Andrea Becerril Secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral (CFE) en julio de 1988, Manuel Bartlett Díaz rechaza haber instrumentado un “fraude cibernético” para arrebatar la Presidencia de la República al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.Veinte años después de los controvertidos comicios, sostiene que jamás pronunció la frase:
“se cayó el sistema”, aunque reconoce que el entonces presidente Miguel de la Madrid le pidió no dar información la noche de la elección, ya que si se oficializaba en ese momento –con datos parciales– que Cárdenas Solórzano iba ganando, al final nadie aceptaría un resultado distinto.En entrevista, Bartlett revela asimismo que fue presionado por la dirigencia del PRI y el equipo de campaña de Carlos Salinas de Gortari para que la misma noche del 6 de julio declarara ganador de la elección a este último.Advierte que desde entonces se le ha satanizado, al atribuirle la responsabilidad del presunto fraude electoral de 1988, mediante la manipulación de las cifras el día de la contienda, en lugar de analizar lo que pasó en los cómputos realizados tres días después en los comités distritales y luego en la Cámara de Diputados, convertida en Colegio Electoral, ya que es ahí “donde está la historia”.
Los tecnócratas llevaron al PRI a la derecha
A su juicio, 1988 significó la fractura de un PRI que comenzó a romper su base social para quedar en manos de “un grupo de tecnócratas” que lo ha llevado al conservadurismo y la derecha. En estas dos décadas recientes, Bartlett fue secretario de Educación Pública, gobernador de Puebla y senador. Ahora no tiene ningún cargo, pero mantiene una batalla contra la privatización de Petróleos Mexicanos, que empezó en 2000, cuando Vicente Fox, el primer presidente panista, dio comienzo a la apertura al capital privado del sector eléctrico.Acepta hablar de lo ocurrido 20 años atrás. Por principio, explica que, dadas las características del proceso electoral de 1988, con una oposición fuerte y un candidato como Cárdenas, salido de las filas del priísmo, el gobierno decidió reformar la ley electoral, a fin de que hubiera transparencia e inmediatez en los resultados. Los cambios permitieron que el cómputo se llevara a cabo tres días después del proceso, y no ocho, como sucedía anteriormente. “Se estableció que luego del conteo en cada casilla, el acta con los resultados se entregaría a cada uno de los representantes de los partidos y se colocaría además fuera de la casilla, con el propósito de que se hiciera pública la información.”
Otro cambio –agregó– fue que el acta, que anteriormente se metía en los paquetes electorales y ahí se quedaba ocho días, se debía entregar a los comités distritales, que en ese momento sesionaban, para que en ese mismo momento fueran leídas y colocadas en pizarrones. “Todo ello se cumplió ese domingo 6 de julio de 1988, y quiero aclarar que como presidente de la Comisión Federal Electoral, no tenía obligación legal de dar resultados esa misma noche, porque además no los tenía, excepto la información que iba saliendo, que no era oficial y nos llegaba vía telefónica de los comités electorales. Los comisionados estuvimos toda la jornada sentados en las oficinas de Bucareli para atender quejas y conflictos que iban surgiendo, no manejamos ninguna cifra.
”–¿Qué demandaron los candidatos Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra cuando se presentaron la noche de ese domingo 6 de julio en la Secretaría de Gobernación?–Los candidatos de oposición llegaron a las seis y media de la tarde, acompañados por Porfirio Muñoz Ledo, y denunciaron que había un fraude electoral generalizado en el país; jamás hablaron de que se había caído el sistema o algo así. Yo les pedí que presentaran pruebas, ya que sus representantes ante la CFE no habían hecho ninguna denuncia en ese sentido.–¿En qué momento se habló de la caída del sistema?–Yo jamás pronuncié esa frase ni dije que no habría más información. En realidad, fue el entonces representante del PAN, Diego Fernández de Cevallos, quien expresó durante la sesión de la comisión –después de la visita de los candidatos– que el sistema “se calló”, es decir, que se había callado, silenciado, porque no estaban fluyendo más datos. Bartlett detalla que se había comprometido con los comisionados a compartir la información que fuera llegando. “En el entendido de que no era oficial, ya que se trataba de las cifras que se conocían en los distritos y que nos transmitían por teléfono a la CFE, donde un grupo de secretarias las tomaba”.Ante la queja de Fernández de Cevallos, “de inmediato el secretario técnico de esa comisión, Fernando Elías Calles, ofreció a él y a los demás comisionados pasar a sus oficinas, donde se estaba captando telefónicamente la información; no había, por supuesto, computadoras interconectadas, como ahora, ni un sistema electrónico”.
El político priísta destaca que la decisión del entonces presidente del PRI, Jorge de la Vega Domínguez, de declarar, cerca de la medianoche, la victoria de Salinas de Gortari, “con las actas en la mano, según dijo”, pero sin ofrecer cifras, molestó a los representantes de Cárdenas, de Clouthier y de Rosario Ibarra, “porque no había datos en ningún lado para sustentarlo”. Explica que entonces le pidieron que ya no diera ninguna información.–En sus memorias, Miguel de la Madrid afirma que le solicitó a usted no divulgar las cifras que en ese momento daban la ventaja a Cuauhtémoc Cárdenas.–Sí, dice que me habló y me preguntó cómo iba la elección, y que yo le respondí que Cárdenas iba avanzando en algunos estados y en el Distrito Federal arrasando, y que entonces me pidió no dar ninguna información, porque si decía que iba ganando el ingeniero, con base en datos parciales, ya después nadie creería que no fue así. Además de las llamadas que recibió “todo el tiempo” del presidente de la República, revela que también hubo presiones del dirigente del PRI y “de la gente cercana” al candidato priísta. Pretendían que, como había hecho seis años atrás el entonces secretario de Gobernación, Enrique Olivares Santana, al declarar vencedor de la contienda a De la Madrid la noche de la elección, “yo hiciera lo mismo con Salinas de Gortari, pero me negué”.
Pero, advierte que no se podía afirmar esa noche, “ni tres días después”, que había ganado el abanderado del tricolor, y si la CFE lo hubiera hecho, todo el proceso se habría deslegitimado, ya que no existían encuestas de salida ni se habían contado todas las casillas, además de que las primeras cifras mostraban que Cárdenas avanzaba en varios estados.Bartlett insiste en que “es de resaltar que las acusaciones de fraude se han centrado en la noche del 6 de julio”, y “es muy claro que los ataques y la personalización se originan dentro del PRI”.Surgen –explica– de haber contendido con Salinas por la candidatura del partido y porque él “representaba una posición política totalmente contraria”.Le tenían incluso desconfianza, a tal grado que una vez que Salinas fue nominado candidato del PRI, “el presidente De la Madrid retomó la coordinación de la política de comunicación social y otros instrumentos que correspondían al titular de Gobernación”. Bartlett asegura que él nunca tuvo contacto, ni vio siquiera, los paquetes de la elección presidencial de 1988, ya que por ley, en ese tiempo el cómputo se hacía en los comités distritales, y la Cámara de Diputados, convertida en Colegio Electoral, calificaba el proceso. Ahí debieron revisarse los resultados, estado por estado, en caso de quejas, pero al final, la paquetería fue incinerada, por acuerdo del PRI y del PAN.–
Dos décadas después, ¿qué responde a la pregunta que mucho le han repetido: hubo fraude contra el ingeniero Cárdenas?–Lo que fue, fue y ahí está. Lo que he dicho siempre y estoy convencido de ello es que el desempeño de Cuauhtémoc Cárdenas fue impresionante; obtuvo triunfos en muchas entidades de la República, arrasó en la capital del país y dio un paso muy importante para la consolidación de la democracia en México. Contrariamente, a Salinas de Gortari lo declararon ganador con la votación más baja de un candidato priísta en la historia del país, y acabó por gobernar con el PAN.
QUIERO JUSTICIA PARA MI VOTO, YO NO VOTÉ POR EL PRI NI POR EL PAN, Y NUNCA VOY A VOTAR POR ESOS HIJOS VENDEPATRIAS DE LA CHINGADA
Y NO DEJARÉ DE BALCONEAR A LOS POLITICOS QUE SE DEJEN SOBORNAR POR LOS OLIGARCAS, PISOTEANDO LA VOLUNTAD DEL PUEBLO POBRE.
NOTA 2
Salinas me presionó para que lo declarara triunfador: Bartlett
La noche de la elección no había forma de sustentar que ganó el candidato priísta, dijo.
Andrea Becerril Publicado: 03/07/2008 10:03
–¿En qué momento se habló de la caída del sistema?
–Yo jamás pronuncié esa frase ni dije que no habría más información. En realidad, fue el entonces representante del PAN, Diego Fernández de Cevallos, quien expresó durante la sesión de la comisión –después de la visita de los candidatos– que el sistema “se calló”, es decir, que se había callado, silenciado, porque no estaban fluyendo más datos.
Bartlett asegura que él nunca tuvo contacto, ni vio siquiera, los paquetes de la elección presidencial de 1988, ya que por ley, en ese tiempo el cómputo se hacía en los comités distritales, y la Cámara de Diputados, convertida en Colegio Electoral, calificaba el proceso. Ahí debieron revisarse los resultados, estado por estado, en caso de quejas, pero al final, la paquetería fue incinerada, por acuerdo del PRI y del PAN.