Las hordas del PAN
alvaro delgadoMEXICO, D.F., 4 de enero (apro).- Convertido en el partido más conflictivo de México, cuyos pleitos internos en la lucha por el poder saturan el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y cuyas prácticas se parecen a las “mañas priistas”, el PAN se propuso ser más civilizado con una pretendida reforma a sus estatutos, pero la llegada de Germán Martínez a la presidencia canceló, por segunda ocasión, esa posibilidad. Una de las primeras decisiones de Martínez al ser formalizado como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, fue suspender la Asamblea Nacional convocada para los días 26 y 27 próximos, cuyo propósito era la reforma a los estatutos promovida por Manuel Espino y cuyos trabajos, que comenzaron desde agosto pasado, estuvieron a cargo de Carlos Abascal. Meses antes también había sido abortada la reforma: el 19 de mayo de 2007, un día antes de las elecciones de Yucatán, los consejeros allegados a Felipe Calderón reventaron la sesión del Consejo Nacional, mediante la ruptura del quórum, para evitar discutir el tema de los estatutos y agendarla en la Asamblea Nacional del 2 de junio, lo que lograron. Aun así, y después de haber sido repudiado en esa Asamblea Nacional por la facción de Calderón, logró conformar un grupo de panistas encabezado por Abascal, para elaborar propuestas de reforma a los estatutos, cuyo propósito es evitar las cruentas disputas por candidaturas a puestos de elección popular y cargos directivos en el PAN.
Espino reconoció que, en la lucha por el poder entre panistas, se observan cada vez más prácticas que solían ser sólo patrimonio del Partido Revolucionario Institucional (PRI), “prácticas mañosas que siempre rechazamos, (que) hoy han tenido lugar en procesos internos del partido al momento de elegir a algunos candidatos. “Y si eso no lo paramos y no lo corregimos, corremos el riesgo, hacia delante, de que ocurran resultados como los que han ocurrido recientemente en algunos municipios, donde hemos tenido algunos candidatos que han sido más producto del capricho de quienes tienen el control de los padrones internos que de un proceso democrático con sentido de gobierno, con responsabilidad democrática. “Casos hay muchos, pero no los voy a mencionar, por supuesto, pero lo importante es que reconozcamos que se han dado y que corrijamos. Yo espero que este proceso será respaldado por el panismo nacional, que reivindique de esta forma la convicción democrática de casi 70 años de nuestro partido.” La Comisión de Reforma de Estatutos está integrada por personajes identificados con Calderón, como Alejandra Sota, publicista de la Presidencia de la República; la diputada federal María Elena Alvarez Bernal; Ana Teresa Aranda, exsecretaria de Desarrollo Social, y el también legislador federal Rogelio Carvajal.
Además, participan en la comisión Rosario Castro Lozano, exalcaldesa de Lerdo, Durango; Esther Quintana Salinas, presidenta del PAN en Coahuila; Juan Carlos del Río, excandidato al gobierno de Campeche, y José Luis Coindreau, exsecretario de Gobierno de Nuevo León y expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), organismo del que proceden también Carlos Amaya Rivera y Abascal. Ernesto Ruffo, uno de los integrantes de la comisión, reconoció que la cada vez más cruenta lucha por el poder en el PAN, que ha generado conflictos en todos los estados del país, ha sido impuesta por la “onda grupera”: La facción hegemónica que controla la nómina gubernamental y el padrón interno somete a la militancia y manipula en su beneficio los procesos se selección de candidatos y dirigentes. Ruffo Appel adelantó, en entrevista con Apro, que se busca neutralizar esta dinámica creando un organismo semejante al Instituto Federal Electoral (IFE), incluido el control centralizado del padrón de militantes, para garantizar la equidad en las elecciones internas. “Se está pensando, en forma general, que tiene que haber una especie de instituto electoral panista, por encima del control de los comités municipales y estatales. Sería, posiblemente, un organismo nacional del PAN.”
--¿Sería un IFE del PAN?
--Sí, exactamente.
Ruffo advirtió que las confrontaciones por el poder en el PAN ya no son asunto de un solo estado o de algunos municipios. “Es algo que, hablando como médicos, obedece a una sintomatología en la institución a nivel nacional. Eso es muy claro.” Exalcalde de Ensenada, Baja California, y luego el primer gobernador que rompió el monopolio priista, en 1989, Ruffo afirmó que, conforme a los avances de la Comisión de Reforma de Estatutos, el principal problema del PAN es que se ha impuesto la lógica de facción, la que denomina “onda grupera”, una expresión usada a menudo también por Calderón: “La onda grupera está consustancialmente unida al control de la militancia. Los de la onda grupera, que son principalmente los que la nómina y los que crean un pacto en el gobierno, procuran que los padrones panistas se encuentren limitados, no dejan entrar a gente nueva y entonces dominan las convenciones. Y la otra es la nómina: los que están en el gobierno quieren imponer al sucesor, porque quieren continuar con el hueso.” Se trata, expuso, de un fenómeno que comenzó a gestarse cuando el PAN conquistó parcelas de poder, primero municipales, luego estatales y, desde 2000, la Presidencia de la República. “Es la famosa lucha por el poder y afecta la visión sustantiva, fundada en los principios y los propósitos son a corto plazo, que a veces son las mismas elecciones. Mucha gente que está contigo lo único que quiere es ganar y no le importa el fondo, sino tener el poder.” El PAN, reconoció, tiene hordas en su interior: “Yo soy de los que hace tiempo vengo diciendo que tenemos que encauzar la onda grupera, como le llamamos a los que se nos hacen bolas adentro del partido, en grupos bien definidos, que al rato empiezan a afectar las convenciones y los propios lineamientos de largo plazo del partido. Las tribus, le llaman los perredistas.”
Pero con el triunfo de una de las hordas, la que encabeza Calderón, la pretendida reforma de estatutos que se tenía previsto realizar en la Asamblea Nacional de este mes, fue suspendida por decisión del sucesor de Espino. Sin embargo, el propio Martínez reconoció que el PAN es el partido más rijoso de México y hasta dio cifras: En 11 meses, de septiembre de 2006 a septiembre de 2007, militantes panistas promovieron 884 juicios de protección de derechos políticos ante el TEPJF. Este número contrasta con los juicios promovidos por militantes del PRD, considerado por los panistas como el más belicoso, que fueron sólo 2006, y los priistas, que promovieron únicamente 96.
Kikka Roja