No ha sido por falta de indignación que me he detenido de escribir en estos días sobre el aborto. La indignación está presente, es sólo que -ya que los argumentos son los mismos-, ¿qué se puede agregar en esta agria discusión?
Debe ser una genérica debilidad corporal que hace más difícil que las mujeres sean leñadoras, por ejemplo, lo que las ha sumido en un estado de debilidad perenne. Pero sólo ahí, baste ver a los hombres quejarse escandalosamente de dolores que las mujeres sobrellevan con mucho mayor discreción. Pero el caso es que la ley de los hombres ha prevalecido basada en su fortaleza física. Quien domina hará las leyes. Y eso por mucho que se vea a monjitas cargando carteles condenando la despenalización del aborto. ¿Pero qué saben ellas? ¿Y qué saben -me es más difícil de entender- mujeres de atuendos asexuados que también los despliegan? La sujeción a los mandatos patriarcales nubla el entendimiento. Así, se obedece ciegamente la voz de la autoridad, masculina, desde luego.
Sin embargo, he sabido, a lo largo del tiempo, de los abortos discretos -discretísimos- a los que se han sometido muchachas, hijas de las mismas familias vociferantes. Pero a ellas les fue practicado en hospitales en toda regla. Tenían los medios económicos para hacerlo. Me parece que el asunto tiene que ver con la indefensión de la pobreza que exacerba el machismo y que tantas veces orilla a las mujeres a buscar este último recurso ante un embarazo no deseado, pero que alterará lamentablemente su vida. Sea éste producto de violación, prepotencia de la pareja o, simplemente, de la mala suerte. Pretender afirmar que el aborto es una forma rutinaria del control natal es muy tramposo. Nadie -ni hombre ni mujer- gusta de someterse a una intervención que agravie su cuerpo y que, tal como se hacen las cosas, ponga en peligro de muerte.
Pero la balanza suele inclinarse siempre del lado del fuerte que ciega su entendimiento para imponer las sinrazones de su fuerza. Y habría que volver a subrayar la tan lenta aceptación de la ciencia por la jerarquía religiosa, que, bien sabemos, no busca almas para llevar al cielo, sino el poder que anula la voluntad de quienes se viven cautivos. Y mandar sobre el cuerpo es mandar. ¿Dónde más si no?, mientras no se demuestre la presencia inequívoca del alma y el castigo eterno. ¿Por qué el tratamiento que se da a la pederastia clerical es tan diferente? ¿No es peor lesionar la dignidad indefensa de un niño que defender a rajatabla el freno de células en su incipiente desarrollo? ¿Por qué si a lo largo de los siglos han cambiado los criterios acerca de la incursión de esa alma indemostrable, no aceptar lo sensato?
De cualquier forma, cada individuo es libre para regir sobre su cuerpo, cuando de esta elección depende todo su futuro (la amputación de un miembro que salva de la gangrena). Además, ¿qué hay del futuro del niño no querido que es obligado a llegar al mundo para después acabar vendido para la prostitución, por ejemplo, o de acólito de un cura pederasta. Digamos Maciel, que ahora, libre de otras obligaciones, descansa tranquilo en la vejez? ¿Qué es más terrible: el freno al crecimiento celular, que al cabo de los muchos meses será un ser humano, o el abandono del ser humano a su muy triste suerte desde que abre los ojos? ¿Y qué hay del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo? La excomunión para ellas y para el médico que las ayude. Pero, ¿acaso esa misma excomunión se extendió a los sacerdotes que no destruyeron un tejido celular en fase incial, sino la vida de quienes pervirtieron con dolo?
Además, nadie obliga a las mujeres a abortar si no están de acuerdo, pero ¿por qué obligar a quienes no participan de sus creencias a obedecerlas?
¿Será la despenalización del aborto la defensa de la vida o el ejercicio del poder?
Debe ser una genérica debilidad corporal que hace más difícil que las mujeres sean leñadoras, por ejemplo, lo que las ha sumido en un estado de debilidad perenne. Pero sólo ahí, baste ver a los hombres quejarse escandalosamente de dolores que las mujeres sobrellevan con mucho mayor discreción. Pero el caso es que la ley de los hombres ha prevalecido basada en su fortaleza física. Quien domina hará las leyes. Y eso por mucho que se vea a monjitas cargando carteles condenando la despenalización del aborto. ¿Pero qué saben ellas? ¿Y qué saben -me es más difícil de entender- mujeres de atuendos asexuados que también los despliegan? La sujeción a los mandatos patriarcales nubla el entendimiento. Así, se obedece ciegamente la voz de la autoridad, masculina, desde luego.
Sin embargo, he sabido, a lo largo del tiempo, de los abortos discretos -discretísimos- a los que se han sometido muchachas, hijas de las mismas familias vociferantes. Pero a ellas les fue practicado en hospitales en toda regla. Tenían los medios económicos para hacerlo. Me parece que el asunto tiene que ver con la indefensión de la pobreza que exacerba el machismo y que tantas veces orilla a las mujeres a buscar este último recurso ante un embarazo no deseado, pero que alterará lamentablemente su vida. Sea éste producto de violación, prepotencia de la pareja o, simplemente, de la mala suerte. Pretender afirmar que el aborto es una forma rutinaria del control natal es muy tramposo. Nadie -ni hombre ni mujer- gusta de someterse a una intervención que agravie su cuerpo y que, tal como se hacen las cosas, ponga en peligro de muerte.
Pero la balanza suele inclinarse siempre del lado del fuerte que ciega su entendimiento para imponer las sinrazones de su fuerza. Y habría que volver a subrayar la tan lenta aceptación de la ciencia por la jerarquía religiosa, que, bien sabemos, no busca almas para llevar al cielo, sino el poder que anula la voluntad de quienes se viven cautivos. Y mandar sobre el cuerpo es mandar. ¿Dónde más si no?, mientras no se demuestre la presencia inequívoca del alma y el castigo eterno. ¿Por qué el tratamiento que se da a la pederastia clerical es tan diferente? ¿No es peor lesionar la dignidad indefensa de un niño que defender a rajatabla el freno de células en su incipiente desarrollo? ¿Por qué si a lo largo de los siglos han cambiado los criterios acerca de la incursión de esa alma indemostrable, no aceptar lo sensato?
De cualquier forma, cada individuo es libre para regir sobre su cuerpo, cuando de esta elección depende todo su futuro (la amputación de un miembro que salva de la gangrena). Además, ¿qué hay del futuro del niño no querido que es obligado a llegar al mundo para después acabar vendido para la prostitución, por ejemplo, o de acólito de un cura pederasta. Digamos Maciel, que ahora, libre de otras obligaciones, descansa tranquilo en la vejez? ¿Qué es más terrible: el freno al crecimiento celular, que al cabo de los muchos meses será un ser humano, o el abandono del ser humano a su muy triste suerte desde que abre los ojos? ¿Y qué hay del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo? La excomunión para ellas y para el médico que las ayude. Pero, ¿acaso esa misma excomunión se extendió a los sacerdotes que no destruyeron un tejido celular en fase incial, sino la vida de quienes pervirtieron con dolo?
Además, nadie obliga a las mujeres a abortar si no están de acuerdo, pero ¿por qué obligar a quienes no participan de sus creencias a obedecerlas?
¿Será la despenalización del aborto la defensa de la vida o el ejercicio del poder?
Intolerancia: fruto podrido del debate sobre el aborto
editorial
Las amenazas de muerte lanzadas en contra de integrantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) por su apoyo al proyecto de reforma legal para despenalizar el aborto revelan que la discusión sobre este tema ha degenerado en un clima de intolerancia por parte de opositores a la iniciativa. Es por ello que tanto la ALDF como el Senado condenaron ayer martes, por unanimidad, esta situación y exigieron la intervención de las autoridades, la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República, para resguardar el estado de derecho. El jueves de la semana pasada, miembros de la agrupación Guardia Nacional Mexicana amenazaron de muerte a los asambleístas Víctor Hugo Círigo, del Partido de la Revolución Democrática (PRD); Tonatiuh González, del Partido Revolucionario Institucional, y Jorge Carlos Díaz Cuervo, de Alternativa Socialdemócrata y Campesina, por impulsar la despenalización del aborto en la capital. Y ayer martes fue el turno de Leticia Quezada, diputada del PRD y presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la ALDF, quien recibió en su correo electrónico un mensaje en el cual le advertían que "sus días están contados" y que la única escapatoria posible es que vote en contra del aborto, lo que constituye un claro intento por coaccionar la decisión de la legisladora en torno de este asunto. Por lo pronto, la amenaza contra Quezada se integrará a la denuncia presentada por Círigo, González y Díaz Cuervo en contra de la llamada Guardia Nacional Mexicana, medida que ojalá permita ventilar estas acusaciones que han sido escasamente abordadas públicamente a pesar de su gravedad.
Estos mensajes de muerte son una clara muestra del nivel de agresividad e intransigencia que se han alcanzado en este debate, una postura inadmisible ya que en una democracia sana las diferencias de opiniones no se pueden, ni deben, dirimir mediante la violencia. De hecho, las amenazas evidencian que una parte de la oposición a la despenalización del aborto está fanatizada. Tal y como explicó Círigo, las posiciones fundamentalistas de derecha pueden derivar en una "ola de violencia física". Se trata también de intentos por impedir la libre discusión de iniciativas de ley, lo que constituye una limitación inaceptable e inconstitucional a la libertad de los legisladores.De esta manera cabe preguntarse cuál es el respeto que tienen los individuos que han proferido estas amenazas de muerte hacia los principios democráticos y hacia la vida misma, el eslogan en el cual se apoyan para objetar la despenalización del aborto. En todo caso, la respuesta a esta pregunta dará una idea de cuál es el nivel de democracia y respeto al estado de derecho que se quiere tener en el país, así como permitirá establecer el grado de avance en México de principios básicos como la tolerancia, la convivencia pacífica y la primacía de la razón.
- Temen que surjan brotes de violencia por los grupos fundamentalistas opositores al aborto
- Asambleístas y senadores condenan amenazas contra legisladores
- "Sus días están contados" advierten por correo electrónico a la perredista Leticia Quezada
El perredista Avelino Méndez Rangel muestra un cartel en favor de la despenalización del aborto durante la sesión de la Asamblea Legislativa Foto: María Meléndrez Parada
Por unanimidad la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y la Cámara de Senadores condenaron, por separado, las amenazas de muerte que han recibido diputados de diversas fracciones por parte de algunos grupos radicales, "so pretexto de defender su oposición respecto del tema de la despenalización del aborto". Mediante un punto de acuerdo presentado en tribuna por el presidente de la comisión de Gobierno de la ALDF, Víctor Hugo Círigo, y aprobado por unanimidad, alertan que cuando se adoptan posiciones fundamentalistas e irreconciliables puede desatarse una "ola de violencia física que las autoridades no deben soslayar". Por ello, la Asamblea Legislativa reiteró su exigencia a la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República (PGR) de hacer valer el estado de derecho para "actúen de manera eficaz contra estos grupos radicales". En tanto, en el Senado, el perredista Carlos Navarrete subió a tribuna el punto de acuerdo en el que se reprobó categóricamente cualquier intento por impedir la libre discusión de iniciativas de ley, así como las amenazas a los legisladores del DF que analizan despenalizar el aborto. Al igual que en la ALDF, en el punto presentado en el Senado se resalta el riesgo de que se produzca violencia si continúan las posiciones fundamentalistas e irreconciliables en torno a la reforma de ley.
El senador Navarrete recordó que la discusión en torno a despenalizar el aborto en la ciudad de México provocó que algunos grupos manifiesten y expresen consignas agresivas, insultos, e incluso amenazas en contra de los legisladores locales. Agregó que aunque los asambleístas ya presentaron una denuncia penal, es necesario que el Senado repruebe el intento de coartar la libertad de los legisladores. "No podemos, de ninguna manera, permitir que la función legislativa se vea empañada por la violencia verbal y quizá física, y tenemos que hacer un llamado a la sociedad para que se debata con ideas, con respeto y tolerancia". En este contexto, la diputada perredista Leticia Quezada, presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Asamblea Legislativa, recibió por medio de su correo electrónico una amenaza de muerte. Por lo que los legisladores hicieron un exhorto a los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Joel Ortega, y de la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF), Rodolfo Félix Cárdenas, para que implementan las medidas necesarias para garantizar su integridad física. En conferencia de prensa la legisladora detalló que ayer tarde recibió un correo en el que se le advierte: "Sus días están contados, doña Leticia, lo único que puede salvarla a usted y a otros tres diputados es votar contra el aborto". El documento se integrará a la denuncia que presentaron los diputados Víctor Hugo Círigo (PRD), Jorge Carlos Díaz Cuervo (Alternativa), y Armando Tonatiuh González (PRI), ante la PGJDF contra la autodenominada Guardia Nacional Mexicana.
Resguarda la SSP el recinto legislativoPor unanimidad la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y la Cámara de Senadores condenaron, por separado, las amenazas de muerte que han recibido diputados de diversas fracciones por parte de algunos grupos radicales, "so pretexto de defender su oposición respecto del tema de la despenalización del aborto". Mediante un punto de acuerdo presentado en tribuna por el presidente de la comisión de Gobierno de la ALDF, Víctor Hugo Círigo, y aprobado por unanimidad, alertan que cuando se adoptan posiciones fundamentalistas e irreconciliables puede desatarse una "ola de violencia física que las autoridades no deben soslayar". Por ello, la Asamblea Legislativa reiteró su exigencia a la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República (PGR) de hacer valer el estado de derecho para "actúen de manera eficaz contra estos grupos radicales". En tanto, en el Senado, el perredista Carlos Navarrete subió a tribuna el punto de acuerdo en el que se reprobó categóricamente cualquier intento por impedir la libre discusión de iniciativas de ley, así como las amenazas a los legisladores del DF que analizan despenalizar el aborto. Al igual que en la ALDF, en el punto presentado en el Senado se resalta el riesgo de que se produzca violencia si continúan las posiciones fundamentalistas e irreconciliables en torno a la reforma de ley.
El senador Navarrete recordó que la discusión en torno a despenalizar el aborto en la ciudad de México provocó que algunos grupos manifiesten y expresen consignas agresivas, insultos, e incluso amenazas en contra de los legisladores locales. Agregó que aunque los asambleístas ya presentaron una denuncia penal, es necesario que el Senado repruebe el intento de coartar la libertad de los legisladores. "No podemos, de ninguna manera, permitir que la función legislativa se vea empañada por la violencia verbal y quizá física, y tenemos que hacer un llamado a la sociedad para que se debata con ideas, con respeto y tolerancia". En este contexto, la diputada perredista Leticia Quezada, presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Asamblea Legislativa, recibió por medio de su correo electrónico una amenaza de muerte. Por lo que los legisladores hicieron un exhorto a los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Joel Ortega, y de la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF), Rodolfo Félix Cárdenas, para que implementan las medidas necesarias para garantizar su integridad física. En conferencia de prensa la legisladora detalló que ayer tarde recibió un correo en el que se le advierte: "Sus días están contados, doña Leticia, lo único que puede salvarla a usted y a otros tres diputados es votar contra el aborto". El documento se integrará a la denuncia que presentaron los diputados Víctor Hugo Círigo (PRD), Jorge Carlos Díaz Cuervo (Alternativa), y Armando Tonatiuh González (PRI), ante la PGJDF contra la autodenominada Guardia Nacional Mexicana.
Joel Ortega informó que a petición de la Asamblea Legislativa del DF, se reforzó el resguardo alrededor del recinto legislativo de Donceles y Allende, y espera que el presidente de la Mesa Directiva envíe por escrito la petición para resguardarla integralmente. Mencionó que los operativos alrededor de la ALDF continuarán sin importar si las manifestaciones son a favor o en contra del aborto. "Ha ocurrido que cuando hay protestas a favor me llaman diputados para que los retire, pero vamos a mantenerlos". Hoy, la fracción del PRD solicitará al jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, se les brinde seguridad a los diputados locales, en especial aquellos que han recibido amenazas.
Eduardo GálvezKikka Roja