¡Se armó la gorda!
Jairo Calixto Albarran
Te digo, es el viejo tratamiento agua fría-agua caliente, policía bueno-policía malo. Por un lado el dadivoso señor don Jelipillo nos levanta el ánimo con una demostración de su infinita generosidad: se congela el precio de productos fundamentales en la vida del pueblo mexicano como la salsa catsup, el té de tila para la bilis, néctares de frutas, los nopales en escabeche, los chiles largos, la vainilla, el champiñón en trocitos, la salsa de chile habanero, el chile jalapeño relleno de picadillo, salsa para espagueti, jugos de ocho verduras omega tres, condimento de achiote, gelatina en polvo, entre otros, para que no caigan en la tentación de la espiral inflacionaria. Claro que ya aparecieron los resentidazos sociales que alegan que Calderón se esperó mañosamente a que subieran los productos para después aplicar la medida. Nada les parece; y mejor guarden silencio que los de la Concamin por cualquier cosa se sacan de onda y la canasta básica va a costar lo mismo que el ajuar de la Gordillo.
Así, por el otro lado reaparece ese dechado de sensibilidad que es el secretario de Salud, José Ángel Córdova, para explicarnos que el peligro apocalíptico del momento ya no está en el bloqueo a la reforma energética, la inconstitucionalidad de la nueva Ley del ISSSTE, o el advenimiento de la crisis alimentaria como habían dicho los agoreros calderonistas del desastre. No. El peligro para México ya tampoco es El Peje (que pasó de presidente legítimo a mandatario no espurio como logro semántico de La Nueva Banda TimbirIFE), sino la obesidad. Lo que no han podido hacer jubilados, pensionados, Santiago Creel y el populismo, lo están consiguiendo los gordos. ¿Pues cuánto quieren que pierdan?
Según este hipocrático muchacho, los panzones ponen en riesgo el sistema sanitario nacional, más aún que el diputado Catémoc Velasco de Convergencia cuando aseguró que el blanquiazulismo maicearía con 2 millones y medio de dólares para que los legisladores aflojen su voto a favor de las iniciativas calderónicas que están del avernícola. ¿Dónde está la austeridad republicana?; con llevarlo a una comida corrida con teibol dance consigues eso y más.
Quién lo diría, los regordetes son más nocivos que Los Zetas. ¿A quién le van a echar la culpa mañana de los males de la patria, a los sordos, a los dispépsicos, a los americanistas (bueno, esos algo tienen que ver) o a los cojos?
Así es la inteligentzia panista, por eso resucitaron a Bernardo de la Garza, que es la versión Emo del Niño Verde, para ponerlo a padrotear en Los Pinos.
jcalixto@milenio.com
Jairo Calixto Albarran
Te digo, es el viejo tratamiento agua fría-agua caliente, policía bueno-policía malo. Por un lado el dadivoso señor don Jelipillo nos levanta el ánimo con una demostración de su infinita generosidad: se congela el precio de productos fundamentales en la vida del pueblo mexicano como la salsa catsup, el té de tila para la bilis, néctares de frutas, los nopales en escabeche, los chiles largos, la vainilla, el champiñón en trocitos, la salsa de chile habanero, el chile jalapeño relleno de picadillo, salsa para espagueti, jugos de ocho verduras omega tres, condimento de achiote, gelatina en polvo, entre otros, para que no caigan en la tentación de la espiral inflacionaria. Claro que ya aparecieron los resentidazos sociales que alegan que Calderón se esperó mañosamente a que subieran los productos para después aplicar la medida. Nada les parece; y mejor guarden silencio que los de la Concamin por cualquier cosa se sacan de onda y la canasta básica va a costar lo mismo que el ajuar de la Gordillo.
Así, por el otro lado reaparece ese dechado de sensibilidad que es el secretario de Salud, José Ángel Córdova, para explicarnos que el peligro apocalíptico del momento ya no está en el bloqueo a la reforma energética, la inconstitucionalidad de la nueva Ley del ISSSTE, o el advenimiento de la crisis alimentaria como habían dicho los agoreros calderonistas del desastre. No. El peligro para México ya tampoco es El Peje (que pasó de presidente legítimo a mandatario no espurio como logro semántico de La Nueva Banda TimbirIFE), sino la obesidad. Lo que no han podido hacer jubilados, pensionados, Santiago Creel y el populismo, lo están consiguiendo los gordos. ¿Pues cuánto quieren que pierdan?
Según este hipocrático muchacho, los panzones ponen en riesgo el sistema sanitario nacional, más aún que el diputado Catémoc Velasco de Convergencia cuando aseguró que el blanquiazulismo maicearía con 2 millones y medio de dólares para que los legisladores aflojen su voto a favor de las iniciativas calderónicas que están del avernícola. ¿Dónde está la austeridad republicana?; con llevarlo a una comida corrida con teibol dance consigues eso y más.
Quién lo diría, los regordetes son más nocivos que Los Zetas. ¿A quién le van a echar la culpa mañana de los males de la patria, a los sordos, a los dispépsicos, a los americanistas (bueno, esos algo tienen que ver) o a los cojos?
Así es la inteligentzia panista, por eso resucitaron a Bernardo de la Garza, que es la versión Emo del Niño Verde, para ponerlo a padrotear en Los Pinos.
jcalixto@milenio.com
Kikka Roja
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