Transparencia y rendición de cuentas México: ¿Estado corrupto? (II y última)
Arturo González de Aragón
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En la segunda y última parte del ensayo escrito en exclusiva para Proceso, Arturo González de Aragón hace un recuento de las desgracias y calamidades que la opacidad y la deshonestidad han dejado en México: los casos del Fobaproa y la Estela de Luz, las tragedias del Casino Royale y de la guardería ABC… El extitular de la Auditoría Superior de la Federación propone que la transparencia, la rendición de cuentas y la fiscalización superior queden asentadas constitucionalmente para evitar en lo sucesivo la desmesura enfermiza de quienes detentan el poder.
México es un país que tiene una ciudadanía con profundos valores éticos y morales: Es una sociedad trabajadora y esforzada, pues según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) somos el pueblo más trabajador entre los miembros de la misma: Laboramos en promedio casi 10 horas al día (595 minutos) en tanto que los alemanes son los que menos trabajan –siete horas diarias– pero son los que más valor crean.
Arturo González de Aragón
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En la segunda y última parte del ensayo escrito en exclusiva para Proceso, Arturo González de Aragón hace un recuento de las desgracias y calamidades que la opacidad y la deshonestidad han dejado en México: los casos del Fobaproa y la Estela de Luz, las tragedias del Casino Royale y de la guardería ABC… El extitular de la Auditoría Superior de la Federación propone que la transparencia, la rendición de cuentas y la fiscalización superior queden asentadas constitucionalmente para evitar en lo sucesivo la desmesura enfermiza de quienes detentan el poder.
México es un país que tiene una ciudadanía con profundos valores éticos y morales: Es una sociedad trabajadora y esforzada, pues según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) somos el pueblo más trabajador entre los miembros de la misma: Laboramos en promedio casi 10 horas al día (595 minutos) en tanto que los alemanes son los que menos trabajan –siete horas diarias– pero son los que más valor crean.