Gustavo Iruegas NEGOCIACION NEGLIGENTE: PERFORACIONES HORIZONTALES DE 11 KILOMETROS, se podria robar el petroleo mexicano: CALDERON ESCONDE LA VERDAD, CUAL ES LA PRISA, la verdad es que nos saquean.
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Gustavo Iruegas
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Ampliar la imagen David Enríquez, Alberto Székely, Lourdes Melgar y Gustavo Iruegas, ayer durante el foro Yacimientos transfronterizos: negociación, exploración y explotación, en el Senado de la República Foto: José Antonio López En forma unánime, los especialistas, académicos y diplomáticos participantes en el debate energético de ayer en el Senado alertaron sobre las consecuencias negativas que podría traer al país la “negligencia” en que han incurrido los gobiernos del PAN para renegociar con Estados Unidos el llamado Tratado del Hoyo de Dona, mismo que estableció una moratoria de diez años durante la cual ninguno de los dos países realizaría tareas de exploración y explotación de hidrocarburos en esa zona de protección ubicada en el Golfo de México. Sin embargo, a poco más de dos años del vencimiento de ese acuerdo binacional (17 de enero de 2011), México podría vivir, “por descuido”, un episodio similar al que en el pasado le hizo perder parte de su territorio, estableció el embajador Alberto Székely. “El tiempo se nos acaba”, coincidió Lourdes Melgar Palacios, consultora independiente y analista en temas energéticos. Desde su perspectiva, mientras en México se discuten posibles “remedios menores” a la crisis de la industria petrolera, Estados Unidos avanza “avasalladoramente” en la conquista del fondo marino del Golfo de México y “promete” iniciar su producción en 2010 a pocos kilómetros de la línea fronteriza con México, en tirantes de agua superiores a los 2 mil 500 metros de profundidad. Y aunque en la discusión algunos ponentes –como la propia doctora Melgar y legisladores– trataron de desligar el tema del Tratado del Hoyo de Dona de la propuesta energética del presidente Felipe Calderón, el propio Székely ubicó su vínculo: el gobierno federal ha usado a los yacimientos submarinos como “panacea” para promover esa reforma. “Es necesario entender que si una reforma constitucional permitiera la participación privada, máxime la extranjera, en exploración y explotación de tales yacimientos, no estará lejos el día en que su explotación se acuerde en negociaciones entre la Shell, del lado estadunidense, y la Shell, por el lado mexicano”. Székely destacó otro punto: aun cuando se lograra un buen acuerdo para hacer valer el derecho mexicano a la exploración de sus recursos submarinos, de nada servirá “si no liberamos a Pemex y a su sindicato de la corrupción que ha robado a la nación por 70 años la riqueza con la que podríamos haber salido del subdesarrollo”. Fue la sesión de este jueves de un alto contenido técnico y de derecho internacional. Pero el ingrediente político no se soslayó. El embajador Gustavo Iruegas, secretario de relaciones internacionales en el “gobierno legítimo” desestimó los argumentos oficiales y se centró en el referido a la caída de reservas como limitante para mantener, en la próxima década, la plataforma de producción de 3 millones de barriles diarios. Determinar esa cantidad, indicó, sólo tiene propósitos fiscales y la renta petrolera está en función del costo de producción, la cantidad de aceite que se vende y al precio que se haga. A partir de ahí, dijo Iruegas, la tendencia a subir los precios debería aprovecharse para vender cada vez menos petróleo al extranjero, “y preservar el que aún queda para el consumo interno en el futuro”. El también ex subsecretario de Relaciones Exteriores dijo que la “prisa” por extraer petróleo de aguas profundas tiene que ver con entregar una legislación permisiva a la enajenación del patrimonio petrolero a la administración de George W. Bush. Son, apuntó, “las ansias extranjerizantes de los espurios”. Enseguida, Adán Ernesto Oviedo, director de la Compañía Mexicana de Exploraciones, explicó que el Cinturón Plegado de Perdido (falla geológica en el norte del Golfo de México, que comparte territorio de nuestro país y Estados Unidos) permite prever la existencia de yacimientos transfronterizos, y que si se diera su explotación de forma unilateral por el país vecino, ello afectaría hidráulicamente el comportamiento del lado mexicano. Como varios de los participantes, Oviedo habló de la unitización –esquema por el cual los países acuerdan condiciones técnicas y económicas, entre otras, para explorar yacimientos compartidos o transfronterizos a través de un solo proceso, y luego comparten la renta– y llegó a la misma conclusión: negociar con Estados Unidos un tratado sobre los recursos naturales de la zona limítrofe del Golfo de México e incluir su exploración. Expuso además la necesidad de “capturar sinergias de inversión” y conocimiento para el desarrollo “conjunto y multiempresarial” del crudo submarino. El embajador Miguel Angel González Félix, quien estuvo en el equipo que negoció el Tratado del Hoyo de Dona, llamó a no permanecer con los brazos cruzados y permitir que Estados Unidos se lleve el petróleo, por una “inacción” de los mexicanos. Hay dos opciones, dijo: o se negocia para hacer la exploración bilateralmente o se acepta el llamado “principio de captura” según el cual quien encuentra primero el recurso tiene derechos sobre el mismo. Eso, dijo, México no puede aceptarlo. El académico de la UNAM, Fabio Barbosa, desestimó la posibilidad del llamado “efecto popote”, lo que sin embargo algunos otros oradores sí consideraron factible y, sobre todo, llamó la atención a que Pemex propone perforar pozos a 3 mil 500 metros de profundidad, lo que no se ha hecho “en ningún otro lugar del mundo”. Antes que negociar con Estados Unidos, subrayó, debe comprobarse si realmente existen yacimientos transfronterizos. Néstor Martínez Romero, presidente del Colegio de Ingenieros Petroleros, pidió fortalecer a Pemex y negociar, además de con Estados Unidos, con Cuba, Guatemala, Belice y Honduras, para definir un régimen de cooperación de largo plazo en la frontera marítima común y la explotación de los yacimientos transfronterizos, acudir a la unitización y apoyar al Instituto Mexicano del Petróleo para desarrollar tecnología para proyectos en aguas profundas. David Enríquez, profesor en derecho internacional en el ITAM, propuso una “estrategia de solución amigable e inteligente” con Estados Unidos, con la que pueda ofrecerse “certeza jurídica tanto a los gobiernos como a los inversionistas que pretendan desarrollar campos transfronterizos”.
Roberto Garduño y Rosa Elvira Vargas El vacío legal en torno a los límites marítimos de México lo coloca en notable desventaja jurisdiccional frente a Estados Unidos en el ámbito de la explotación de hidrocarburos en los yacimientos transfronterizos, fue la conclusión en el octavo foro petrolero en el Senado. La preocupante inexistencia de un tratado de aguas internacionales entre México y los países vecinos (Belice, Guatemala, Cuba y Estados Unidos) acarreó posturas de descalificación a la iniciativa de reforma petrolera del gobierno calderonista. Para la doctora Lourdes Melgar, el único tratado que México firmó con Estados Unidos en el terreno de los yacimientos petrolíferos (Hoyo de Dona), en el año 2000, fue conducido por la canciller Rosario Green, quien lo presentó a Ernesto Zedillo: “Debo aclarar muy respetuosamente –dijo a Fabio Barbosa, quien la había cuestionado–, que definitivamente no fue un tratado que se negoció rápidamente, ni que en tres reuniones lo acordamos. De hecho hubo negociaciones muy duras; tuvimos una negociación en la cual vino un gran equipo técnico de Estados Unidos y les dijimos que México no puede aceptar un tratado en el cual no se establece una protección a sus yacimientos transfronterizos”. No obstante, el embajador Gustavo Iruegas acusó la pretensión gubernamental de plegarse a los intereses energéticos de Estados Unidos: “Aquí estamos tratando de la maquinación de un crimen de lesa patria, así que usaré este criterio para abundar en mi acusación al gobierno de facto. Se trata de un crimen, sí, pero no de un crimen aislado. Para sustentar mi afirmación de que la prisa de la administración espuria obedece a un malsano deseo de agradar, o como se ha dicho, de cumplir la promesa hecha al presidente saliente de Estados Unidos, de entregarle el petróleo mexicano antes de que termine su mandato”, dijo Iruegas. En una entrevista aparte, el priísta Francisco Labastida alertó sobre la inmovilidad gubernamental de México respecto de sus vecinos. En ese contexto, s le preguntó: –¿Qué corresponde hacer al gobierno de México antes de que, a partir de 2010, Estados Unidos comience a extraer 130 mil barriles de petróleo diariamente del Hoyo de Dona? –Sólo negociar un acuerdo con los países con los que comparte frontera marítima –respondió el senador sinaloense. En ese sentido, el embajador Miguel González Félix advirtió que cualquier acuerdo con la administración estadunidense sólo deberá seguir el lineamiento constitucional vigente. “Ese esquema no es el que le conviene a México, que tendrá que hacer su propio tratado con Estados Unidos conforme a nuestros principios constitucionales y a nuestras políticas y legislación... una cosa es la facultad que tiene el Estado mexicano de hacer un tratado internacional, para lo cual no se requiere ninguna reforma constitucional, y otra cosa muy diferente es el tipo de tratado que lleguemos a tener con ellos”, señaló. En el ámbito del foro, el tema del “efecto popote” cobró relevancia al aceptarse que no se acerca demasiado al mito, como se le ha querido interpretar. En ese contexto, el maestro Néstor Mártir Romero alertó sobre tal circunstancia: “Ha quedado claro que las reservas petroleras y yacimientos transfronterizos están en peligro porque Estados Unidos, o cualquier otro país vecino, en cualquier momento pueden licitar zonas limítrofes a lo largo de las fronteras con nuestro país y extraer los hidrocarburos que se localicen del lado mexicano. El efecto popote es una realidad”. Para Alberto Székely, la pretensión de otorgar al gobierno de Estados Unidos la cualidad de defensor del derecho internacional carece de objetividad: “La verdad me sorprendió mucho que se haya dicho aquí que Estados Unidos de alguna manera ahora es paladín de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, cuando en realidad la ha venido repudiando desde su negociación, y después de que se adoptó y se puso en vigor. “Estados Unidos, cuando le conviene, aduce que la convención refleja la codificación de derecho del mar a nivel internacional, pero ¿la ha adoptado?, ¿la ha aprobado?, ¿la ha metido en su legislación interna como lo hemos hecho nosotros? ¡Claro que no! “Estados Unidos va a usar su posición respecto a la convención, que es una posición de rechazo, esencialmente para una cosa: para mantenerse las manos libres; el tratado de 2000 (de Hoyo de Dona) no dispone una obligación de negociar, no dispone de una obligación de prorrogar la moratoria de diez años, y porque al término de esa moratoria queda libre de actuar de su lado sin importar las consecuencias que tenga del lado mexicano.” Contrario a Székely, el abogado David Enríquez dijo: “Nadie ha dicho aquí que negociar con un país como nuestro vecino del norte sea sencillo; si nos enfrascamos solamente en estructuras legales que no permiten generar recursos suficientes, en dónde está la bondad de tener un sacrosanto instrumento jurídico, y no más bien modelar los esquemas jurídicos que necesitemos para realmente transmitir esos recursos económicos a la pobreza extrema que hay en nuestro país”. El senador del Partido Verde Arturo Escobar emitió un juicio en contra de Gustavo Iruegas: “Antes que nada quiero felicitar a todos los ponentes, creo que la mayoría de ustedes, en específico siete, demostraron enormes conocimientos técnicos del asunto... en el caso del embajador Gustavo Iruegas, sinceramente y con mucho respeto no entendí su participación. La mesa ideológica y política de esta reforma ya pasó...” Los asistentes y ponentes al foro guardaron un silencio incómodo, pero fue el diputado del PRI Carlos Zataráin quien disculpó a Escobar: “Para mí, los ocho cumplieron. Y sí quiero pedirle (sic) una disculpa a Gustavo Iruegas, porque el punto de vista que usted está aportando es tan completo como los otros siete expositores. En esta casa del pueblo nadie puede coartarnos nuestro derecho a manifestar nuestras ideas. Una disculpa por la aseveración que un compañero hizo”. Iruegas culminó su participación con la siguiente respuesta: “Al señor senador Escobar le diría que estoy aquí porque ustedes me invitaron, y me invitaron a participar en el tema Yacimientos Transfronterizos, Negociación, Exploración y Explotación. Mi ponencia hace énfasis en que la urgencia que se nos plantea, y para eso se usa la cuestión de que los yacimientos fronterizos conduce a la necesidad de contratar empresas extranjeras, método que lógicamente hará que esas empresas se queden con una parte del petróleo mexicano, haciendo que México tenga que aumentar esa sagrada plataforma petrolera y que eso es contrario a los intereses nacionales. Si eso no es el interés de esta mesa, no me queda más que lamentarlo, pero creo que no es así”. |
Kikka Roja