- Naciones en desarrollo acusan a países ricos de querer hundir el Protocolo de Kyoto
- Ahora la suspensión del diálogo oscurece cumbre de Copenhague
- Evalúan extender compromisos para la reducción de gases de efecto invernadero
- Insiste EU: los pactos, injustos
- China se deslinda de que el encuentro pueda terminar sin acuerdos.
Agentes policiacos detuvieron ayer a 210 activistas que incendiaron barricadas y lanzaron bombas molotovFoto Ap
Reuters, Afp y Dpa
Periódico La Jornada
Martes 15 de diciembre de 2009, p. 33
Copenhague, 14 de diciembre. Una protesta de naciones africanas, que acusaron a los países ricos de hacer muy poco para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, demoró este lunes las conversaciones de Naciones Unidas sobre el clima en Copenhague, Dinamarca, cuatro días antes de que los líderes intenten firmar un pacto.
Los 53 países africanos, respaldados por otras naciones en desarrollo, abandonaron las negociaciones cinco horas, luego de denunciar que los países ricos intentan hundir el Protocolo de Kyoto, el cual obliga al llamado mundo industrializado a recortar dichas emanaciones a finales de 2012, cuando expirará la primera fase.
Las negociaciones se reanudaron luego de la promesa de Dinamarca –la delegación anfitriona– de poner más atención a las demandas africanas de extender el único pacto existente sobre reducción de emisiones, mientras las naciones desarrolladas también se declararon dispuestas a discutir los compromisos de Kyoto.
Dicho convenio impone obligaciones a las grandes potencias y protege a los países en vías de desarrollo, los cuales pugnan por que se mantenga el tratado con una segunda fase de compromisos a partir de enero de 2013. No obstante, algunas naciones industrializadas prefieren elaborar un acuerdo nuevo, con bases totalmente diferentes.
Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero después de China, que nunca ratificó el acuerdo, considera que el protocolo es injusto, porque no impone obligaciones a los grandes países en desarrollo, entre ellos China, India y Brasil, responsables de gran parte de las emisiones mundiales de dióxido de carbono.
China, en voz del viceministro de Relaciones Exteriores, He Yafei, rechazó cualquier responsabilidad en caso de que la cumbre termine sin acuerdo, y demandó que los países industrializados "asuman posiciones propias, sin utilizar a China como pretexto", en declaraciones al diario británico The Financial Times.
China sostiene que las naciones desarrolladas deberían liderar el compromiso de reducir sustancialmente dichas emisiones y suministrar ayuda financiera a los países emergentes para que puedan luchar contra el cambio climático.
La principal preocupación de las naciones en vías de desarrollo es asegurar fondos de los países ricos para limitar las emisiones de dióxido de carbono y cubrir el costo de adaptarse a un mundo más cálido, manifestó He Yafei, quien expresó que su nación podría renunciar a esa ayuda, en una aparente concesión de Pekín a la cumbre.
Mientras tanto, activistas de Climate Justice Action se manifestaron en la capital danesa en favor de “fronteras abiertas –para los refugiados por causas del cambio climático– y contra la industria armamentista”. La policía dispersó a los manifestantes y detuvo a varios.
Los 53 países africanos, respaldados por otras naciones en desarrollo, abandonaron las negociaciones cinco horas, luego de denunciar que los países ricos intentan hundir el Protocolo de Kyoto, el cual obliga al llamado mundo industrializado a recortar dichas emanaciones a finales de 2012, cuando expirará la primera fase.
Las negociaciones se reanudaron luego de la promesa de Dinamarca –la delegación anfitriona– de poner más atención a las demandas africanas de extender el único pacto existente sobre reducción de emisiones, mientras las naciones desarrolladas también se declararon dispuestas a discutir los compromisos de Kyoto.
Dicho convenio impone obligaciones a las grandes potencias y protege a los países en vías de desarrollo, los cuales pugnan por que se mantenga el tratado con una segunda fase de compromisos a partir de enero de 2013. No obstante, algunas naciones industrializadas prefieren elaborar un acuerdo nuevo, con bases totalmente diferentes.
Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero después de China, que nunca ratificó el acuerdo, considera que el protocolo es injusto, porque no impone obligaciones a los grandes países en desarrollo, entre ellos China, India y Brasil, responsables de gran parte de las emisiones mundiales de dióxido de carbono.
China, en voz del viceministro de Relaciones Exteriores, He Yafei, rechazó cualquier responsabilidad en caso de que la cumbre termine sin acuerdo, y demandó que los países industrializados "asuman posiciones propias, sin utilizar a China como pretexto", en declaraciones al diario británico The Financial Times.
China sostiene que las naciones desarrolladas deberían liderar el compromiso de reducir sustancialmente dichas emisiones y suministrar ayuda financiera a los países emergentes para que puedan luchar contra el cambio climático.
La principal preocupación de las naciones en vías de desarrollo es asegurar fondos de los países ricos para limitar las emisiones de dióxido de carbono y cubrir el costo de adaptarse a un mundo más cálido, manifestó He Yafei, quien expresó que su nación podría renunciar a esa ayuda, en una aparente concesión de Pekín a la cumbre.
Mientras tanto, activistas de Climate Justice Action se manifestaron en la capital danesa en favor de “fronteras abiertas –para los refugiados por causas del cambio climático– y contra la industria armamentista”. La policía dispersó a los manifestantes y detuvo a varios.
kikka-roja.blogspot.com/