manuel lópez michelone
MEXICO, D.F., 25 de septiembre (apro).- Hace cerca de un mes, algunos medios electrónicos y prensa salieron con la noticia de que los secuestradores en nuestro país bien podrían buscar en las redes sociales, como FaceBook, MySpace o Hi5, a potenciales víctimas de sus fechorías.
Según esto, poner fotografías de los viajes que usted hace, las fiestas a las que asiste, las comidas con amigos y familiares, etc., les puede dar información valiosa a los maleantes para secuestrarlo, robarlo, etc.
Obviamente, los medios, particularmente la prensa escrita, no dicen nada cuando publican en sus secciones de sociales a los de la clase alta cuando se casan, van al antro de moda o, simplemente, nos muestran fotos de sus vacaciones. Con el criterio de algunos de los medios en la prensa escrita, estas secciones sociales son verdaderos catálogos de quiénes son los pudientes económicamente en México. Pero a dichos medios nada de esto les sugiere que podría usarse para los mismos aviesos fines.
Ahora ocurre --al menos en Estados Unidos-- que los empleadores revisan las redes sociales cuando están reclutando personal para ver si los candidatos son como dicen ser. En una encuesta a más de 3,100 empleados, realizada por CareerBuilder.com, se encontró que el 22 por ciento de los empleados usa las redes sociales para investigar a los candidatos a un empleo., 11% más que en 2006.
Si usted espera una llamada de su futuro empleador y no la recibe, podría estar pasando esto (basado en la premisa de que el empleador ha revisado su perfil en alguna red social):
--41% de los candidatos han escrito información sobre sus hábitos de beber o de si usan drogas.
--40% de los candidatos han “subido” fotografías o información inapropiadas.
--29% de los candidatos simplemente no se dan a entender en su manera de escribir.
--28% de los candidatos hablan mal de sus empleos anteriores.
--27% de los candidatos mienten sobre sus capacidades y calificaciones para el puesto que buscan.
Yo pensaba que esto era una exageración, pero una amiga mexicana, que ahora vive en Canadá, para cierto puesto de trabajo al que aspiraba, por temor de que lo que ponía en su diario cibernético (blog), simplemente lo quitó para que su potencial empleador no tuviese más información de la que ella había dado en su primera entrevista de trabajo. De hecho, después ella misma me informó que el empleador le preguntó por qué no estaban activos los enlaces que encontró sobre ella en Internet.
Se sugiere entonces que, quienes aspiren a un trabajo, limpien su “cochinero digital” removiendo fotos y contenidos que pueden mandar “un mensaje equivocado”. Igualmente hay que elegir a los amigos que incluimos en nuestra red social, porque esto puede ser también sujeto a investigación por parte de los empleadores para asignar finalmente el puesto de trabajo a algún candidato.
Lo más fácil es hacer privados todos esos datos para evitar tener que estar “limpiando” o quitando información que, finalmente, no necesariamente es dañina. Así, uno siempre tendrá el control de ver a quién da de alta como amigo y así no se arriesgaría a esta nueva tendencia de los empleadores.
En cualquiera de los casos, creo que todo esto va, de alguna manera, contra las libertades civiles. Nadie debería tomar decisiones de emplear o no a alguien porque encuentra que en el Facebook del potencial empleado éste aparece en fotos en una fiesta. La vida privada no tendría por qué ser argumento para tomar una decisión siempre y cuando no afecte la vida laboral. No obstante, puedo decir lo que se me antoje. Lo que es un hecho es que estas redes sociales, que para muchos eran un simpático divertimento digital, se están convirtiendo en un problema por muchas razones.
Según esto, poner fotografías de los viajes que usted hace, las fiestas a las que asiste, las comidas con amigos y familiares, etc., les puede dar información valiosa a los maleantes para secuestrarlo, robarlo, etc.
Obviamente, los medios, particularmente la prensa escrita, no dicen nada cuando publican en sus secciones de sociales a los de la clase alta cuando se casan, van al antro de moda o, simplemente, nos muestran fotos de sus vacaciones. Con el criterio de algunos de los medios en la prensa escrita, estas secciones sociales son verdaderos catálogos de quiénes son los pudientes económicamente en México. Pero a dichos medios nada de esto les sugiere que podría usarse para los mismos aviesos fines.
Ahora ocurre --al menos en Estados Unidos-- que los empleadores revisan las redes sociales cuando están reclutando personal para ver si los candidatos son como dicen ser. En una encuesta a más de 3,100 empleados, realizada por CareerBuilder.com, se encontró que el 22 por ciento de los empleados usa las redes sociales para investigar a los candidatos a un empleo., 11% más que en 2006.
Si usted espera una llamada de su futuro empleador y no la recibe, podría estar pasando esto (basado en la premisa de que el empleador ha revisado su perfil en alguna red social):
--41% de los candidatos han escrito información sobre sus hábitos de beber o de si usan drogas.
--40% de los candidatos han “subido” fotografías o información inapropiadas.
--29% de los candidatos simplemente no se dan a entender en su manera de escribir.
--28% de los candidatos hablan mal de sus empleos anteriores.
--27% de los candidatos mienten sobre sus capacidades y calificaciones para el puesto que buscan.
Yo pensaba que esto era una exageración, pero una amiga mexicana, que ahora vive en Canadá, para cierto puesto de trabajo al que aspiraba, por temor de que lo que ponía en su diario cibernético (blog), simplemente lo quitó para que su potencial empleador no tuviese más información de la que ella había dado en su primera entrevista de trabajo. De hecho, después ella misma me informó que el empleador le preguntó por qué no estaban activos los enlaces que encontró sobre ella en Internet.
Se sugiere entonces que, quienes aspiren a un trabajo, limpien su “cochinero digital” removiendo fotos y contenidos que pueden mandar “un mensaje equivocado”. Igualmente hay que elegir a los amigos que incluimos en nuestra red social, porque esto puede ser también sujeto a investigación por parte de los empleadores para asignar finalmente el puesto de trabajo a algún candidato.
Lo más fácil es hacer privados todos esos datos para evitar tener que estar “limpiando” o quitando información que, finalmente, no necesariamente es dañina. Así, uno siempre tendrá el control de ver a quién da de alta como amigo y así no se arriesgaría a esta nueva tendencia de los empleadores.
En cualquiera de los casos, creo que todo esto va, de alguna manera, contra las libertades civiles. Nadie debería tomar decisiones de emplear o no a alguien porque encuentra que en el Facebook del potencial empleado éste aparece en fotos en una fiesta. La vida privada no tendría por qué ser argumento para tomar una decisión siempre y cuando no afecte la vida laboral. No obstante, puedo decir lo que se me antoje. Lo que es un hecho es que estas redes sociales, que para muchos eran un simpático divertimento digital, se están convirtiendo en un problema por muchas razones.
Kikka Roja