UNA MEXICANA EN AFRICA: Foto: Doctora Laura Mendicoa

Laura se embarcó en su primera aventura en junio de 2006, en un viaje de tres meses a Dinsor, Somalia En Dinsor, el principal reto de Laura Mendicoa era bajar la mortalidad, que llegaba a seis decesos por semana. Foto: © Laura Mendicoa / Médicos Sin Fronteras Alejandra César REFORMA.COM Ciudad de México (7 abril 2009).- Cuando Laura Mendicoa va a África enfrenta un mundo donde la muerte es algo habitual, y, por ejemplo, salvar la vida de un recién nacido con tétanos es una batalla en la que hasta las propias madres se han rendido. "Para ellos la muerte es el común, porque la ven diario. Llegaron a decirme 'déjelo, se va a morir', y tú llegas insistiendo que no puede morir", explica a REFORMA la pediatra mexicana, quien ha participado en tres misiones de Médicos sin Fronteras (MSF), dos en Somalia y una en Liberia. Laura se embarcó en su primera aventura en junio de 2006, en un viaje de tres meses a Dinsor, Somalia, país sumido en la anarquía y la guerra desde hace dos décadas, que cuenta con 0.04 médicos por cada mil habitantes y que Foreign Policy describe como el lugar más peligroso del planeta. "La desnutrición que vi allá creí haberla conocido, creí haberla visto en México durante mis estudios. Creo que de esa desnutrición severa atendí tan sólo tres casos en mis años de residencia, y cuando llegué allá la vi diario, día y noche", recuerda Laura sobre pequeños de un año con el peso de recién nacidos. Su principal reto era bajar la mortalidad, que llegaba a seis decesos por semana, sin embargo la situación que enfrentaba reflejaba el caos de la nación africana. "Tú llegas a cambiar muchas condiciones para bajar esa mortalidad, pero tienes que empezar desde la logística. "De forma que no hay de otra que construir un pequeño hospital de 'sticks' de madera, sin luz, y con lámparas de queroseno". El trabajo de Laura y el resto de voluntarios de la organización no termina con su partida, el legado que buscan dejar es que el personal local, la mayoría sin estudios, pueda manejar las clínicas y hacerse cargo de la población. "Me hablaban para todo -y a mí me encanta- me hablaban a medianoche, a todas horas. Me querían aprovechar porque sabían que yo me iba. "Todo ese trabajo que hice en tres meses creo que sirvió de mucho, porque ellos estaban muy animados, estaban muy ansiosos por aprender. El estimularlos hace que se sientan útiles para su gente". Actualmente, cinco mexicanos están en misiones de la organización no gubernamental, que fue fundada en 1971 y trabaja en más de 70 países. Al menos cinco connacionales, incluida Laura, están por empezar nuevas encomiendas y otros seis laboran en sedes europeas. Sin temores Durante su segunda misión, de noviembre de 2006 a enero de 2007 en Jowhar, Somalia, Laura y el resto del equipo fueron evacuados en dos ocasiones ante el avance de grupos armados. Sin embargo, la doctora no considera que su vida haya estado en ningún momento en verdadero peligro. Tampoco sintió temor ante los mortales males que trataba, como la fiebre de Lassa, una enfermedad hemorrágica aguda que se transmite por un virus. "Todo es un riesgo, pero afortunadamente no me pasó nada", señala Laura quien parece entusiasmada ante la adversidad y por ello este mes está por iniciar un nuevo reto, en esta ocasión en Níger, donde MSF trabaja desde 1985. En este país, la pediatra deberá hacer frente a la desnutrición que azota a 40 por ciento de los niños menores de cinco años.

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