¡¡¡Viva Villazón!!!
Cuando cantaba Rolando se hubiera dicho que una mano mágica bordaba su atuendo extremadamente sobrio, al mismo tiempo que pintaba de colores todo el escenario. Cuando las manecillas del reloj del teatro Champs-Élysées de París marcaron las 8:00 de la noche en punto, se apagaron las luces y se abrieron las cortinas. Todavía no acababan de abrirse del todo, cuando el público parisino ya le estaba aplaudiendo al gran tenor mexicano Rolando Villazón. No era para menos, ayer por la noche presentó por primera vez su disco de arias con la prestigiosísima disquera alemana Deutsche Grammophon. Rolando empezó cantando el aria de la ópera de “ La Gioconda ” del compositor Amilcare Ponchielli. Cuando el tenor entonó el aria “Cielo e mar” del segundo acto, el teatro parecía venirse abajo por tantos aplausos. Hay que decir que las localidades se habían agotado hacía seis meses, ya no cabía ni un alfiler. El teatro estaba lleno a reventar. Cada una de las arias que Rolando interpretaba con todo su dramatismo eran recibidas por el público francés con un enorme entusiasmo. Cuando cantaba Rolando se hubiera dicho que una mano mágica bordaba su atuendo negro extremadamente sobrio, al mismo tiempo que pintaba de colores todo el escenario operístico. Su voz lo llenaba todo. Su personaje lo interpretaba hasta sus últimas consecuencias. Respecto a esta transformación que sufre en el escenario, él mismo ha dicho: “En realidad, mi meta no es buscar mi propio sonido, sino darle vida a los personajes que interpreto. Hay que cantar desde las emociones, como un volcán, para lanzar una lava palpitante y fresca, pero que queme”. Después de cinco meses de reposo y de haberse presentado en la Ópera de Viena, regresar al primer teatro en el que cantó por primera vez en París resultaba muy significativo para Rolando. Regresaba en una forma espléndida, la misma que tenía apenas el sábado 5 de enero en Viena cuando interpretó a “Werther”, el personaje que se suicida porque conoce al amor de su vida justo cuando ella ya estaba comprometida. Esa noche nada más bastó con que se presentara en escena sin abrir la boca para que su público lo recibiera con un fortísimo aplauso. Al final fue tal la apoteosis de tenerlo de vuelta en el escenario, que le aplaudieron de pie por más de 20 minutos. No nada más lo ovacionaba el público, sino que los músicos también aplaudían, especialmente los violinistas y chelistas con el “arco” golpeando su instrumento. “Este mexicano es un fenómeno”, decían los austriacos al salir del teatro (y pensar que muy poca gente lo conoce en su propia patria...). Pero sigamos con lo que sucedió ayer por la noche en París. Al final del espectáculo, todo el público pedía un encore una y otra vez. ¡¡¡Encore, encore!!!, exclamaba, al mismo tiempo que Rolando hacía caravanas, provocando que sus bucles negros como el azabache le cayeran sobre su frente. Por su radiante sonrisa, el público sabía que vendrían esos encore, que tanto le solicitaban. En total fueron cuatro con “O Sole Mío”, terminando con Granada, de Agustín Lara. El público no daba crédito. Todos de pie continuaban ovacionándolo. “Este mexicano es un fenómeno”, decían al salir del teatro Champs-Élysées. Por lo que se refiere a los invitados especiales, ellos se dirigieron hacia el vestíbulo para presenciar la entrega, de manos del director de la Ópera de París -en representación del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy-, Hughes Gall, de la condecoración de Chevalier de las Artes y de las Letras. A las espaldas de Rolando estaba la bandera francesa y la bandera mexicana. Lucía, su esposa, se veía feliz, pero sobre todo guapísima con su vestido negro. Una vez que el señor Gall le colocó a Rolando la medalla, el director de la Ópera de París recordó cuando por primera vez en 1972, en Hamburgo, descubrió a un joven tenor que le impresionó tremendamente y que sabía que se convertiría en una gran figura en la historia de la ópera; era nada menos que Plácido Domingo. “Ahora me percato que es precisamente el mismo año en que nació en Ciudad de México nuestro Rolando Villazón (vivió toda su vida en Ciudad Satélite y ahora vive también a las afueras de París, en Neuilly). Estamos orgullosos y muy honrados que esta nueva celebridad de la ópera, Rolando Villazón, haya elegido Francia como su casa y base artística para vivir desde hace siete años. Francia no es sorda, ha sabido escuchar la voz prodigiosa de este artista mexicano”. Dicen que Rolando estaba particularmente emocionado. Seguramente en esos momentos estaba pensando de qué manera respondería a tantos honores. Hay que decir que Rolando, además de ser un hombre sumamente carismático e inteligente, sabe hablar en público. Tal vez se deba a que es un ávido lector de literatura, todo lo que cae en sus manos se lo devora. Sabemos que sus autores preferidos son Hermann Hesse, Rubén Darío, Roberto Bolaño, Volpi, Cortázar, y que su libro de cabecera es “ La Iliada ” de Homero. De allí que sus palabras de agradecimiento hubieran resultado más que un discurso, una reflexión filosófica sobre qué significaba ser artista y cuál era su función y su razón de ser. Palabras más, palabras menos, Rolando dijo: “Recibo esta condecoración en francés con mi muy mexicano acento. En este tiempo que estuve fuera de los reflectores durante cinco meses, lo que quería era descubrir porqué había recibido el don del canto. En este mundo de tristezas, guerras, hambre, pobreza y sin razón, me he dado cuenta de mi verdadero papel como artista. He comprendido que las religiones nada más se dirigen a sus propios fieles con sus propios códigos, pero que el arte a través de la música llega a todos, es el lenguaje del alma. En realidad he sido homenajeado por dos ceremonias, ambas muy importantes: la primera que sucedió en mi casa, en donde les anuncié a mis hijos Darío y Mateo (5 y 3 años) que me harían caballero. Entonces los dos fueron a buscar su espada (de juguete) y después de haberme hecho hincarme en el suelo sobre mi rodilla derecha y bajar la cabeza, recibí el golpe de espada de ambos al mismo tiempo que me nombraban Chevalier du Feu Blanc (Caballero del Fuego Blanco). Debo decir que también esta ceremonia me honra sobremanera porque estoy frente a mi esposa a quien conozco desde la prepa y que tanto amor, inspiración y apoyo me ha dado en mi carrera. Detrás de una gran mujer hay un buen hombre”, dijo señalándose a sí mismo. Todos lo escuchaban emocionados. Allí estaban embajadores de México en Europa, Jorge Volpi y muchas personalidades de la música y de la ópera, incluyendo las amistades de diversas partes del mundo que habían viajado hasta Francia especialmente para escuchar la portentosa voz de Rolando Villazón, quien tiene su agenda ocupada hasta el 2010. Todo esto sucedió la noche del lunes, mientras en las noticias mexicanas nada más se hablaba de cosas negativas que suceden en nuestro país... |
Kikka Roja