Domingo, 15 de Enero de 2012
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Durante la campaña presidencial de Miguel de la Madrid en 1982 destacó una logística que le permitió, a un hombre con fama de ser gris y poco versado en materia política, acercarse a los grupos más influyentes de la sociedad mexicana: en cada una de las capitales estatales sus operadores programaban cuatro visitas: una cena con los Obispos de la región; un desayuno con los mandos militares y una comida con la cúpula empresarial; además sostenía un "encuentro" -sin alimentos de por medio- con los principales accionistas y directores de los cotidianos del estado de referencia "para tomarle el pulso a la opinión pública". Hasta hoy, los viejos zorros priistas recuerdan aquellas jornadas por el éxito alcanzado en cuanto al posicionamiento del señor De la Madrid con su entonado emblema de "la renovación moral" que se truncó, como la proclama por el cambio en 2000, apenas escaló hacia la Primera Magistratura.
En contraste, Andrés Manuel López Obrador, durante su periplo proselitista de 2006, no escuchó las recomendaciones de sus cercanos respecto a la necesidad de no lanzar epítetos contra la figura presidencial y centrarse sólo en sus rivales directos, los abanderados del PAN y el PRI. Durante un viaje en camioneta, acompañado de Jesús Ortega y Carlos Navarrete, quienes me lo confiaron, ambos le dijeron matizar el tono respecto a los Fox basados en una aparente confusión general: los índices aprobatorios hacia éstos habían crecido a partir, precisamente, de haberse mostrado más tolerante con él, no perseguirlo judicialmente y mantener una exitosa propaganda personal, con el apoyo de un decena de empresarios-socios, mientras aumentaba su ritmo de acción a niveles ni siquiera parecidos a los del resto de su periodo.
López Obrador les escuchó y después se quedó dormido. Cuando, al fin, llegaron al destino inmediato, el candidato endureció el tono y lanzó su célebre arenga sobre la "chachalaca" que le restó seriedad y ponderación, además de apoyos, entre quienes no deseaban confrontaciones sino soluciones en una densa etapa de la vida nacional en la que muchos creyeron que la sociedad mexicana había madurado del todo para hacer realidad la democracia. Luego nos perdimos en el desaseo comicial y las posteriores parodias de los órganos rectores de la contienda.
En el punto medio, Enrique Peña Nieto, a la vanguardia todavía en la carrera sucesoria, con amplio margen además lo que evidencia lo fallido de las trampas contra él armadas por los operarios de importación del PAN, ha decidido, mientras espera que se cumplan los plazos impuestos por el Instituto Federal Electoral, reunirse en cada entidad con los empresarios de mayor calado, sobre todo con algunos de los más identificados con la causa panista, para decirles que no habrá modificación alguna en cuanto a la continuidad financiera si él resulta vencedor; y, en cambio, una presunta victoria del PAN alargaría el estado de cosas, con ciudades y carreteras sitiadas, en ausencia de alternativas políticas viables para destrabar la belicosidad en crecida a sabiendas que loa guerra iniciada por Calderón ha sido inútil en cuanto a que se mantienen los niveles de "exportación" de drogas hacia el mercado del norte y las mafias siguen enfrentándose, es decir la clase política infiltrada y los capos con dominio territorial e incluso institucional sobre algunos mandos castrenses.
Por cierto, al final de cuentas, De la Madrid incumplió sus ofertas "renovadoras" tal y como Fox falló con su discurso en pro de un cambio tradicional desde el inicio mismo de su gestión. En esto se parece también al señor Calderón quien se perdió en cuanto a la creación de empleos aun cuando aseguró que el "blindaje" financiero no modificaría la ruta por la llegada de los huracanes recesivos del exterior, México fue el país latinoamericano más afectado y el que salió más tarde, si consideramos que lo logró, de la crisis global. Ahora toca enfrentar la próxima, que se estima será "la peor" ¡en trescientos años!
Por lo pronto, es necesario señalar que Peña Nieto no ha desperdiciado el tiempo aun cuando sus traspiés le han equiparado a Fox, campeón de los chascarrillos y los resbalones culturales, y sigue una metodología muy cercana a la De la Madrid para llegar cerca de los grupos que forman opinión pública. López Obrador, a diferencia de éste, optó por modificar discurso y actitud, hablando de la "República amorosa" y ya no de las "chachalacas", y permitiéndose hasta señalar algunos éxitos de Fox y Calderón. A Salinas todavía no le encuentra cualidades no obstante de que formó a la mitad de sus consejeros, comenzando con el inamovible Manuel Camacho Solís quien vuelve al papel de jefe, incluso de su antiguo colaborador Marcelo Ebrard, disponiendo de candidaturas y posiciones con rumbo al nuevo gobierno del Distrito Federal.
Y mientras tal ocurre, el PRD ya interpuso acusación formal contra Josefina Vázquez Mota, la mejor encuestada de la causa panista, por dirigirse "a toda la ciudadanía" y no sólo a la militancia en esta etapa de precampaña en donde caben todas las simulaciones imaginables... como las reuniones de Peña y los fervorines "privados" de Andrés Manuel hasta para reconciliarse con Televisa, a sabiendas de que jamás contará con el apoyo de esta empresa garante del continuismo. La señora Vázquez Mota da muestra así de sus limitaciones políticas no obstante de la buena impresión que causa porque no se le observa malintencionada ni dirigida por la cúpula partidista, diferenciándose con ello de quienes aspiran, con ella, a la candidatura presidencial de Acción Nacional.
DEBATE
Da la impresión de que los postulantes del PAN han desperdiciado, hasta el momento, los reflectores. Ya vamos a la mitad de enero y no se mueven los momios no obstante de ser los únicos que, formalmente, pueden realizar tareas de proselitismo -incluso debates- en el seno de su partido, lo que no exime al resto de la ciudadanía ara seguirlos. Esta ventaja, sin duda, podría haber servido para un mejor posicionamiento de quienes se mantienen en la pelea y no para insistir en lanzar provocaciones y descalificaciones a quienes ya son candidatos de hecho, Peña Nieto y Andrés Manuel.
Ernesto Cordero Arroyo, por ejemplo, no cesa de insistir en debatir con el ex gobernador mexiquense cuando antes debe hacerlo con sus propios correligionarios, situado en la región presidencialista que disputa con el sector tradicional opuesto a una intervención superior, como la que se está dando. Tómese en cuenta lo dicho por él mismo respecto a que las encuestas de nada servirán a la hora de elegir al candidato con el aval de la mayor parte de los militantes y adherentes, esto es un millón 700 mil ciudadanos, la mitad de los cuales -como los Cardenales en fase de Cónclave-, fueron designados por el grupo de Calderón por lo que se espera de ellos una absoluta fidelidad con las líneas superiores.
Lo dicho: el PAN se convirtió en una versión, corregida y aumentada, del viejo PRI. Por eso es hasta más sofisticado a la hora de camuflar la evidente intervención presidencial. ¿Será por esto que se están recrudeciendo los señalamientos contra la señora Vázquez Mota, presentándola incluso como desleal por el supuesto de "boicotear" los actos programados para Ernesto Cordero a los que éste ha llegado muy tarde con la consiguiente molestia de los convocados? Todo se vale, al parecer, cuando se trata de aplicar la parafernalia presidencial.
Finalmente, la percepción es que con los tres postulantes del PAN no se hace un solo líder. Quizá les falta camino por andar o definirse respecto a la administración de Calderón que pesa como una losa en el ánimo de los presuntos electores.
LA ANÉCDOTA
Encontré, en el bar de un conocido y céntrico hotel de Sevilla -a donde suelen acudir los toreros en los días de feria para vestirse-, al conocido actor Hugh Grant, acaso el más conocido de los representantes del humor británico, con mucho parpadeo y escaso texto. Estaba con su padre porque, según dicen, no ha tenido fortuna en el amor y vive su soltería con cierto hastío. En fin, progenitor e histrión, veían una corrida de toros de la Plaza México, realizada en la temporada pasada, en la pantalla gigante del lugar. De pronto, Grant saltó de su asiento: la imagen recogió el momento en que Miguel Ángel Perera fue empitonado tras varios muletazos en redondo:
- Vaya -dijo-, al fin ha ganado el toro...
Con mi mejor inglés -tardé unos segundos para no caer en los extremos de López-Dóriga- le respondí:
- Y usted, señor británico, ¿qué me dice de la caza de la zorra?
El personaje me miró, desconcertado, meneó la cabeza y optó por pagar la cuenta, alejándose. No había réplica posible. ¡Ay, las hipocresías!
loretdemola.rafael@yahoo.com.mx
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kikka-roja.blogspot.com/
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