización del primer concurso nacional de oposición para ingreso al servicio docente. Igualmente se impulsó la cultura de la evaluación como ejercicio de transparencia y rendición de cuentas. No sé si sepa, señor Calderón, que las Becas de Oportunidades para los alumnos de educación básica son 4'354,599 y que 1'1 millones de jóvenes reciben una beca del gobierno federal". Y entre más enumeraba los logros de Josefina en mi sueño, más se exaltaba el público y más vociferaban consignas a su favor. "¡Que no se vaya, que no se vaya!", "Los del PAN te están usando, Josefina, no te dejes". "Eres la única del gabinete en que creemos", "Cuando seas viejita, Josefina, te vas a arrepentir por haber abandonado la Secretaría de Educación Pública", "¿Qué no te das cuenta, Josefina, que te están corriendo para darle gusto a la maestra?", "¡Has sido la única mujer que ha ocupado la Secretaría de Educación. No abandones a las maestras que creímos en ti!", decía un coro de voces femeninas. La verdad es que ya quería despertarme de esta pesadilla, pero había muchas más cosas que decir en el micrófono. Era una oportunidad espléndida la que tenía. "Mi querida Josefina, tienen razón los compañeros y las compañeras, no te puedes ir. No puedes dejar todos tus proyectos a la mitad. ¿Te has puesto a pensar qué va a pasar con tu equipo? Pienso en personas como Miguel Székely, brillante subsecretario; como César Moheno, un asesor de primera y muchos otros más. Josefina, quiero decirte que...". Estaba a punto de decirle algo muy importante a la secretaria, cuando de repente me desperté. Eran las 7:00 a.m. A esa hora, el noticiario de Carmen Aristegui estaba anunciando la salida de Josefina Vázquez Mota. Volví a cerrar los ojos y pensé con tristeza: "Ay, Felipe... todo por no fajarse los pantalones...". |
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