Chucherías
Roberto Zamarripa
6 Abr. 09
El 10 de enero del 2008, Miguel Angel Almaraz Maldonado convocó a una conferencia de prensa en sus oficinas de Río Bravo, Tamaulipas.
Vestido de negro, el bigote bien recortado, sonriente, orgulloso, Almaraz Maldonado tenía en sus manos un oficio según el cual Jesús Ortega lo nombraba su coordinador en la campaña interna por la presidencia del Partido de la Revolución Democrática. Almaraz tendría la tarea de reunir los votos entre perredistas de Tamaulipas y sumarlos a la causa del grupo llamado Nueva Izquierda.
Para el riobravense Ortega era "el hombre más preparado" y representaba "un liderazgo nuevo, con una visión amplia del panorama internacional y nacional".
Almaraz tomó a pecho la encomienda que le asignó Jesús Ortega. Comenzó a hacer campaña con denuedo. Nueva Izquierda tenía combustible en Tamaulipas.
Pero por su forma de hacer política, Almaraz ya había provocado más de una tensión en el PRD. Dirigente estatal desde el 2004, con Raúl Zertuche como tesorero, Miguel Ángel Almaraz era un dirigente polémico. Infundía temor, amenazaba, hostigaba. Algunos legisladores federales perredistas tuvieron incidentes "extraños", luego de amenazas relacionadas con los conflictos partidistas en Tamaulipas.
Lo sabían en la dirigencia nacional del PRD y en el equipo de campaña de Andrés Manuel López Obrador. Cuando el candidato presidencial acudió el 19 de febrero del 2006 -y su campaña estaba en la cresta- militantes perredistas de Altamira levantaron pancartas y gritaron consignas en contra de Almaraz acusándolo de corrupto.
El 27 de mayo de ese año, López Obrador acudió a Matamoros, Tamaulipas. De nuevo hubo protestas en el mitin contra Almaraz, quien era candidato a diputado federal. "'López Obrador estamos contigo no con Almaraz, que nos pague la cosecha del ciclo 2004', se leía en una manta", reseñó la reportera Claudia Guerrero en su crónica de aquel mitin (Reforma, 28/05/06).
Es decir, Almaraz era ampliamente conocido en la militancia perredista. No era un hombre clandestino sino un personaje público y su presencia era tal que llegó al Consejo Nacional perredista propuesto por Nueva Izquierda en las desastrosas elecciones del 16 de marzo del 2008, mismas que fueron bautizadas por los militantes del PRD como "Chuchinero", dada su cantidad de irregularidades.
"El chuchinero tamaulipeco" incluyó el asalto al comité estatal del PRD donde estaban resguardadas las boletas de la elección. Fueron culpados del incidente seguidores de Almaraz.
Como es de conocimiento público, el petista Juan Antonio Guajardo Anzaldúa, quien peleó por la alcaldía de Río Bravo, Tamaulipas, en el 2007, hizo denuncias abiertas sobre presuntos nexos de políticos, de priistas, de funcionarios del gobierno tamaulipeco y del propio perredista Almaraz con el crimen organizado. Las denuncias le costaron la vida. En la semana previa al asesinato de Guajardo hubo dos decomisos de combustible. El 25 de noviembre fueron incautados 700 mil litros y el 27 de noviembre 120 mil litros más en un lugar cercano a Reynosa. El 29 de noviembre Guajardo fue asesinado.
Almaraz fue detenido el 31 de marzo pasado junto con Raúl Zertuche -jefe de Nueva Izquierda en Tamaulipas, tesorero en el PRD y tesorero en la supuesta banda criminal- y otros personajes, acusados de robo de combustible, su venta ilegal en México y Estados Unidos, lavado de dinero y asociación con el grupo delictivo Los Zetas.
Fingir amnesia respecto al caso de Almaraz o aparentar indignación por la difusión de este caso o, peor aún, suponer una estrategia del gobierno persecutoria contra el PRD son recursos poco útiles ante la magnitud del problema.
Difícilmente el gobierno federal detonaría la dinamita en el puente que tiene con Nueva Izquierda y la dirigencia nacional perredista. Han sido grandes aliados en recientes decisiones gubernamentales importantes, produciéndose una intrigante alteración de los papeles: ahora el PRI es el adversario del PAN y el PRD el interlocutor confiable del gobierno federal.
Menuda tarea de limpieza tiene la dirigencia nacional del perredismo. De sus finanzas (¿cuánto dinero con aroma a gasolina robada llegó para la campaña interna del 2008?); de la campaña electoral del 2006 (¿Magna ya, dinero para todos?), y de su imagen (¿nuevo sabor de boca?).
Vestido de negro, el bigote bien recortado, sonriente, orgulloso, Almaraz Maldonado tenía en sus manos un oficio según el cual Jesús Ortega lo nombraba su coordinador en la campaña interna por la presidencia del Partido de la Revolución Democrática. Almaraz tendría la tarea de reunir los votos entre perredistas de Tamaulipas y sumarlos a la causa del grupo llamado Nueva Izquierda.
Para el riobravense Ortega era "el hombre más preparado" y representaba "un liderazgo nuevo, con una visión amplia del panorama internacional y nacional".
Almaraz tomó a pecho la encomienda que le asignó Jesús Ortega. Comenzó a hacer campaña con denuedo. Nueva Izquierda tenía combustible en Tamaulipas.
Pero por su forma de hacer política, Almaraz ya había provocado más de una tensión en el PRD. Dirigente estatal desde el 2004, con Raúl Zertuche como tesorero, Miguel Ángel Almaraz era un dirigente polémico. Infundía temor, amenazaba, hostigaba. Algunos legisladores federales perredistas tuvieron incidentes "extraños", luego de amenazas relacionadas con los conflictos partidistas en Tamaulipas.
Lo sabían en la dirigencia nacional del PRD y en el equipo de campaña de Andrés Manuel López Obrador. Cuando el candidato presidencial acudió el 19 de febrero del 2006 -y su campaña estaba en la cresta- militantes perredistas de Altamira levantaron pancartas y gritaron consignas en contra de Almaraz acusándolo de corrupto.
El 27 de mayo de ese año, López Obrador acudió a Matamoros, Tamaulipas. De nuevo hubo protestas en el mitin contra Almaraz, quien era candidato a diputado federal. "'López Obrador estamos contigo no con Almaraz, que nos pague la cosecha del ciclo 2004', se leía en una manta", reseñó la reportera Claudia Guerrero en su crónica de aquel mitin (Reforma, 28/05/06).
Es decir, Almaraz era ampliamente conocido en la militancia perredista. No era un hombre clandestino sino un personaje público y su presencia era tal que llegó al Consejo Nacional perredista propuesto por Nueva Izquierda en las desastrosas elecciones del 16 de marzo del 2008, mismas que fueron bautizadas por los militantes del PRD como "Chuchinero", dada su cantidad de irregularidades.
"El chuchinero tamaulipeco" incluyó el asalto al comité estatal del PRD donde estaban resguardadas las boletas de la elección. Fueron culpados del incidente seguidores de Almaraz.
Como es de conocimiento público, el petista Juan Antonio Guajardo Anzaldúa, quien peleó por la alcaldía de Río Bravo, Tamaulipas, en el 2007, hizo denuncias abiertas sobre presuntos nexos de políticos, de priistas, de funcionarios del gobierno tamaulipeco y del propio perredista Almaraz con el crimen organizado. Las denuncias le costaron la vida. En la semana previa al asesinato de Guajardo hubo dos decomisos de combustible. El 25 de noviembre fueron incautados 700 mil litros y el 27 de noviembre 120 mil litros más en un lugar cercano a Reynosa. El 29 de noviembre Guajardo fue asesinado.
Almaraz fue detenido el 31 de marzo pasado junto con Raúl Zertuche -jefe de Nueva Izquierda en Tamaulipas, tesorero en el PRD y tesorero en la supuesta banda criminal- y otros personajes, acusados de robo de combustible, su venta ilegal en México y Estados Unidos, lavado de dinero y asociación con el grupo delictivo Los Zetas.
Fingir amnesia respecto al caso de Almaraz o aparentar indignación por la difusión de este caso o, peor aún, suponer una estrategia del gobierno persecutoria contra el PRD son recursos poco útiles ante la magnitud del problema.
Difícilmente el gobierno federal detonaría la dinamita en el puente que tiene con Nueva Izquierda y la dirigencia nacional perredista. Han sido grandes aliados en recientes decisiones gubernamentales importantes, produciéndose una intrigante alteración de los papeles: ahora el PRI es el adversario del PAN y el PRD el interlocutor confiable del gobierno federal.
Menuda tarea de limpieza tiene la dirigencia nacional del perredismo. De sus finanzas (¿cuánto dinero con aroma a gasolina robada llegó para la campaña interna del 2008?); de la campaña electoral del 2006 (¿Magna ya, dinero para todos?), y de su imagen (¿nuevo sabor de boca?).
Correo electrónico: tolvanera06@yahoo.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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