A 100 años de la muerte, sus descendientes quieren liberar sus restos, en manos del ejército de EU
David Brooks Corresponsal
Washington, 17 de febrero. Los descendientes del legendario caudillo indígena Gerónimo anunciaron hoy, en el centenario de su muerte, una demanda legal contra el gobierno de Estados Unidos para liberar sus restos y sus pertenencias, que siguen en manos del ejército de Estados Unidos.
Encabezados por Harlyn Gerónimo, bisnieto del líder apache, 20 descendientes, junto con su abogado, Ramsey Clark, ex procurador general de justicia de Estados Unidos, anunciaron que presentarán una demanda contra el comandante en jefe (el presidente), el secretario de Defensa y el secretario del Ejército para liberar a Gerónimo, su espíritu, sus restos y objetos funerarios de un siglo de encarcelamiento injusto por el ejército de Estados Unidos en el fuerte Sill, Oklahoma.
Después de décadas de resistencia contra las olas de colonos blancos que invadieron tierras de los apaches, en 1886 Gerónimo aceptó un acuerdo con el general Miles, quien le informó que el presidente Grover Cleveland le ofrecía que, a cambio de rendirse, él y su pueblo serían protegidos, se les permitiría vivir en buenas tierras y reunidos con sus familias. Pero el presidente se retractó del acuerdo y ordenó su rendición incondicional, y Gerónimo y sus hombres fueron tomados como prisioneros de guerra, calidad en la cual permanecen hasta hoy.
La fase final de su resistencia fue feroz. Durante 18 meses más de 5 mil soldados estadunidenses y 500 auxiliares indígenas persiguieron a la banda de apaches conformada por 35 hombres, ocho jóvenes y 101 mujeres, que operaba en Estados Unidos y México. Al final, Gerónimo y 14 guerreros fueron encarcelados en el fuerte Sill, en Oklahoma.
Su pueblo padeció años de prisión y confinamiento.
En 1906 el presidente Theodore Roosevelt otorgó permiso a Gerónimo para contar su historia. En su libro, Esperanzas para el futuro, relató: “Existe una gran pregunta entre los apaches y el gobierno. Durante 20 años hemos estado detenidos como prisioneros de guerra… No pedimos toda la tierra que el Todopoderoso nos dio… pero nuestro pueblo decrece en número aquí y continuará así a menos que se le permita regresar a la madre tierra… Es mi tierra, mi hogar, la tierra de mi padre, a la cual ahora pido que se me permita regresar. Quiero pasar mis últimos días ahí, y ser enterrado entre esas montañas”.
La demanda de hoy tiene el objetivo de cumplir con ese último deseo. Además, exigen que una zona protegida sea renombrada Reserva Nacional Apache Gerónimo y quede en control de su tribu. También buscan establecer un centro de estudios y documentación para los más de 200 millones de indígenas que viven en el mundo, la especie humana más en peligro donde se encuentre.
A la vez, los descendientes continuarán la investigación sobre acusaciones de que en 1918 un grupo de estudiantes de la Universidad Yale, entre ellos un abuelo del presidente George W. Bush, Prescott Bush, invadió la tumba de Gerónimo en el fuerte Sill, robó su cráneo y otros restos y artículos enterrados con él para su sociedad secreta Skull and Bones (Cráneo y Huesos, que aún existe). El objetivo es recuperar lo robado.
Encabezados por Harlyn Gerónimo, bisnieto del líder apache, 20 descendientes, junto con su abogado, Ramsey Clark, ex procurador general de justicia de Estados Unidos, anunciaron que presentarán una demanda contra el comandante en jefe (el presidente), el secretario de Defensa y el secretario del Ejército para liberar a Gerónimo, su espíritu, sus restos y objetos funerarios de un siglo de encarcelamiento injusto por el ejército de Estados Unidos en el fuerte Sill, Oklahoma.
Después de décadas de resistencia contra las olas de colonos blancos que invadieron tierras de los apaches, en 1886 Gerónimo aceptó un acuerdo con el general Miles, quien le informó que el presidente Grover Cleveland le ofrecía que, a cambio de rendirse, él y su pueblo serían protegidos, se les permitiría vivir en buenas tierras y reunidos con sus familias. Pero el presidente se retractó del acuerdo y ordenó su rendición incondicional, y Gerónimo y sus hombres fueron tomados como prisioneros de guerra, calidad en la cual permanecen hasta hoy.
La fase final de su resistencia fue feroz. Durante 18 meses más de 5 mil soldados estadunidenses y 500 auxiliares indígenas persiguieron a la banda de apaches conformada por 35 hombres, ocho jóvenes y 101 mujeres, que operaba en Estados Unidos y México. Al final, Gerónimo y 14 guerreros fueron encarcelados en el fuerte Sill, en Oklahoma.
Su pueblo padeció años de prisión y confinamiento.
En 1906 el presidente Theodore Roosevelt otorgó permiso a Gerónimo para contar su historia. En su libro, Esperanzas para el futuro, relató: “Existe una gran pregunta entre los apaches y el gobierno. Durante 20 años hemos estado detenidos como prisioneros de guerra… No pedimos toda la tierra que el Todopoderoso nos dio… pero nuestro pueblo decrece en número aquí y continuará así a menos que se le permita regresar a la madre tierra… Es mi tierra, mi hogar, la tierra de mi padre, a la cual ahora pido que se me permita regresar. Quiero pasar mis últimos días ahí, y ser enterrado entre esas montañas”.
La demanda de hoy tiene el objetivo de cumplir con ese último deseo. Además, exigen que una zona protegida sea renombrada Reserva Nacional Apache Gerónimo y quede en control de su tribu. También buscan establecer un centro de estudios y documentación para los más de 200 millones de indígenas que viven en el mundo, la especie humana más en peligro donde se encuentre.
A la vez, los descendientes continuarán la investigación sobre acusaciones de que en 1918 un grupo de estudiantes de la Universidad Yale, entre ellos un abuelo del presidente George W. Bush, Prescott Bush, invadió la tumba de Gerónimo en el fuerte Sill, robó su cráneo y otros restos y artículos enterrados con él para su sociedad secreta Skull and Bones (Cráneo y Huesos, que aún existe). El objetivo es recuperar lo robado.
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