Las cemitas poblanas suelen adornarse con ajonjolí, como el mole. A principios del siglo XX, los panderos poblanos se esmeraban en dibujar sobre las semitas flores, animales, frases e incluso paisajes. Se dice que Maximino Ávila Camacho ofreció en alguna comida semitas adornadas con el escudo del municipio de Teziutlán (cemitaspoblanas.blogspot.mx).
No sólo hay cemitas en Puebla, único estado de la República donde se elaboran de sal y de dulce. En el norte también se encuentran; son famosas las de Bustamante, Nuevo León. Ahí se hacen la semita de anís y también la semita chorreada, que seguramente debe su nombre a las huellas que deja el piloncillo que se le pone a la masa. Es tradicional fermentarlas con pulque, lo que muestra su origen tlaxcalteca. En Chihuahua también hay semitas; en la receta que registran Marcela Frías y Jesús Vargas en su Cocina regional de Chihuahua, se usa harina integral de trigo, y de preferencia, tesgüino como levadura.