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lunes, 12 de octubre de 2009

La guerra por la fibra óptica

La guerra por la fibra óptica
ROSALíA VERGARA
El gobierno del presidente Felipe Calderón, por medio de su secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, pretende acabar con Luz y Fuerza del Centro para privatizarla y apropiarse de una red de más de mil kilómetros de fibra óptica, infraestructura que utilizaría para realizar negocios multimillonarios con los colosos de las telecomunicaciones. Este es, asegura a Proceso el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza, el trasfondo del conflicto, en apariencia laboral-sindical, que ha llevado al gobierno calderonista a intentar destruir a esa organización.

Detrás del embate del gobierno de Felipe Calderón contra el grupo sindical representado por Martín Esparza Flores –a quien el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, negó la toma de nota como secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)– se encuentra la disputa por la concesión de la red de mil 100 kilómetros de fibra óptica, propiedad de Luz y Fuerza del Centro, para instalar operar y explotar un sistema de telecomunicaciones.

Así lo asegura en entrevista con Proceso el líder sindical y añade que con ese fin, en julio de 1999 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), a dirigida entonces por Carlos Ruiz Sacristán, le otorgó a la empresa WL Comunicaciones S.A. de C.V. la concesión mediante el acuerdo P/161299/0673.

En mayo del año siguiente se formalizó el título que garantizaba a esta compañía de origen español –cuyos socios mayoritarios son los exsecretarios de Energía Fernando Canales Clariond y Ernesto Martens– la posibilidad de operar la red por un plazo de 30 años, susceptible de ampliación.

Desde 2000 el convenio ha sufrido modificaciones y se aplazó en tres ocasiones: en 2003, en 2005 y en 2007. Finalmente se decidió que el 16 de mayo de 2008 comenzarían los trabajos para la instalación de la red, pero el SME impidió la realización de las obras.

Esparza comenta que el pasado 30 de junio el director de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC), Jorge Gutiérrez Vera, y él, en su carácter de secretario general de SME, solicitaron a la SCT un título de concesión para operar la red de fibra óptica y ofrecer servicios de voz, audio y datos –el llamado Triple Play– para entrar de lleno en el negocio de las telecomunicaciones.

Asegura que a partir de esa fecha la dependencia tendría que haber respondido en dos o tres meses, pues cumplieron con los 40 requisitos exigidos para otorgar un título de esta naturaleza. Para respaldar su solicitud, dice, presentaron un estudio elaborado por el despacho De la Huerta y Weihouse, en el que se demuestra que LFC cuenta con capacidad para operar la red.

El documento, precisa Esparza, propone un plan de negocios para ofrecer el servicio Power Line Communications (PLC) que posibilita la transmisión de voz y datos a través de cualquier línea eléctrica doméstica o de baja tensión. Esta tecnología se basa en un módem conectado a cualquier enchufe que permite, por ejemplo, el acceso a internet de alta velocidad.

De acuerdo con el dirigente sindical, la utilización de este sistema con la infraestructura de LFC abarataría el costo de esos servicios, con lo que LFC y el SME se convertirían en una competencia real para Telmex o Cablevisión.

Sin embargo, afirma, esta iniciativa provocó la molestia de Canales Clariond y de Martens; del exprocurador panista Antonio Lozano Gracia; del exsecretario de Enlace de la Secretaría de Gobernación, Armando Salinas Torre, y de Salvador Canales, quienes exigen al gobierno que cumpla con el convenio validado por la SCT en 2000, para lo cual contrataron al bufete jurídico Fernández de Cevallos y Alba S.C.

Todos ellos tienen intereses en el caso, sostiene Esparza.

–¿Cómo puede estar seguro de ello? –se le pregunta.

–Lo sé porque en abril pasado el director de Luz y Fuerza y yo nos reunimos con estas personas. Salinas Torre es quien llevaba la representación del despacho de Diego Fernández de Cevallos.

Este es un extracto del reportaje que se publica en la edición 1719 de la revista Proceso que empezó a circular el domingo11 de octubre.
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PORTADA PLAYBOY: MARGE SIMPSON FOTO: CARICATURA: REVISTA NOVIEMBRE 2009


En el número de noviembre
Marge Simpson saldrá en portada de Playboy
9 Octubre, 2009 - 13:37
FUENTE:
Marge Simpson Playboy 1.jpg
Últimas noticias

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NYSE cierra con resultados mixtos

La revista Playboy ya ha tenido a Marilyn Monroe y Cindy Crawford en su portada, así que ahora la dedicará a la sensual madre de la familia Simpson, Marge.

Esta es la primera vez que la portada de la revista, por la que también han pasado hombres, como el comediante y actor estadounidense Jerry Seinfeld, tiene a una caricatura.

Marge y su larga cabellera azul aparecerán en el número de noviembre, que estará a la venta a partir del 16 de octubre en Estados Unidos.

Esta dama no mostrará todo, aunque como ha dicho la revista, habrá algo de "desnudos implícitos" en el artículo de tres páginas.

El nuevo director de Playboy, Scott Flanders (sin parentesco con el personaje de la serie animada Ned Flanders) ha dicho que la idea espera atraer a los jóvenes veinteañeros a la revista, cuyo lector promedio tiene 35 años.
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Festival Gastronómico "Viva México" en Frankfurt

Influyen en comida mexicana orígenes precolombinos y de la conquista

La cónsul general de México en Frankfurt, Anacelia Pérez destacó la importancia de difundir la cultura mexicana en el extranjero y señaló que eso incluye también la gastronomía, que es producto de los orígenes precolombinos, la conquista y las influencias española y francesa.

Lun, 12/10/2009 - 13:59

Berlín.- Cientos de personas acudieron al Festival Gastronómico "Viva México" en Frankfurt, que organizó el Consulado de México en un prestigioso hotel de esa ciudad en el marco de las celebraciones sobre los Albores del Bicentenario.

La cónsul general de México en Frankfurt, Anacelia Pérez, dijo hoy en entrevista con Notimex que el evento fue "un gran éxito" y señaló que durante el almuerzo de ayer domingo, el sitio donde se realizó la muestra se llenó por completo.

Anacelia Pérez destacó la importancia de difundir la cultura mexicana en el extranjero y señaló que eso incluye también la gastronomía, que es producto de los orígenes precolombinos, la conquista y las influencias española y francesa.

Agregó durante el Festival Gastronómico, que se efectuó del 5 al 11 de octubre, se pudo dar una muestra de la verdadera riqueza culinaria de México, sobre todo de la parte del sur.

La cónsul de México en Frankfurt señaló que el gran éxito del festival se debió, en su opinión, a que "Los visitantes pudieron por primera vez conocer algo más que un taco sencillo o un chili con carne, productos con los que siempre se asocia a la comida mexicana".

Anacelia Pérez subrayó que dada la gran acogida del evento, en un futuro se prevé llevar a cabo un nuevo Festival Gastronómico de mayor duración, y resaltó que algunos de los visitantes que acudieron a Frankfurt viajaron provenientes del sur de Alemania.

El Festival Gastronómico es una de las actividades mediante las que se desea resaltar en Alemania las grandes celebraciones que tendrán lugar en México en el marco del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

El evento de gastronomía mexicana presentó una gran variedad de platillos preparados por dos chefs de la Universidad de Oriente, en Yucatán, lo que atrajo tanto a mexicanos residentes en Alemania como a ciudadanos alemanes.

Portavoces del Consulado de México en Frankfurt señalaron que el menú incluyó diversos platillos muy elaborados, y resaltaron que la "cochinita pibil" fue una de las especialidades que más atrajo a los visitantes.

El menú ofreció asimismo tamales, crepas de chaya, salbutes yucatecos, sopa de lima, así como filete de res en salsa de chile chipotle y filete de pescado Tikin Xic.

El variado menú de especialidades mexicanas incluyó asimismo ocho variedades de bebidas "Margarita", entre ellas una con pepinos y otra con higos frescos y jarabe de vainilla, además de la "margarita clásica" con jugo de limón.

El director de la oficina de Frankfurt del Consejo de Promoción Turística de México, José Ramírez Santoyo, dijo hoy en entrevista con Notimex que la promoción de la gastronomía mexicana es asimismo parte importante de la promoción de México como destino turístico.

Subrayó que un evento como el Festival Gastronómico es una puerta para atraer el turismo y señaló que su dependencia organizó en semanas anteriores un curso de cocina mexicana para representantes de la prensa alemana, a fin de mostrarles la variedad culinaria del país.

José Ramírez Santoyo agregó que en el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución se prevé promover un recorrido por ciudades coloniales mexicanas.
Notimex
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TRAYECTORIA ''Patricia'' tormenta tropical: HURACAN 2009: Baja California BCS: mapa imagen de satelite: FOTO

FOTO 14 octubre 2009: SE DEGRADA A DEPRESIÓN TROPICAL PATRICIA



FOTO TRAYECTORIA PARA EL 13 DE OCTUBRE 2009



FOTO TRAYECTORIA PARA EL 12 DE OCTUBRE 2009


La tormenta tropical ''Patricia''se dirige a Baja California
1:08 p.m.

MÉXICO (EFE).— La tormenta tropical “Patricia”, con vientos sostenidos de 75 kilómetros por hora y rachas de 95 kilómetros, se acerca en línea recta al extremo meridional de Baja California Sur, en el Pacífico mexicano, afirmó hoy el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de México.

La tormenta, con un índice de peligrosidad “moderado”, se ubicaba a las 7.00 hora local a 450 kilómetros al suroeste del balneario turístico de Puerto Vallarta, y a 205 kilómetros al este de la Isla Socorro.

El meteoro “presenta tendencia a mantener su dirección de desplazamiento, por lo que se recomienda a la población de Baja California mantener un seguimiento estrecho del sistema”, indicó el SMN en su último informe meteorológico.

El fenómeno tiene el potencial de afectar con lluvias “fuertes a intensas” a los estados de Michoacán, Colima, Jalisco, Nayarit, Sinaloa y Baja California Sur.

Según los pronósticos del organismo, a las 13 horas, “Patricia” se ubica a 360 kilómetros al sureste de Cabo San Lucas, en Baja California Sur, con vientos sostenidos de 85 kilómetros por hora y rachas de 100 kilómetros.

El SMN recomendó a la navegación marítima en las inmediaciones del sistema tomar precauciones “por lluvia y oleaje elevado".

Los cálculos de la dependencia indican que a las 23.00 hora local del martes “Patricia” alcanzará las costas mexicanas, y probablemente se desviará hacia el oeste el próximo miércoles hacia aguas del Pacífico, alejándose de México.
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FUERZA SIN LUZ. DECRETO MARCA ACME: MONERO CAMACHO


JUAR JUAR ¡¡ me cai que wily e. coyote super genio
que sería del pelele sin la tele, la cagó super gacho

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El golpe: Roberto Zamarripa

TOLVANERA
El golpe
Roberto Zamarripa
12 Oct. 09

1. El gol de Cuauhtémoc Blanco, anotado sobre las seis y media de la tarde del sábado, el dos a cero, fue la señal para que los funcionarios dejaran de ver el futbol y pasaran a sus puestos de mando. Una operación diseñada desde hace más de un año, con 15 mil policías federales acuartelados hace una semana -y la utilización de apenas el 10 por ciento de esa fuerza-, con trabajadores de confianza de la Compañía Federal de Electricidad concentrados en hoteles listos para el llamado, sólo esperaban el silbatazo de arranque. Tino o perversidad. Los festejos en El Ángel no dejan oír la respuesta.

2. Aunque son indefendibles tanto la situación de la empresa y los costos de sus funcionarios y los excesos de un contrato colectivo correspondiente a un país distinto, la alternativa suena extraña: la indemnización costará 20 mil millones según las cuentas expresadas por el gobierno federal. ¿De dónde saldrá el dinero?

En el proyecto presupuestal 2010 presentado al Congreso, la Compañía de Luz viene con datos negativos: menos 4 mil 500 millones de pesos. Y con una solicitud de aprobar partidas por 50 mil millones de pesos por concepto de transferencias para sostener la operación de la empresa, ahora en manos de técnicos de CFE.

Entonces, para el próximo año, se destinarán prácticamente 70 mil millones por esa empresa (déficit, sostenimiento de operación y liquidación de trabajadores) un monto similar a lo que estima obtener el gobierno federal por el impuesto del 2 por ciento. ¿Salió más caro el caldo?

3. El presidente de la República, recurrentemente cuestionado por sus indecisiones, presionado por diversos grupos para tomar una decisión de fuerza ante la circunstancia de Luz y Fuerza, aplicó la medida con la que constantemente se amagaba. Renunció, desde luego, a la posibilidad de negociación con el Sindicato en la búsqueda de la recuperación de la empresa. Por el contrario, el gobierno federal desde distintos flancos fue abonando a favor del debilitamiento del SME y del desfondamiento de Luz y Fuerza.

La toma policiaca puede ser una muestra de fuerza, de decisión, de coraje del Presidente. Pocos quisieron creerle su decálogo dicho el 2 de septiembre y fueron menos los que advirtieron su traducción en hechos como el ocurrido el sábado.

¿Fuerza o debilidad? Es un golpe que pretende mostrar fuerza pero que a la vez intenta escabullirse del asedio al que estaba sometido el Presidente por sus inestables aliados en el mundo empresarial y político. El cálculo parece ser soportar la turbulencia, liquidar legalmente a 25 mil trabajadores "moderados" y librar escaramuzas con unos 10 mil "radicalizados". Las primeras encuestas en poder del gobierno federal daban hasta 80 por ciento de aprobación por la medida. Pero la opinión pública es volátil. Las encuestas se leen distinto con manchas de sangre.

4. La medida impacta de lleno en la correlación de fuerzas que había derivado de la elección de julio pasado. Un PRI ensoberbecido (particularmente el grupo de Enrique Peña) y que suponía tener la mayoría de las canicas para resolver el juego del presupuesto 2010 ahora tendrá que variar su estrategia de gobernabilidad. ¿El gobernador Peña apoyará a los trabajadores electricistas que laboran en 82 centros de trabajo ubicados en el estado de México? ¿O les dará la espalda?

La decisión le pilla justamente cuando Peña había subido hace algunos días el tono crítico contra Calderón. Si quiere seguir esa ruta opositora montado en el cuestionamiento de la operación en Luz y Fuerza, puede perder a muchos de sus aliados. En sentido opuesto, el priismo de Puebla, financiado por los electricistas, llevó al Congreso a personajes como Ardelio Vargas. ¿Cómo cuestionará el ex jefe policiaco y ahora legislador la toma de LyFC cuando él encabezó una de peores consecuencias en Oaxaca?

5. Si de ineficiencias hablamos: ¿sigue el Sindicato Petrolero que medra y carcome a Pemex? ¿Sigue el SNTE cuyas pérdidas se cuantifican en el talento perdido? ¿Qué cuesta más 10 apagones o la reprobación nacional en matemáticas?

6. Si el gobierno federal decide utilizar a la misma policía ya no sólo para custodiar las puertas de los centros de trabajo sino para arremeter contra quienes protesten, la espiral crecerá sin buenos augurios. Hay márgenes dentro de la política para atemperar los ánimos. Pero el golpe está dado.


tolvanera06@yahoo.com.mx
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Manotazo eléctrico: Miguel Ángel Granados Chapa

PLAZA PÚBLICA
Manotazo eléctrico
Miguel Ángel Granados Chapa
12 Oct. 09

La palabra final en la "Plaza pública" del viernes era "manotazo". Me referí así a una de las opciones que consideraba el gobierno para quitarse de encima el conflicto permanente con el Sindicato Mexicano de Electricistas, escondido tras el deterioro del organismo público descentralizado Luz y Fuerza del Centro. Ése fue el camino escogido; el sábado por la noche el gobierno dio un manotazo. Sus tropas asaltaron las instalaciones de LyF horas antes de que entrara en vigor el decreto que extingue a ese organismo, con lo que se acentúa el carácter autoritario de la medida, que genera la causa mayor que a su vez es causal de terminación de las relaciones laborales.

Aunque estrecha e indisolublemente relacionados, hay dos asuntos en la decisión presidencial de acabar con Luz y Fuerza, uno de carácter administrativo y otro de naturaleza laboral. El primero, de ser cierto el curso de que dan cuenta los considerandos del decreto respectivo, aparecido en el Diario Oficial inusualmente publicado en domingo, se realizó en sigilo. A partir de una reflexión de la Auditoría Superior de la Federación en torno de la cuenta pública de 2008, el 28 de septiembre la Secretaría de Energía habría propuesto la desincorporación por extinción de LyF, y el 5 de octubre la Comisión intersecretarial de gasto público, financiamiento y desincorporación habría emitido un dictamen aprobatorio, que se convirtió en el decreto firmado por Calderón el sábado y puesto en vigor antes de su publicación. No es, por supuesto, un tiquismiquis legaloide el considerar contraria a la ley la ocupación de las instalaciones de LyF. Si el SME como sindicato o sus integrantes a título individual emprenden una lucha jurídica contra esa disposición, podrán alegar en la demanda de amparo correspondiente esa invasión de sus recintos de trabajo por la Policía Federal y por miembros del Ejército. También podrán imputar al firmante del decreto y a los secretarios de Estado que lo refrendaron irresponsabilidad al nombrar liquidador al Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) y encargarlo de una operación para la cual carece de elementos de toda naturaleza. Encargar a la CFE esa operación resulta así de una triangulación de funciones en que la ley no queda bien servida, lo cual debe enrostrarse a quienes se llenan la boca con lemas sobre el Estado de Derecho.

En el ámbito laboral, el SME podrá argumentar en defensa de su contrato colectivo que la fuerza mayor alegada como causal de terminación de la relación de trabajo fue creada por el propio gobierno, y nadie ni el gobierno mismo puede ser beneficiario de acciones ilegales. El SME resistió ya la liquidación decretada en 1975 por el presidente Echeverría y anulada años después por el presidente Salinas, que se comprometió a ello por necesidades electorales. También son razones políticas, por cierto, las que explican ahora la liquidación, más que las de orden financiero alegadas.

Tanto el decreto como las declaraciones de los miembros del gabinete que ayer domingo encararon el asunto, insistieron en el respeto a los derechos de los trabajadores al punto de que no sólo se cumpliría la ley y el contrato colectivo para indemnizar a los despedidos sino que se les añadirían compensaciones de gran prodigalidad. Conforme a lo anunciado, los electricistas recibirían en promedio el equivalente a dos años y medio de sus salarios. Los 22 mil jubilados continuarán recibiendo, vitaliciamente, la paga a que tienen derecho, con cargo al gobierno federal, y con incrementos anuales acordes al movimiento del índice nacional de precios. Los electricistas tendrán que examinar con cuidado esa oferta, porque el modo de exponerla no explicó que pudiera estar condicionada a cláusulas escritas "con letra chiquita" que eventualmente signifiquen algo diferente a lo ofrecido.

De ser verdaderas las cifras aportadas por los funcionarios, quedan evidentes lagunas informativas que será preciso colmar. Se ha achacado buena parte de las dolencias financieras del organismo en liquidación al alto costo de la mano de obra, a su pasivo laboral. Pero ahora que se hacen las cuentas presumiblemente finales, se sabe que la liquidación a los trabajadores tendrá un costo de cuando más 20 mil millones de pesos. Al mismo tiempo se insiste en que el agujero financiero de LyF es de 42 mil millones de pesos. De esta cifra sólo una breve porción ha de corresponder a los pasivos laborales, puesto que se puede acabar con ellos con sólo la mitad del subsidio que debe entregar cada año la Federación.

El manotazo gubernamental fue cuidadosamente preparado. Se consumó horas después de que el equipo mexicano aseguró su presencia en el campeonato mundial de futbol el año próximo en Sudáfrica, meta que puso en buen punto el ánimo de un extenso segmento de la población. Previamente, la propaganda oficial logró que se creyera urgente acabar con una doble lacra, la operación deficitaria del organismo eléctrico y los abusos de su personal. La prédica del gobierno cayó en la buena tierra de una sociedad harta de la corrupción y de los privilegios, sobre todo cuando los reciben los asalariados, como si no hubiera prebendas mayores para la reducida minoría que concentra la riqueza. La liquidación de LyF será bienvenida en anchas porciones de la sociedad, y hasta algunos de sus componentes, los adictos al autoritarismo reprocharán al gobierno su "generosidad".

El conflicto por la extinción de LyF apenas comienza.



Cajón de Sastre

El decreto que define la extinción de Luz y Fuerza del Centro, y las bases para su liquidación, expedidas por la Secretaría de Energía, no se refieren a la red de fibra óptica que posee ese organismo público, y que constituye parte de un patrimonio que mejor administrado por el gobierno hubiera debido impedir el deterioro de la antigua Compañía mexicana de luz y fuerza. Se trata de un tendido de más de mil kilómetros que permite a quien lo opere ofrecer el servicio de triple play, un negocio apetecible que hubiera podido ofrecer directamente la empresa y con su rendimiento subsanar sus deficiencias, en vez de lo cual se otorgó en concesión a la empresa WL Comunicaciones, cuyos principales accionistas fueron secretarios de Energía en el gobierno de Fox: Fernando Canales Clariond y Ernesto Martens.


miguelangel@granadoschapa.com
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Shock eléctrico : José Antonio Crespo

12-Oct-2009
Horizonte político
José A. Crespo
Shock eléctrico

Nadie creyó que la negativa de Javier Lozano a tomarle nota a Martín Esparza se debiera al interés del gobierno federal por democratizar el sindicalismo. Por ejemplo, **Lozano no ha cumplido sucesivos fallos judiciales que desde hace dos años le instruyen dejar sin efecto la toma de nota al secretario general del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps. Y ni qué decir de la estrecha alianza del gobierno federal con Elba Esther Gordillo, a la que se le han dado cargos y canonjías como a ningún otro aliado del gobierno, sin que ello le quite el sueño a Felipe Calderón. Pero, del otro lado, los partidos de izquierda, con gran simplismo, consideran cualquier cuestionamiento al viejo sindicalismo autoritario como un rechazo a todo sindicalismo, a su concepto mismo. Evidentemente no es así.

El motor aducido por el gobierno para liquidar Luz y Fuerza del Centro (LyFC), es la búsqueda de una racionalidad administrativa en el estratégico rubro de la electricidad: la empresa es un auténtico elefante blanco, torpe e ineficiente, que devora cerca de 40 mil millones de pesos al año, emplea cinco veces más personal del requerido y ofrece a sus trabajadores privilegios que ni en Suecia disfrutan. La crisis económica y el hoyo fiscal han motivado que el gobierno emprenda lo que muchos antes han preferido eludir, por el costo político que supone enfrentar a un sindicato que disfraza sus injustificables privilegios —que ni los trabajadores suecos tienen— de “nacionalismo energético” y “autonomía sindical”. Andrés López Obrador ha condenado con razón los privilegios de los grandes consorcios, pero que ni se mencionen los de sus aliados políticos. Los gobiernos han sido corresponsables de tales canonjías, es cierto, pero por eso mismo procede, por fin, ponerles término. Coincido con René Delgado quien el sábado escribió: “El (SME) defiende privilegios, no derechos, supuestas conquistas que junto con la mala administración de la empresa terminaron por quebrar precisamente la fuente de trabajo… Sexenio tras sexenio ha resistido el saneamiento de la empresa hasta hacerla inviable, y eso vulnera el principal derecho laboral: el trabajo” (Reforma, 10/X/09). El SME jaló la cuerda hasta reventarla. Terminó por matar su gallina de los huevos de oro.

La izquierda alega, por otro lado, que el gobierno en realidad pretende privatizar la energía eléctrica, entregarla de lleno a las transnacionales. ¿Hay acaso alguna iniciativa que sugiera tal propósito? ¿Podría este gobierno dar semejante paso cuando ya vimos lo que ocurrió con su iniciativa sobre la reforma petrolera? ¿Podría realizarse la respectiva modificación constitucional sin el concurso del PRI, buena parte del cual sigue atrincherado en el añejo nacionalismo revolucionario, lo mismo que el PRD? Se ve difícil. Pareciera que, para la izquierda, entre los extremos de mantener empresas públicas en profunda ineficiencia y su entrega a las transnacionales no existen opciones intermedias. Ante la eterna amenaza de la privatización total, mejor la quiebra financiera ad infinitum. O el añejo populismo corporativo o el entreguismo incondicional. En México no puede avanzarse hacia una posición de mayor equilibrio y racionalidad sin que se denuncie como un “primer paso” para la entrega de la empresa al imperialismo transnacional.

Afirma el SME que LyF no pertenece al gobierno federal, sino al pueblo de México y a los trabajadores de la empresa. No pertenece, en efecto, al gobierno federal, pero tampoco a los trabajadores (como en los hechos ocurría), sino al Estado. Es decir, teórica y retóricamente, al pueblo. En cuyo caso, como accionista teórico de este voraz elefante blanco, respaldo su liquidación, lo que no obsta para exigir al gobierno que tome muchas otras medidas de austeridad y recortes en su propia, inflada y cara burocracia. Probablemente la mayoría de la sociedad tomará esta decisión como algo positivo, si no se sale de control; algo que distinguirá al actual gobierno de la anodina gestión de Vicente Fox. Pero también parece haber amplia coincidencia, entre quienes respaldan el decreto, de que Calderón debe también tomar medidas correctivas respecto del sindicato petrolero, el magisterial y otros. Algo que quitaría cualquier sesgo partidista a la eventual desaparición del SME, pero cuya realización parece poco probable. Habrá, con todo, una renovada presión de la opinión pública en ese sentido.

La izquierda alega que el régimen en realidad pretende privatizar la energía eléctrica, entregarla de lleno a las transnacionales.

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Del barroquismo al desmadre: Agustín Basave: LyFC

Del barroquismo al desmadre
Agustín Basave
12-Oct-2009
El proyecto de la Cédula de identidad y el conflicto de Luz y Fuerza del Centro prueban que en México no hay borrón pero sí hay cuenta nueva y que la austeridad en el gasto ha sido la última de nuestras prioridades.


Para Ale, para mañana: feliz cumpleaños.

Los mexicanos somos barrocos por tradición. Se trata de “un estilo de ornamentación caracterizado por la profusión de volutas, roleos y otros adornos en que predomina la línea curva” (RAE). Empezamos por la arquitectura, pasamos a la literatura y acabamos contagiando al resto de nuestra cultura. Hasta ahí todo está bien. Celebro nuestra predilección por ese estilo artístico, que ha producido obras sublimes. Dejo de congratularme, sin embargo, cuando esa afinidad se traduce en un ethos reacio a las líneas rectas, que nos hace darles vueltas a las cosas hasta enredarlas y enredarnos a nosotros mismos. Y me rebelo cuando nuestro barroquismo invade la cosa pública y se vuelve redundancia y rebuscamiento, convirtiendo un problema de la sociedad en una disfuncionalidad del Estado.

Ejemplos sobran. Ya he hablado en este espacio de la proliferación de entidades gubernamentales que duplican o intrincan funciones, de la maraña de instrumentos legales que hemos producido. Pero esta vez seré más preciso, y para muestra me bastarán dos botones: el proyecto de la Cédula de identidad y el conflicto de Luz y Fuerza del Centro, que prueban que en México no hay borrón pero sí hay cuenta nueva y que la austeridad en el gasto ha sido la última de nuestras prioridades. Y que no sabemos distinguir eficacia de eficiencia.

Aunque me preocupa el mal uso que se suele dar en este país a las bases de datos personales, simpatizo con la idea de una identificación holística. Pero la razón de mi simpatía es justamente lo que han soslayado las autoridades: la creación de la tarjeta única del ciudadano, la que reemplace gradualmente a la prolija documentación que hoy tenemos que tramitar y cargar los mexicanos y que le cuesta demasiado dinero al erario. Si bien es imposible eliminar de golpe la credencial de elector, el pasaporte, la cartilla militar, la licencia de manejar, la cédula profesional o el carnet del IMSS o el del ISSSTE, es tecnológicamente viable concentrar al menos varios de ellos. La abreviación de los procedimientos y el ahorro que se lograrían con la convergencia es difícil de sobreestimar. Menos ventanillas, menos personal, menos requisitos, menos corrupción, menos tiempo perdido. No obstante, la Secretaría de Gobernación se atoró en el primer escollo: cuando el Instituto Federal Electoral protestó porque el proyecto desincentivaría la obtención de su credencial, anunció que ambas identificaciones coexistirían. Los argumentos del IFE son válidos, pero nada justifica el dispendio que implicará la producción de dos documentos carísimos y redundantes. ¿Por qué no buscamos otro incentivo para votar? Porque optamos por el facilismo de pagar más, sin importarnos la crisis, y porque no entendemos que la simplificación es siempre la solución más eficiente.

Y qué decir de la liquidación de LyFC. Más allá de posturas políticas está la realidad de una institución que nos cuesta muchísimo y nos da un pésimo servicio, cuya existencia al margen de la Comisión Federal de Electricidad no nos ofrece ninguna ventaja. Aunque en esto tienen más culpa los gobiernos que han comprado apoyos y votos con prebendas que el Sindicato Mexicano de Electricistas, mis reflejos me llevan a reaccionar positivamente a la idea de que, sin privatización, la CFE absorba a LyFC. Estoy de acuerdo con quienes se quejan de que se actúe contra una organización gremial y no se haga nada contra otras que son peores, pero no creo que lo correcto sea eximir al SME en aras de una ideología sino exigir decisiones contra todo el corporativismo vicioso. Querer servicios públicos más baratos y de mayor calidad y sindicatos más transparentes y honestos no es de derecha ni de izquierda: es de sentido común. No sé si la Secretaría del Trabajo tenga un plan estratégico para impulsar un nuevo sindicalismo, y espero que haga algo para encauzar a los trabajadores desempleados del SME hacia actividades productivas. Lo que sí sé es que prácticamente todos los presidentes del México reciente, estatistas y neoliberales, coincidieron en que la CFE debía absorber a LyFC. Y que sin acciones de ese tamaño no habrá impuestos que alcancen para pagar nuestro colosal gasto corriente.

La mexicanísima tendencia a enmarañar las cosas ha dañado nuestra tiroides burocrática y nos ha vuelto proclives al gigantismo. En efecto, nunca nos faltan justificaciones para la promiscuidad presupuestaria. El federalismo, por ejemplo, nos sirve para defender los presupuestos de 32 institutos y de otros tantos tribunales electorales estatales, y de miles de corporaciones policiacas. Y en nombre del crecimiento del país nunca nos falta algún matiz para diferenciar y legitimar a un organismo federal que hace lo mismo que otro. Y es que, usualmente, frente a la disyuntiva de no hacer olas o enfrentar intereses creados, preferimos el caos permanente al caos temporal. En otras palabras, nos gusta el desmadre.

abasave@prodigy.net.mx

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El problema en LFC, el robo de energía de las grandes empresas: ex funcionario de Sener

  • La CFE vende a Luz y Fuerza la electricidad en horas pico más cara que a los industriales
  • El problema en LFC, el robo de energía de las grandes empresas: ex funcionario de Sener
Israel Rodríguez J.

Nicéforo Guerrero Reynoso, ex subsecretario de Electricidad de la Secretaría de Energía (Sener), aseguró que el problema en Luz y Fuerza del Centro (LFC) fue el robo de energía de las grandes y medianas empresas, que son las que no pagan.

Consideró que la eventual privatización del organismo sería un error, porque es una empresa viable, de una gran tradición sindical y obrera, a la que se puede sacar mucho fruto; sin embargo, reconoció que también es irresponsable.

Creo que en el problema con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) hay un conflicto del gobierno con un gremio que es muy fuerte, señaló, y advirtió que bajar el switch en la zona centro del país es un grave riesgo.

Por su parte, José Luis Apodaca, jubilado como gerente general divisional de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), después de laborar 32 años en diferentes áreas de esta empresa, indicó que la liquidación de LFC tiene como propósito allanar el camino para su privatización, con dedicatoria principalmente para las empresas extranjeras.

Nicéforo Guerrero, subsecretario de Electricidad durante la primera parte del sexenio del ex presidente Vicente Fox y relevado en el cargo el 23 de marzo de 2004, después de que Felipe Calderón fue nombrado secretario de Energía, señala en entrevista con La Jornada que la carga de la empresa no es sindical.

El subsidio es alto sí, 40 mil millones de pesos, pero también hay que cobrarle a los consumidores industriales y comerciales que no pagan lo que corresponde, independientemente de que haya generación distribuida a menor costo.

El ahora también presidente municipal de Guanajuato, surgido de la coalición PRI, PRD y PT, al preguntarle cómo se resolvería el problema de electricidad en el valle de México, respondió: poniendo una planta en Lerma y otra en Teotihuacán, ambas de ciclo combinado mediante gas, que hoy es barato, y se resolvería de manera eficiente el anillo que genera la distribución de la electricidad para estos lugares.

–¿Hay cuentas especiales?

–Sí. Liverpool tiene su propia autogeneración eléctrica y cuenta con 75 megavatios disponibles para la ciudad de México, que sería de energía distribuida. Todas las grandes empresas podrían producir energía distribuida y venderla a la empresa; esa sería una forma de salvar a Luz y Fuerza con la venta de excedentes, pero a precios razonables, no a precios de la CFE, que le cobra en la hora pico más a LFC que a los industriales.

Señaló que fusionar LFC es una buena opción, en la medida que el gobierno hubiera pactado con los trabajadores una adecuada liquidación y no un conflicto. Lo ideal era mantener una sola empresa y que una de las divisiones fuera Luz y Fuerza, como lo fue hasta la época de Carlos Salinas, cuando la convirtió en empresa descentralizada.

Aseguró que el contrato colectivo de trabajo no es el gran problema de LFC, sino la torpeza en el manejo y la falta equilibrada de la venta de energía eléctrica para la ciudad de México. Explicó que si CFE le vendiera al costo la electricidad, se la tendría que pasar a 3.5 centavos por kilovatio, y LFC la podría vender a ocho centavos, y eso equilibraría totalmente la balanza.

Hay una cuestión clara, CFE le vende a LFC a un precio como a cualquier industrial, lo cual pudiera ser correcto, pero no para la empresa pública, porque tiene que venderla al mismo precio o a menor costo del que se la ofrece Comisión Federal. Es lo que pasa con el gas y otros productos, que son los llamados precios de transferencia entre las subsidiarias de Pemex, que generan este error, concluyó Nicéforo Guerrero.

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México SA: SE LIQUIDA A LyFC Luz y Fuerza del Centro Y SE RESCATA A ESPECULADORES: el sabadazo

México SA
  • Se rescata a voraces especuladores pero se elimina a LFC
  • El gobierno y su oligarquía, lo único realmente oneroso e ineficiente
Carlos Fernández-Vega
Foto
Los secretarios de Gobernación, Fernando Gomez Mont Urueta; de Hacienda, Agustín Carstens, y del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, en la conferencia de prensa de ayer domingo, donde declararon que los empleados Luz y Fuerza del Centro seran indemnizados conforme a la Ley del Trabajo y el Contrato ColectivoFoto María Luisa Severiano


A golpe de caprichos y traspiés, Felipe Calderón intenta mantenerse a flote en Los Pinos, y la muestra más reciente es el sabadazo, por medio del cual –por si alguien tuviera dudas– ratificó que su política es sencilla: por un lado, los excesos, la voracidad y los ataques especulativos de los barones del sector privado se resuelven, ipso facto, con multimillonarios rescates a costillas del erario; por el otro, la ineficiencia de alguna paraestatal se solventa con un decreto de defunción, por mucho que los primeros signifiquen un costo infinitamente mayor para las arcas públicas que la segunda.

En cadena nacional y horario triple A, el inquilino de Los Pinos anunció (octubre de 2008 y enero de 2009) el rescate de grandes cuan voraces empresas privadas (Comercial, Cemex, Alfa, por ejemplo) que especularon con derivados y salieron trasquiladas, así como el sacrificio de miles y miles de millones de dólares en reservas internacionales para saciar el hambre de los insaciables que apostaron en contra del peso. En cambio, por la puerta de atrás, como es su vicio, un sábado por la noche, sábado futbolero, en plena euforia bananera por el triunfo de los ratoncitos verdes (léase de Televisa), por medio de un mañoso decreto publicado en día inhábil para el Diario Oficial de la Federación y en silencio, firma el acta de defunción de una empresa del Estado.

Según el citado decreto, lo inevitable de la liquidación de Luz y Fuerza del Centro parte de su comprobada ineficiencia operativa y financiera, la cual representa un costo tan elevado que ya no resulta conveniente para la economía nacional ni para el interés público. Y horas después el abogado corporativo Fernando Gómez Mont, disfrazado de secretario de Gobernación, detalló: la extinción de la empresa obedece exclusivamente a razones de onerosidad, que han llevado a la entidad a pasivos hasta de 240 mil millones de pesos, que no se disponen; la compañía enfrenta una situación financiera insostenible, que requería una transferencia cada vez mayor de recursos con cargo a todos los mexicanos y que, de seguir así, hubiera sido necesario transferir al organismo más de 300 mil millones de pesos (en el sexenio calderonista) y de no haber actuado, esa cantidad seguiría creciendo hasta hacerse totalmente impagable.

Pues bien, si ése es el quid del asunto (es decir, la situación financiera insostenible con cargo a todos los mexicanos) va un comparativo: los regímenes tributarios especiales costarán 10 veces más a esos mismos mexicanos en igual periodo (el sexenio calderonista), o lo que es lo mismo, 3 billones de pesos contra 300 mil millones de Luz y Fuerza, pero Calderón decide extender el certificado de defunción para la empresa del Estado y mantener intocados los privilegios fiscales de los voraces barones a los que en cadena nacional y horario triple A rescató, con cargo a todos los mexicanos, por la trasquilada que les dieron en los mercados especulativos.

Luz y Fuerza del Centro, en efecto, no es una empresa todo lo eficiente que se necesita, pero en vez de enderezarla, limpiarla, hacerla productiva, sanearla, etcétera, etcétera, el inquilino de Los Pinos simple y sencillamente decide enterrarla, para lo cual deberá erogar miles y miles de millones de pesos que el erario (versión de Calderón) no tiene. De entrada, deberá pagar alrededor de 20 mil millones de pesos por liquidaciones económicas a sus trabajadores, monto equivalente a casi 60 por ciento del subsidio que para 2010 propuso a los diputados el propio gobierno calderonista. Si se prefiere, esos 20 mil millones representan una tercera parte de lo que el erario captaría por el 2 por ciento de IVA disfrazado de impuesto para combatir la pobreza, con el que, un día y el otro también, chantajea cotidianamente el michoacano desde el púlpito oficial.

Independientemente de que la pregunta obligada es ¿con qué pagarán indemnizaciones, liquidaciones y conexos a los trabajadores de Luz y Fuerza? (no hay dinero), lo cierto es que es muy abultado el inventario de empresas públicas estacionadas en el limbo de las extinciones y liquidaciones. Por allí deambulan bancos reprivatizados por el salinato y rescatados por el zedillato, y en el mismo lugar dejados por el foxiato y el calderonato, lo mismo que ferrocarriles nacionales, el sistema Banrural, ingenios azucareros equivocadamente expropiados, y tantas otras gracias de gobiernos pasados y presentes, que siguen costando mucho dinero a los mexicanos. ¿A ese limbo pasará, por tercera ocasión, a LFC?

Entonces, Luz y Fuerza del Centro se va al hoyo por onerosa e ineficiente (aunque originalmente se dijo que el problema de la paraestatal era el conflicto sindical, el aparente fraude en las elecciones internas del SME y la decisión calderonista de no obsequiar la toma de nota), según la versión oficial. Bien, pero por onerosas e ineficientes a lo largo de casi tres décadas cinco gobiernos enterraron a casi mil 150 empresas paraestatales (muchas de ellas posteriormente rescatadas con recursos públicos), sepultaron el aparato productivo del Estado, eliminaron la participación gubernamental en prácticamente toda actividad económica y productiva y se limitaron a la tarea gerencial, pero –¡sorpresa!– la situación financiera a cargo de todos los mexicanos (Gómez Mont dixit) es cada día peor. Y tal vez sea así porque lo único realmente oneroso e ineficiente que no se desmanteló fue al propio gobierno y a la oligarquía que lo controla.

En la masacre de paraestatales, cada uno de los implicados (De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón) en su momento dijo exactamente lo mismo: por onerosas e ineficientes van para afuera; los recursos liberados irán directo al pago de la deuda social, y los dineros que se obtengan por su venta, a la atención de las urgencias de los mexicanos más desamparados. Tres décadas después, la deuda social resulta espeluznante y las urgencias son más urgentes que nunca, mientras los mexicanos, por medio de su oneroso e ineficiente gobierno, se mantienen alta y permanentemente endeudados y las finanzas públicas en “el shock más grave de los últimos 30 años” (Carstens dixit).

Las rebanadas del pastel

Un aplauso a la visión y el colmillo del inquilino de Los Pinos, quien no escogió mejor momento para su nuevo capricho: crisis económica, social, política, laboral y de seguridad, es decir, justo cuando el país se encuentra en plena sequía y el sol cae a plomo. Una chispa resulta suficiente.

cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx

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Luz y Fuerza: liquidación y engaño

Luz y Fuerza: liquidación y engaño
lajornada
Luego del asalto a las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC), y de la forma subrepticia en que el gobierno federal decretó la extinción de la paraestatal, el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, ensayó anoche un intento de justificación, durante un mensaje en cadena nacional en el que recurrió a argumentos demagógicos (equiparó los recursos absorbidos por la empresa con el gasto que destinamos al combate a la pobreza a través del programa Oportunidades) y al chantaje (señaló que para seguir manteniendo a la empresa hubiera sido necesario subir desproporcionadamente las tarifas eléctricas o aumentar constantemente los impuestos). Además insistió en rechazar que con la liquidación de LFC el servicio de luz vaya a privatizarse, y manifestó un insospechado interés en los trabajadores afectados, a los que ofreció respetar plenamente todos sus derechos y prestaciones.

Tales alegatos no alcanzan para ocultar el carácter real de una medida que contravino toda corrección posible en las formas y que resulta además, a decir de distintos especialistas, violatoria de la Carta Magna por cuanto pasa por alto los derechos exclusivos del Congreso de la Unión.

Si hubiese una voluntad efectiva de la actual administración por otorgar un servicio de electricidad moderno y eficaz, como señaló ayer Calderón, habría sido necesario poner fin a la política de abandono presupuestario a que la compañía ha sido sometida en las recientes administraciones. Si es verdad que la empresa era financieramente inviable, como asegura Calderón, lo deseable y procedente habría sido poner en marcha medidas de rescate similares a las que el grupo en el poder ha emprendido, en sexenios anteriores, para salvar a los capitales privados que han ido a la quiebra como resultado de su propia ineficiencia. Destinar grandes sumas de dinero al rescate de particulares y no del patrimonio público dice mucho del talante oligárquico y antipopular del grupo gobernante.

El mensaje emitido ayer por Calderón es una continuación de la estrategia de engaño puesta en marcha por el gobierno federal con el fin de confundir, desinformar y distraer a la opinión pública y avanzar sustancialmente en el desmantelamiento y la privatización de la industria eléctrica propiedad de la nación. Este proceso se encuentra en marcha desde hace años: se inició durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari con las modificaciones a la Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica, en 1992, que permitieron otorgar permisos a empresas trasnacionales para que participaran en la industria eléctrica nacional; continuó con las presidencias de Ernesto Zedillo y Vicente Fox con la creación y consolidación del esquema de Pidiregas, como forma de suplir la participación estatal en las tareas de inversión en infraestructura del sector energético, y podría seguir nuevas vertientes en el actual ciclo de gobierno, como señaló ayer mismo el dirigente del SME, Martín Esparza, al afirmar que detrás de la liquidación de LFC se halla la intención de garantizar a particulares el usufructo de la red de fibra óptica a través de la estructura de ese organismo.

Para la consolidación de este proyecto, el gobierno federal apuesta a profundizar la división interna del SME, como demuestra el anuncio, por vía del titular de Hacienda, Agustín Carstens, de que ofrecerá compensaciones mayores a las que marcan la ley y el contrato colectivo de trabajo a todo aquel trabajador que acuda a recibir su liquidación antes del 14 de noviembre próximo.

No obstante, ante la negativa de la dirigencia gremial a recibir las indemnizaciones referidas, y ante el refrendo de la unidad gremial que protagonizaron ayer las fracciones antagónicas del SME, se abre la perspectiva de que en días próximos el país asista a la configuración de nuevas manifestaciones de inconformidad y descontento. De ser así, el calderonismo podría estar contribuyendo a exacerbar el encono social de manera por demás acelerada, irresponsable y riesgosa.
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Gore Vidal: ESTADOS UNIDOS EU COLAPSO

  • En geopolítica, como en física, no hay acción sin reacción; EU es amenazado porque amenaza
  • Gore Vidal dice no temer a la muerte: para mí el infierno es el actual Estados Unidos
  • Johann Hari
The Independent/ II y última

II. Una historia de amor interrumpida

Cuando Gore Vidal tenía 14 años, un chico llamado Jimmy Trimble se mudó a su dormitorio en el internado de Washington donde estudiaba. Era un atleta rubio y desarrollado; Vidal era un intelectual devorador de libros. Su sudor olía a miel, como el de Alejandro Magno, escribió años después, en Palimpsest, sus memorias. Se desearon y tal vez se enamoraron, y tuvieron sexo en el bosque, en el extremo del campus. Fue la primera felicidad humana que encontré en la vida, escribió Vidal. Veía a Trimble como su otra mirad, la persona que por fin lo completaba. Luego Trimble, a la edad de 19 años, fue volado en pedazos por una granada de mano en las playas de Iwo Jima.

Durante años, Vidal temblaba cada vez que pensaba en él. Creo que aún le ocurre: sus ojos se vuelven distantes y un poco húmedos cuando hablamos de él. Escribió una novela –The City and the Pillar (hay traducción española con el título La ciudad y el pilar de sal)–, imaginando lo que habría ocurrido si hubieran vuelto a encontrarse después de la guerra. Es un libro oscuro y amargo; el sexo es un fracaso y uno de los personajes mata al otro. Pero en el Estados Unidos de 1950, mostrar a dos típicos jóvenes estadunidenses –varoniles, seguros de sí mismos– teniendo sexo era un acto de audacia insensata. Fue boicoteado por la prensa respetable y cualquier esperanza de que ocupara un cargo de elección popular se desvaneció, pero el libro fue un best-seller.

Vidal concluyó que jamás volvería a encontrar lo que perdió con Jimmy. Sería codicia esperar una repetición. Estaba consciente de que tuve una suerte perfecta por una vez, y lo dejé así. Dice que cuando llegó a los 25 había tenido sexo con más de mil jóvenes anónimos. A ninguno lo vio dos veces; jamás fingió afecto alguno. Era lo que llamaban comercio: no hacía nada (al menos deliberadamente) para complacerlos. Obtenía placer; eso era todo. Cuando me volví demasiado viejo, pagué con gusto por obtenerlo. Tras la muerte de Trimble, parece haberse cauterizado emocionalmente. Hasta sus amigos más cercanos han dicho que en el centro de su carácter hay un aislamiento. Alguna vez dijo: He conocido mucha gente, pero parece que no he conocido a nadie.

Vidal siempre se ha resistido a ser un campeón de la causa gay. Nunca dije ser gay, porque no creo que nadie lo sea. Dice que esas restricciones le parecen aburridas. En los siglos del éxito militar y político de Roma, no había diferenciación entre los que buscaban a su mismo sexo y los que buscaban al otro; también había muchos cruces de un lado a otro. De los primeros 12 emperadores romanos, sólo uno era exclusivamente homosexual. Pese a todo el escándalo, señala, hoy día hay mucha sodomía en Estados Unidos. ¿Vio cuando Kadafi se quejó en la ONU de que soldados estadunidenses sodomizaban a muchachos árabes? Yo pensé, bueno, así ha ocurrido desde el principio de la república. En aquel tiempo culpaban de la sodomía a los grandes bosques; decían que los ponían cachondos. No había otra cosa que hacer que perseguir muchachos, decían.

Entonces, ¿la homosexualidad y la heterosexualidad son ficciones? Sí, desde luego. Luego adopta un tono de campamento de verano y agrega: Pero hace feliz a muchas chicas. ¿Por qué tantas personas creen que lo son, si es falso? Creen en Jesús, que es una ficción mucho más grande y en la que se gasta mucho más dinero. También ropas más bonitas.

Cuando tenía 25 años, Vidal conoció a un joven menor que él llamado Howard Austen, y acordaron vivir juntos, con una condición: nunca tendrían sexo ni se pondrían románticos en ninguna forma. Estuvieron juntos 50 años. Austen murió en 2008 en un hospital de Hollywood Hills. Tenía cáncer de pulmón, pero no dejaba de fumar; luego se le fue al cerebro y le dio cáncer cerebral. Eso es lo que ocurrió, relata. Una vez, en un ensayo, incluyó una cita en la que el crítico Edmund Wilson hablaba de su esposa: Después que murió, la amé. ¿Podría él decir lo mismo de Howard? Finge no oír. “Ahora soy un guiñapo. No puedo caminar. Como sabe, tengo una rodilla de titanio –se da un golpecito en la pierna–. Necesito hospitales.” Y desvía la mirada, un poco tímido, un poco distraído, como si pensara en otra cosa.

III. Aislamiento

Desde que tenía poco más de 20 años, Vidal era un escritor que batía récords de ventas, y rico. Alquiló una propiedad en Guatemala –lejos de su madre– y se instaló allí a escribir su siguiente novela. Pero en ese pequeño país tropical de Centroamérica descubrió que tendría que hacer una dramática revaloración del país por el cual acababa de combatir, y rescatar del tiradero de la historia la filosofía abandonada de su abuelo.

Poco antes de que Vidal llegara, el pueblo guatemalteco, hundido en la pobreza, había elegido a un presidente izquierdista llamado Jacobo Árbenz Guzmán. Los guatemaltecos querían que impusiera un salario mínimo y cobrara impuestos a la megacorporación estadunidense United Fruit Company, la cual dominaba la única industria del país, el cultivo del banano. Enfurecida, la empresa actuó para preservar sus utilidades… haciendo que Washington derrocara a Árbenz e instalara a un dictador. La frase república bananera entró en el idioma.

“Estaba atónito –recuerda Vidal–. Tenía vagas nociones de nuestras numerosas intervenciones pasadas en Centroamérica, pero eso era el pasado.” Descubrió que el senador Henry Cabot Lodge encabezaba la embestida y no lo creía. Lodge era amigo de la familia. Cuando yo era muchacho hablaba de poesía con él. Entonces cayó en cuenta de que había combatido por un imperio, no una república. Su abuelo tenía razón: las guerras sólo sirven a las elites.

Pronto se volvió el principal crítico de izquierda de la política exterior estadunidense. Advirtió contra todas las guerras, desde Vietnam hasta Irak, a menudo con extraordinaria premonición. En la cúspide de la popularidad de George W Bush, luego del 11-S, manifestó: Marquen mis palabras: cuando salga del cargo será el presidente más impopular de la historia. Sus ensayos en la materia son gigantescas llamaradas de rabia y verdad. Su horror a la política exterior estadunidense se puede resumir en una pequeña escena: en la década de 1980, la Capilla Sixtina estaba en restauración y algunas celebridades fueron invitadas a mirarla desde una plataforma elevada. Al descubrir al viejo asesino serial Henry Kissinger inspeccionando la sección referente al infierno, comentó: Miren, está buscando departamento.

Vidal comenzó a predicar el evangelio aislacionista de su abuelo. “Soy un patriota de la vieja república que se fue borrando poco a poco durante los años de expansionismo y que desapareció por completo en 1950, desplazada por el Estado de Seguridad Nacional –expresa–. Quiero que pasemos de una economía de guerra a una de paz, y que restauremos la constitución. Debemos dejar en paz al mundo, antes que el mundo nos obligue.”

La única razón por la que Estados Unidos es amenazado, afirma, es porque amenaza a otros. “En geopolítica, como en física, no hay acción sin reacción –agita su escocés y añade–: No hubo un 11-S. Quiero decir, nuestras políticas eran tales, que forzosamente tenía que haber en el mundo árabe un montón de gente enloquecida queriendo volarnos en pedazos por los crímenes que sentían que cometíamos contra ella. Cualquier tonto lo hubiera visto venir. Y yo soy lo bastante tonto para haberlo visto.”

Considera que su trabajo es expresar lo obvio inaceptable, y que siempre está listo a poner el otro puño. Le digo que si bien muchas de sus críticas a la política exterior estadunidense son justas, mantener prístino su aislacionismo es ir más allá de la verdad. Da a entender que todos los ataques al poderío estadunidense han sido provocados y por tanto justificados, cuando algunos no lo fueron. Me mira con frialdad. “Bien… nómbreme uno”, dice. Pearl Harbor, respondo. Si Estados Unidos puede ser un imperio expansionista, también otras naciones lo han sido. El imperio japonés atacó a Estados Unidos tal como los expansionistas estadunidenses atacaron Guatemala, Vietnam y otras naciones. Fue una agresión no provocada.

Su rostro se contrae en una mueca. “¡Roosevelt se encargó de meternos en esa guerra! –responde–. Molestó a los japoneses hasta que tuvieron que atacarnos, y lo hicieron en Pearl Harbor… Olvidamos por conveniencia, porque no enseñamos historia estadunidense a nadie, pero él envió un ultimátum a los japoneses exigiéndoles salir de China, la cual ellos llevaban años tratando de conquistar. Les leyó la cartilla diciéndoles que tenían que renunciar al imperio de su orgullosa nación. Y ellos lo mandaron a la chingada. Y lo siguiente que supimos de ellos es que avanzaban sobre Pearl Harbor.”

No es así como lo relatan la mayoría de los historiadores, pero le propongo otro ejemplo aún más polémico. Vidal dice que la Unión Soviética sólo reaccionó ante el poderío estadunidense, y que si cometió atrocidades e invasiones fue porque Estados Unidos la acicateaba. ¿Será cierto? ¿Acaso los soviéticos no fueron crueles por cuenta propia, como Estados Unidos lo fue a veces? Tenían todo un continente para jugar y no necesitaban más espacio, contesta. Vuelvo al 11-S. Cierto, en parte fue una respuesta a los crímenes estadunidenses en Medio Oriente, pero él va mucho más allá: sostiene que el gobierno de Bush probablemente estaba en la conjura. ¿Dónde están las pruebas de semejante acusación? Les venía muy bien, así que no puede culparnos a los demás por comenzar a pensar en términos un tanto conspiratorios. Se robaron la gran elección del año 2000 y luego arreglaron la Suprema Corte de Estados Unidos, ese lugar sagrado, para que secundara la selección, no la elección, de George W. Bush como presidente. No fue elegido, el pueblo no lo quería. Y si acabó en ese cargo fue por una maquinación.

Pero hubo un ataque anterior a Estados Unidos del que ahora quiere hablar, el cual fue perpetrado, dice, por un hombre sensato y noble.

IV. Un muchacho noble

El 15 de abril de 1995, un ex soldado estadunidense llamado Timothy McVeigh plantó una bomba masiva en un camión, fuera de un edificio gubernamental en la ciudad de Oklahoma, en el corazón del estado del abuelo de Vidal. Murieron unas 168 personas, entre ellas todos los alumnos de un jardín de niños. McVeigh escribió a Vidal, diciéndole que había sido motivado en parte por sus libros. Le dijo que creía que la constitución estadunidense había sido usurpada por un Estado de Seguridad Nacional que se impuso por la fuerza. Vidal le contestó, y se hicieron amigos. El escritor comenzó a hacer apasionadas defensas públicas del autor del bombazo. Decía que no estaba loco, sino demasiado cuerdo para su lugar y su tiempo.

“Estudiaba con dedicación la vía estadunidense, la constitución –señala–. Debería usted leer sus escritos, son muy buenos. En particular en lo referente a la ley Posse Comitatus de 1876, que prohíbe al gobierno estadunidense usar las fuerzas armadas contra su propio pueblo, lo cual, sin embargo, fue lo que hizo el gobierno en Waco [complejo usado por un culto religioso que fue atacado por tropas federales en 1993]. Mataron más personas de las que él mató cuando voló ese edificio en la ciudad de Oklahoma. Era un muchacho noble.”

¿Noble? ¿El hombre que coqueteó con grupos milicianos de extrema derecha y que voló en pedazos a todos esos niños? Vidal vuelve a fruncir el ceño y sisea: “¡No los mató a propósito! ¡En cambio el gobierno mató a propósito a esos hombres, mujeres y niños en Waco! Fue un gesto contra ese gobierno al que detestaba. Me juró que no tenía idea de que esos chicos estaban allí. Me dijo: ‘¿cómo iba yo a saber? Pasé por ahí una vez y sabía que había una especie de comedor, que podría haber familias allí o no’, y no estaba contando cuántas víctimas habría. Trataba de decirle al gobierno: ‘Mira, has cometido este acto arbitrario, contrario a la Ley Posse Comitatus, contrario al derecho estadunidense, has asesinado a ciudadanos estadunidenses’. Recuerde: era un soldado y le encantaba serlo; anhelaba volver al ejército y el ejército anhelaba tenerlo de vuelta: era el mejor francotirador que había tenido en años. Pero no sería así.”

Pero McVeigh sabía que iba a dar muerte a decenas de personas inocentes: ésa es la cuestión. ¿No es una muestra de fría indiferencia hacia la vida humana? “¡Lo mismo se puede decir de Patton, de Eisenhower! –responde, molesto–. Todo el mundo se vuelve indiferente hacia ella una vez que se mete en una guerra. ¡Para él era una guerra en defensa de la constitución! ¿Sabe lo que dijo? Claro que no, pero yo se lo voy a decir. Al juez que lo procesó le parecía simpático; le llamaba la atención que ese chico tan comunicativo, que escribía toneladas de textos para la prensa, no hubiera dicho nada en su defensa. Así que le preguntó: ‘Señor Veigh, ¿podríamos oír algo más de usted?’ Y él contestó: ‘Bueno, su señoría, basaré mi defensa en el juez Brandeis, uno de nuestros juristas más brillantes. Él dijo que cuando el gobierno deja de guiar con el ejemplo y de hecho pone el mal ejemplo, cualquier cosa puede ocurrir. El gobierno es el último maestro. Todo lo que hice lo aprendí del gobierno’.”

¿Cuándo le pasó esto a Gore Vidal? ¿En qué momento pasó de su vehemente y justa oposición a las atrocidades cometidas por su gobierno a justificar cualquier atrocidad cometida contra él, por extrema que fuese? Cuando le pregunto, el ceño fruncido se vuelve una mueca mordaz: me dice que soy un ignorante y que está claro que no he leído nada. Resuelvo intentar un enfoque diferente. Le pregunto: si hubiera más personas como McVeigh, ¿sería bueno? Su arrogancia se resquebraja un poco. “Me parece una perfecta pesadilla –contesta–. Claro que no quiero más personas como McVeigh. Como los estadunidenses se niegan a pensar, porque, según sospecho, son incapaces de hacerlo, no van a llegar más que a conclusiones erróneas.” No entiendo. Vuelvo a insistir. Está poniendo a prueba mi paciencia, dice, y con una larga mirada me reta a cambiar de tema.

V. Pálida luna

Vidal es uno de los últimos intelectuales estadunidenses de su generación que quedan vivos. Le pregunto sobre algunos de sus rivales que murieron en fechas recientes –John Updike, William Buckley, Norman Mailer– y me interrumpe. Updike no era nada. Buckley era una nada con gusto por la publicidad. Mailer era un publicista fallido, pero al menos de cuando en cuando daba signos de tener un cerebro funcional. Luego ríe para sí. “Durante toda su vida usó la palabra ‘existencial’, y jamás aprendió lo que significaba. Una vez en una cena escuché a Iris Murdoch explicarle a Mailer lo que existencial significaba en términos filosóficos. Estaba pasmado.”

Hay en Vidal una vulnerabilidad que no existía hace ocho años. Antes me daba la impresión de que lanzaba mis preguntas al Monte Olimpo: él dirigía la entrevista desde arriba y más allá de mí, indiferente a cualquier cosa que yo dijera. Ahora, cuando río de sus bromas, se ve complacido y ríe también. Cuando discutimos se le nota en verdad desconcertado, herido y molesto. Vuelve a las aguas más tranquilas de sus recuerdos, y remamos juntos en sus anécdotas de los Kennedy. Asegura que Jackie estaba enamorada en secreto de Bobby. El escritor solía llamar a Jack presidente erecto. Una vez Jack tuvo sexo con una amiga actriz en un baño, y de pronto le sumergió la cabeza con violencia para que tuviera un orgasmo vaginal y él se viniera también. Ella lo odia todavía, refiere. Pero cuando le pregunto qué opinión tenía del finado Ted Kennedy como persona, replica: ¿A quién le importa cómo son como personas? Todo es espectáculo.

Tuvo que abandonar su segundo hogar en las montañas de Italia y dice que lo echa de menos. “Italia es un país tan civilizado, tan diferente de Estados Unidos…” Pero, ¿es tan grande la distancia? ¿Silvio Berlusconi es mejor que Barack Obama? “¿A quién le importa eso? –espeta de nuevo–. A usted le preocupa el espectáculo. A mí no me interesa quién está diciendo chistes en la televisión nocturna.”

Vidal parece agotado y solo, viendo pasar sus días en Hollywood Hills. Después de una vida de asombrosa plenitud –he probado de todo, salvo el incesto y el baile folclórico, dice–, no tiene más libros en gestación. Vino a Londres a recibir aplausos en escena por la narración grabada de la nueva producción de Mother Courage, de Bertolt Brecht, en el Teatro Nacional, pero todos sus viejos amigos londinenses –Tynan, Tom Driberg, la princesa Margarita– han muerto. Le pregunto qué es para él estar aquí y contesta: Esto no es un país: es un portaviones estadunidense. Comienza a hablar de nuevo de sus viejos amigos. Ahora nada entre fantasmas, de Jimmy Trimble a Jack Kennedy y a su propia madre alcohólica. Conforme declina, anuncia que todo lo que lo rodea declina también: Estados Unidos, la cultura, la humanidad misma.

En un ensayo, Vidal comentó que el escritor William Dean Howells, que llegó a 84 años, vivió demasiado. Citó una línea que Howells escribió a Henry James: Soy algo comparable a un culto muerto, con mis estatuas derribadas y la hierba creciendo encima de mí a la luz de una pálida luna. ¿Siente Vidal algo parecido acerca de sí mismo? Lo miro y no me atrevo a preguntar. Me dice que no teme a la muerte. Soy el estadunidense menos primitivo que va usted a encontrar, y hay que ser bastante primitivo para creer en el infierno. Para mí el infierno es el actual Estados Unidos.

Luego de dos horas, su cuidador –un guapo muchacho francés de cabello largo que ha estado leyendo a Céline en un rincón del bar del hotel– indica que nuestro tiempo ha terminado. Le digo a Vidal que espero entrevistarlo dentro de otros ocho años. ¿Otros ocho años? ¡Ah, la monotonía!, exclama mientras se lo llevan. Lo último que le oigo decir es una maldición a su cuidador. ¡Todavía hace mucho pinche frío aquí!

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya
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  • El imperio se derrumbará; Obama, un fracaso, dice el escritor
  • EU sufrirá un colapso militar en Afganistán, vaticina Gore Vidal
Foto
Imagen tomada al intelectual en La Habana en 2006Foto Juvenal Balan
Johann Hari
The Independent/I

A los 84 años de edad, el escritor y activista está confinado a una silla de ruedas, pero su rabia –contra su país, sus líderes y sus ciudadanos– arde con el furor de siempre.

En ruso, la frase gore vidal significa ha visto penas. Al observar cómo acercan a Gore Vidal en silla de ruedas al lugar donde lo espero, en el vacío vestíbulo de un hotel de Londres, por primera vez me parece una traducción apropiada. En los ocho años transcurridos desde que lo vi por última vez, perdió a quien fue su pareja durante 50 años, a la mayoría de sus amigos y enemigos, y el uso de las piernas. El hombre que encontré en esa ocasión –irradiando brillantez, derramando sarcasmos como confetis– ha perdido vigor. Su piel se ha apergaminado, pero los famosos pómulos conservan su dureza. “Hace frío aquí –dice, a modo de introducción–. Mucho pinche frío.”

Gore Vidal no sólo se lamenta por la muerte de quienes lo rodeaban y por su decaimiento, sino por su patria. A los 83 años, ha vivido la tercera parte de la existencia de Estados Unidos. Si alguien encarna el siglo estadunidense que terminó, es él. Fue el más grande ensayista de su país, uno de los novelistas de mayor éxito y el alma de todas las fiestas. Vacacionó con los Kennedy, recorrió las calles en busca de galanes con Tennessee Williams, Eleanor Roosevelt lo instó a postularse para el Congreso, fue coguionista de algunos de los filmes más icónicos de Hollywood, condenó la política exterior de su país, demandó a Truman Capote, fue felado por Jack Kerouac, observó a su primo Al Gore ser electo presidente y perder de todos modos la Casa Blanca y –como extraño final– fue amigo y defensor del autor de los bombazos de Oklahoma, Timothy McVeigh.

Y sin embargo ahora, dice, está claro que el experimento estadunidense ha sido un fracaso. Fue todo para nada. Pronto el país ocupará un lugar entre Brasil y Argentina, que es el que le corresponde. El imperio sufrirá un colapso militar en Afganistán, la nación se derrumbará en lo interno cuando Obama sea destruido por el manicomio y los chinos se presenten a cobrar lo que les deben. Un Estados Unidos en ruinas será entonces la carga del hombre amarillo, y los chinos nos pondrán a jalar corriendo sus carritos o cualquier medio de transporte que tengan.

Lo acercan a la barra y le sirven un escocés. “Yo estaba igual que todos cuando Obama fue electo: optimista. Todo lo que habíamos dicho de la integración racial quedaba reivindicado –dice–, pero es un incompetente. Será derrotado en la relección. Es una pena porque es el primer presidente intelectual que hemos tenido en años, pero no sabe enfrentar las cosas. No se lo propone. Está abrumado. ¿Y quién no? Estados Unidos es un manicomio. Deberían encerrarnos a todos… y ahora nos están echando afuera. Ya nada tiene sentido”. El presidente quiere agradar a todos, y creía que para eso bastaba con hablar con la razón. Pero recuerden: el Partido Republicano no es un partido. Es un estado mental, como la Juventud Hitleriana. Está lleno de odio. No es posible subir al barco a los republicanos. No hay ni que intentarlo. La única forma de lidiar con ellos es aterrarlos. Obama es demasiado delicado para eso.

Menea la cabeza al comparar a Obama con su viejo amigo Jack Kennedy. Es dos veces más intelectual que Jack, pero Jack conocía el gran mundo. Recuerden que pasó mucho tiempo en la armada, perdiendo barcos. Este muchacho [Obama] jamás ha oído un arma disparada con rabia. Los generales lo toman por sorpresa, le dicen mentiras y él las cree. No ha hecho nada. Si uno se enfrenta a un gran problema de química, encontrar el gas perfecto, gasear una población, pasará mucho tiempo sin saber si funcionará: tiene que guiarse por lo que otros digan. Así es Obama. No está preparado para el primer plano y está recibiendo demasiada atención todo el tiempo.

¿Hay esperanza? “Todos los signos que veo son de condena. Pero la gente me dice –adopta una voz chillona, nasal–: ‘ay, señor Vidal, es usted muy negativo. ¿No puede decir algo bueno de Estados Unidos? Es un país maravilloso; todos quieren vivir aquí’. ¿De veras? ¿Cuándo fue la última vez que vio a un noruego con su tarjeta verde que quisiera venir aquí atraído por la atención a la salud? Le pago si encuentra uno.”

Pero –agrega, animándose de pronto–, hay una buena noticia. Afganistán será el fin del imperio estadunidense, sí. Es una manera alegre de verlo. Pronto dejaremos de jugar al imperio. Pero ya es demasiado tarde para el país y para la Constitución. Alza la copa y sonríe con ironía. Por una república mejor, brinda, y la bebe de un trago.

I. La muerte de Estados Unidos

Vidal dice que cuando nació le predijeron que Estados Unidos moriría entre espasmos, como ocurre ahora, y que eso sólo se puede entender remontándose a ese tiempo. Su misión ha sido explicar el pasado a Estados Unidos de Amnesia, mediante sus novelas y ensayos. Cuando habla, recorre dos milenios de historia –de Julio César a Obama– como si estuviera allí, salpicando sarcasmos desde una fila trasera. Hoy se ha detenido en Filadelfia, en el nacimiento de la república. “Benjamin Franklin vio venir todo esto –afirma–. Lo cito porque la mayoría de los estadunidenses de ahora ni siquiera saben quién era. Tendrá que explicarles a sus lectores.” Fue escritor, científico y soldado y uno de los padres fundadores de Estados Unidos. “En Filadelfia, en 1781, cuando se redactaba la Constitución, fungió como observador. No quería tomar parte, y cuando salió del Salón de la Constitución en Filadelfia unas ancianas le preguntaron: ‘Ay, señor Franklin, ¿qué va a pasar ahora?’ Él les contestó: ‘Bueno, tendrán una república, si pueden conservarla. Pero todas las constituciones como ésta han fallado desde el principio de los tiempos, por causa de la corrupción de la gente’.”

–Entonces, ¿los estadunidenses son corruptos? ¿No eran lo bastante buenos para la nación?

–Precisamente. Sólo eran buenos para ser una potencia colonial insubordinada o las heces de una.

La vida política de Vidal empezó allí… casi. Nació en la Academia Militar de West Point, en el seno de una familia pudiente de la cúspide del poderío estadunidense. Su abuelo fue Thomas Pryor Gore, senador por Oklahoma. El político era ciego, así que desde que tenía cinco años Gore le leía cartas y libros y lo guiaba discretamente por las reuniones de Washington DC. El senador era un populista que pugnaba por azuzar a la gente contra el poder concentrado de Wall Street y los grandes banqueros. Representaba a los algodoneros, que perdieron en la guerra civil sólo para ser aniquilados por los financieros de Wall Street que jugaban a la ruleta con el precio global del algodón. Sin embargo, siempre hubo una contradicción en su vida: Mi abuelo no soportaba a los ciudadanos de su estado. Y ellos lo adoraban por eso. A ver, explíquese eso.

Un populista que no tenía fe en el populacho… lo que su nieto llegaría a ser. Gore Vidal comparte la creencia populista de que la gente es maltratada por los ricos, pero le parece que la población es tan cretina y está tan drogada por la televisión y la comida rápida que no se percata de ello. Siempre hay que tener la esperanza de que de algún modo misterioso se llegue a educar a la gente. Bueno, ése es el vínculo. Pero la gente no sabe nada. Cuando nos volvimos un imperio, dejamos de ensenar geografía en las escuelas para que nadie supiera dónde quedaba ninguna parte. No es culpa de las personas: las han pervertido con formas imperiales de pensar para que sean trabajadores dóciles y fieles consumidores. Ése era el sueño y se ha vuelto realidad.

De niño, a Vidal le encantaba pasar tiempo con su abuelo el senador; una de las principales razones es porque así podía escapar un tiempo de su madre alcohólica, Nina. Cuando le menciono el tema adopta de nuevo el quejido nasal de un entrevistador imaginario y dice: “Ay, señor Vidal, su pobre madre no debió de ser tan mala como usted dice [en sus memorias].’ No, era mucho peor. No me meto con las mamás de otros, pero la mía tenía mucho que atacar.”

Nina estaba ebria constantemente, y cuando no estaba agrediéndolo o amenazando con suicidarse le contaba sórdidos detalles de su vida en una obsesiva y furiosa perorata. Cuando él tenía 10 años me contó que el coraje le causaba orgasmos. No le pregunté si le pasaba lo mismo con el sexo. Cuando Gore apareció en la portada de Time, años después, ella escribió una larga carta a la revista para desacreditarlo. La revista la publicó con el título: Amor de madre. Vidal parece haber heredado de ella su sardónica amargura. Cuando le preguntaron a Nina por qué no se había casado por cuarta vez, respondió: Mi primer marido tenía tres bolas, el segundo dos y el tercero una. Hasta yo sé cuándo es mejor no presionar a la suerte.

¿Piensa Vidal en ella a menudo? No, responde, con mirada de hielo. Después de todos estos años, ¿llega a sentir alguna compasión por ella? No. El hielo se vuelve un glaciar. ¿Al menos cree que ella formó su personalidad? El crítico teatral Kenneth Tynan, viejo amigo de Gore, escribió en su diario: “Qué soberbia e impenetrable armadura lleva puesta, como corresponde a alguien cuya vida es una batalla permanente por la supremacía (social e intelectual)… Gore jamás podría rendirse (es decir, exponerse) ante nadie”. ¿Acaso la crueldad de su madre explica que a lo largo de su vida haya echado de su lado cuanto lo ha rodeado, sus constantes pinchazos? Tan pronto pregunto esto me doy cuenta de cuánto ha cambiado Vidal desde la última vez que lo vi. En ese tiempo habría respondido con una desdeñosa ironía, o reafirmado su supremacía con una cita en griego clásico. Ahora parece un poco herido –sus ojos brillan con tristeza– y responde: “Bueno… es lo último que me gustaría creer”. Y queda en silencio. De pronto me siento majadero y cruel.

Su abuelo se enfurecía de que Franklin Roosevelt arrastrara al país a una guerra innecesaria –así la consideraba– contra Alemania y Japón. Se oponía a todas las guerras contra potencias extranjeras, pues en su concepto eran promovidas por las grandes empresas para servir a sus intereses. Creía que ninguna guerra en el extranjero valía la vida de un estadunidense, recuerda Vidal, con orgullo. Pero por esa razón –y por su oposición al Nuevo Trato– perdió su escaño en el Senado. Como un pequeño acto de venganza, Vidal dice que nunca ha puesto el pie en Oklahoma.

Se alistó en el ejército a los 17 años, feliz de escapar de su madre. Pasó la guerra asignado en Italia y, tres años en Alaska. No le sorprende que ese infierno helado haya producido a Sarah Palin, el ídolo más reciente en el largo culto estadunidense a la estupidez. Alaska fue el lugar adonde todos los rufianes del país se fueron a esconder. Y ellos produjeron a Palin.

Hoy se da cuenta, agrega, de que fue parte de un ejército enviado a construir un imperio global por el César Augusto de Estados Unidos, Roosevelt. El viejo Estados Unidos fue remplazado por un pulpo militar con un brazo de metal en cada continente, y en lugar de la vieja Constitución se instaló un “Estado de seguridad nacional. No me hubiera alistado si hubiera sabido adónde nos llevaría –señala–. Pero allí estaba: terminamos la guerra como un imperio y azotamos la puerta. Y luego jodimos todo”.

Salió del ejército sin un centavo. Mi padre y mi abuelo, como hombres que crecieron por esfuerzo propio, no iban a hacerme la vida. Yo lo sabía, relata. Así pues, se sentó a escribir una novela sobre la guerra, titulada Williwaw. A la edad de 20 años se halló convertido de pronto en un ácido escritor realista de gran éxito. Se le encomió como un soldado valiente, y su abuelo habló de sentarlo en el Congreso, pero él quería escribir una novela más audaz, basada en la única persona que había amado. Esa novela acabó con cualquier esperanza de una carrera política para él, pero lo convirtió en figura decisiva en la vida estadunidense.

Traducción: Jorge Anaya


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domingo, 11 de octubre de 2009

Carne (II Y ÚLTIMA: Jorge Moch: caricatura


Jorge Moch
tumbaburros@yahoo.com
Carne (II Y ÚLTIMA
1.- CARNE: PRIMERA de 2

¿Dónde radica esa eterna fascinación del mexicano –y en fechas recientes, también de la mexicana– con el vello púbico –hoy con la pornográfica moda de su depilatoria ausencia– y lo que éste oculta o proyecta? ¿Dónde encuentra su origen, por ejemplo, la actitud de tres pelafustanes que en una esquina devoran con la mirada a cuanta mujer les pase cerca, pero si cada uno estuviera allí mismo, solo, quizá bajaría la mirada, amilanado, evidenciando vergüenza, indefensión sicológica, inferioridad de carácter? ¿En qué se sustenta esa costumbre, pináculo de la sandez, de bisbisear obscenidades a las mujeres, ya que la galantería de piropear con decoro se agostó en las películas de Cantinflas? Pues dónde más sino en la moralina enfermiza, en el escándalo mórbido. En usos y costumbres atávicos, idiotas, torcidos y machistas, muchos de los cuales se inoculan des de los medios masivos, como en la televisión. En la televisión abierta, en las telenovelas que idiotizan a millones, en el discurso de moralinas de utilería de Televisa y tv Azteca, en la sugerencia velada pero continua, de la genitalidad o la erotización, por ejemplo, de cualquier baile a cuadro, pero el discurso de conductores de noticieros antiaborto, o contrarios, por ejemplo, al matrimonio entre homosexuales, radica buena parte de nuestra hipocresía como sociedad.

El sexo como tópico de familia sigue siendo la zapa más profunda, donde la brecha generacional hace ángulo agudo: tengo un amigo de mi misma edad, cuarenta y tres años, que es celosísimo guardián de la impoluta inocencia de sus hijas adolescentes. El tema del sexo es espinoso, difícil y poco socorrido. Mi amigo llega a extremos de censura y escondrijo propios de secretario panista de Estado. Piensa, mi amigo, que a mayor información, mayor posibilidad de libertinajes de ésos que luego desembocan en un llorón amasijo de pañales y chambritas que pide a berridos de comer cada tres o cuatro horas. Rápido olvidó mi amigo que él y su ex mujer se embarazaron precisamente a la salida de la adolescencia y por falta de, adivinas adivinador, información objetiva, fría y razonada a la luz del sentido común y no de los nuevos viejos fundamentalismos. El “qué dirán” sigue siendo, en buena parte de la gran familia mexi cana, el argumento que subyace en la manera en que las jovencitas y los mancebos mexicanos van tramando el tejido de sus relaciones interpersonales.

A riesgo de recibir reproches por vulgaridad y barraganería, es fácil demostrar que aunque de ordinario pretendemos mirar disimuladamente al otro lado, las nalgas, las entrepiernas y en general los rincones ocultos de la anatomía nos obsesionan, al grado de que nuestro idioma obsequia un largo rosario de sustantivos que van desde la exquisitez o la socarronería figurativas hasta el más pueril o el más adocenado de los excesos. Los recursos de nuestra lengua (la lengua misma suele ser probóscide de apreciada sensualidad) para nombrar los genitales de ambos géneros son abundantes –me gusta imaginar aquí un árbol de mango, perfeccionando amarillas y jugosas redondeces en el ardiente sol de junio, palabras como frutos tentadores, perfumados, prohibidos–, y surge una de las paradojas de las culturas española y amerindia que acrisoladas decantaron una idiosincrasia sexualmente represora por reprimida, mojigata y profundamente hipócrita. Véase (aquí más bien léase) si no, al pene, campeón indiscutible de cacofónicas sinonimias, pilar indiscutible de nuestras falocracias y al que también se le llama pito, verga, polla, picha, cipote, macana, chile, tranca, calabrote, corneta, ariete, longaniza, falo, flauta, badajo, palo, vara, gallo, guajolote, pinga, pirinola, pizarrín, camote, reata, alambre, zanahoria, salsifí, pipí, pepino, chorizo, morronga, culebra, tranca, pájaro, esta ca, guayabo, mástil, gendarme, miembro, pelón o pelona, misil, pistola y un sinnúmero de analogías de cilíndrica morfología, mientras que la vagina recibe atenciones más bien breves y nombres como monito, cuca, pepa, almeja, coño, chocho, panocha, chichi, chumino, chango y algunas otras sabrosuras prosódicas. En la geografía anatómica de mujeres y hombres, la lejanía del ecuador es directamen te proporcional a la sobriedad de los nombres. Un poco más al norte, los senos también se llaman tetas, bubis, chichis, teclas, melones o toronjas, mientras que las orejas serán sencillamente orejas y los pies habrán de contentarse con un nombre y cinco dedos cada uno en tanto Doña Evolución no dicte otra cosa.

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Control 'uber alles': Luis Rubio ECONOMIA POLITICA: LOS QUE HABLABAN MAL DE AMLO AHORA HABLAN MAL DE FECAL

Control 'uber alles'
Luis Rubio
11 Oct. 09

Imaginemos un espacio en el que todo mundo desconfía de los demás, en el que cada quien está dispuesto a logar su objetivo a cualquier precio y en el que abusar y asaltar al vecino son prácticas no sólo frecuentes, sino que gozan de plena legitimidad. Suena excesivo y un tanto absurdo, pero ésa es la lógica que caracteriza a nuestro sistema fiscal y, de hecho, a buena parte de la conducción de nuestra economía. Pero no sólo de la economía.

El gobierno no confía en el ciudadano, el ciudadano desconfía del gobierno y todos nos creemos muy inteligentes cuando comprobamos que el otro está equivocado. La desconfianza es tan generalizada que no bastan los semáforos para que se regule el tráfico, sino que las autoridades nos imponen topes cada vez más elevados para obligar al cumplimiento de los semáforos. Con tanta desconfianza es imposible que las cosas funcionen porque todo mundo vive pensando en cómo protegerse, qué camino, por turbio que sea, es necesario tomar para logar la sobrevivencia y, en algunos casos, el éxito.

El tema fiscal es particularmente hiriente porque la desconfianza tiene consecuencias monumentales. El viejo vicio del sistema político -la búsqueda permanente de control- nunca desapareció del ámbito de la conducción económica, especialmente la fiscal. Lo que en el mundo político desapareció, o se atenuó, como resultado de la derrota del PRI en 2000, sigue vivo en Hacienda no por mala fe, sino porque ésa es la naturaleza del animal. El ánimo de control es resultado de la desconfianza y ésta es un obstáculo al crecimiento económico.

Se habla mucho de la necesidad de una reforma fiscal y, a lo largo de esta década, ha habido varios intentos por modificar el régimen de impuestos con el objetivo de asegurar una mayor recaudación con una mejor distribución de la carga impositiva. Ninguna de esas reformas ha prosperado, en parte porque los miembros del poder legislativo han tenido una excesiva concentración de miras en el corto plazo, pero sobre todo porque no existe una comprensión cabal de las consecuencias del régimen fiscal sobre el crecimiento económico. El hecho de que las propuestas de reforma vengan siempre asociadas a todavía más elementos de control y regulación no hace sino disuadir incluso a quienes apoyan y comparten la necesidad de una reforma amplia en este ámbito. Paradójicamente, mientras más controles hay mayor es la evasión.

La primera cuestión que debería ser atendida es quién paga y cuánto cuesta cumplir con las obligaciones fiscales. Si se siguiera una óptica de esta naturaleza, el énfasis estaría en cómo disminuir los costos del cumplimiento para incentivar la regularización o formalización de quienes hoy se encuentran en la economía informal.

En vez de enfocar el asunto de esta manera las autoridades fiscales son tan desconfiadas de la ciudadanía que todo el énfasis se concentra en la imposición de regulaciones y misceláneas cuyo propósito es el control, no el desarrollo económico. Esta forma de concebir los temas fiscales desincentiva la creación de negocios formales, reduce el ámbito de la formalidad y sobrecarga a quienes cumplen cabalmente sus obligaciones y satisfacen todos los requisitos y procedimientos. Al mismo tiempo, eso facilita que las empresas más grandes, que sí tienen los recursos para defenderse, se concentren en extraer rentas en lugar de elevar la productividad. La suma de este círculo vicioso es que se crean cada vez menos empresas formales, se contrae la base de causantes y se incentiva el uso del terrorismo fiscal. La economía acaba siendo extraordinariamente ineficiente, demasiados recursos se dedican a la elusión fiscal y el crecimiento económico bien gracias.

La lógica beligerante de la desconfianza prácticamente obliga a las personas y empresas a evadir impuestos y vivir en la informalidad. En lugar de emplear los recursos disponibles para crear riqueza para hoy y para el futuro, el gobierno dedica los recursos existentes para compensar a los grupos que son políticamente relevantes para mantener el statu quo. El círculo vicioso se cierra cuando los criterios políticos y clientelares empatan los fiscales porque así se asegura que nada cambie.

La desconfianza que reina en el gobierno respecto a las empresas y la ciudadanía en general es empatada con el desprecio de las personas y las empresas, pero por razones distintas. Cada que el gobierno impone una regulación, la ciudadanía busca una manera de darle la vuelta. No importa cuántas circulares o misceláneas produzca la SHCP, siempre habrá una mente creativa dedicada a evitar caer en las garras del fisco. En el camino se dispendian inmensos recursos en estrategias improductivas que podrían ser empleados para crear riqueza, empleos y mayor competitividad.

Los países que funcionan mejor tienden a tener regímenes fiscales muy distintos al nuestro: se concentran en una combinación de impuestos generales al consumo (el IVA) con un impuesto al ingreso típicamente con una sola tasa (baja) y mínimas deducciones. Este enfoque le simplifica la vida al causante e incentiva la formalización. Con un esquema más simple como éste, los políticos pueden envalentonarse para universalizar el IVA porque los beneficios para la población se tornan tangibles y evidentes.

En lugar de esto, lo que se discute en el Congreso es exactamente lo contrario: aumentos de tasas, más impuestos, nuevas regulaciones y una todavía mayor complejidad. La lógica recaudatoria que anima el proyecto bajo discusión choca con la urgencia de incentivar el crecimiento económico. De esta forma, a menos que el objetivo sea, explícitamente, el crecimiento del gobierno, toda la discusión está viciada y no va a contribuir a resolver el problema en el que estamos metidos.

El contexto en el que se presenta el proyecto fiscal es todavía más pernicioso: tenemos empresas en problemas por la situación económica y el planteamiento fiscal se reduce a cobrarle más a quienes requieren oxígeno con urgencia. ¿Cómo se espera que eso contribuya a que haya más inversión, condición que, uno supondría, es necesaria para que crezca la actividad económica?

La obsesión por el equilibrio macroeconómico está plenamente justificada y es condición sine qua non para el mantenimiento de la estabilidad económica. Sin embargo, las finanzas públicas no pueden ser vistas como un objetivo en sí mismo. Las finanzas públicas son un instrumento para promover el desarrollo y el que estén en equilibrio es el efecto de una gestión exitosa. Dedicarse al equilibrio como objetivo único no hace sino aniquilar la economía y, cuando eso pasa, las finanzas y el gobierno dejan de ser relevantes.


www.cidac.org
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El Plan Marshall mexicano: Juan E. Pardinas

El Plan Marshall mexicano
Juan E. Pardinas
11 Oct. 09

En junio de 1947, el secretario de Estado norteamericano, George Marshall, anunció en un discurso, en la Universidad de Harvard, un plan de apoyo para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Marshall anunció que la ayuda financiera no era para un país en específico sino para combatir "el hambre, la pobreza, la desesperación y el caos". A pesar de que en aquellos años Harry Truman era Presidente, el plan fue bautizado con el apellido del diplomático más prominente de Estados Unidos. El mandatario temía que de haberse llamado el "Plan Truman", el proyecto no hubiera sobrevivido a la oposición republicana en el Congreso. Después de varios recortes y forcejeos con el Capitolio, finalmente Truman firmó el Plan en abril de 1948. A partir de ese año y hasta 1951, Reino Unido, Francia, Alemania y otros 14 países europeos recibieron un total de 13 mil millones de dólares de aquellos años. Durante sus cuatro años en operación, el Plan Marshall (PM) puso la semilla para que un continente devastado se transformara en una tierra de promesa y prosperidad.

A partir de entonces, el PM se convirtió en un sinónimo de proyectos exitosos para financiar el crecimiento económico. Cualquier país en vías de desarrollo soñaría con tener una generosa bolsa de recursos para financiar infraestructura, capital humano y estimular el cambio tecnológico. México ya tuvo propio su PM. No fueron los contribuyentes gringos, sino una bendición de la naturaleza quien puso los recursos en nuestras manos. En los años sesenta, el pescador campechano Rudesindo Cantarell reportó al personal de Pemex que había una mancha de chapopote en la región de la sonda de Campeche. El yacimiento de hidrocarburos, bautizado con el nombre de su descubridor, transformó a México en uno de los principales países productores de petróleo. La riqueza de nuestro subsuelo acabó en las arcas de los erarios públicos de los tres niveles de gobierno.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizó una comparación de los recursos del PM y los fondos transferidos a estados y municipios mexicanos. El primer paso fue traer los 13 mil millones de dólares del PM a precios actuales. La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos ofrece en internet una calculadora de inflación basada en el Índice de Precios al Consumidor. De acuerdo a esta fuente, un dólar de 1948 tiene un valor de 8.96 dólares del 2009. Dos operaciones aritméticas después, el IMCO transformó el dinero del PM a pesos actuales: 1.6 millones de millones de pesos. La suma de todas las transferencias a las entidades de la República, entre 2006 y 2008, sumaron 2.4 millones de millones de pesos. Nuestros gobernadores y alcaldes gastaron en tres años, 33 por ciento más dinero del plan de ayuda para reconstruir Europa.

Nos gastamos más fondos que el Plan Marshall y explotamos el yacimiento de Cantarell hasta el borde del agotamiento. ¿Dónde están los nuevos aeropuertos y los trenes de alta de velocidad? ¿En qué estados se construyeron las universidades para la producción de alta tecnología? ¿Cuándo se inauguran las fábricas de vacunas, las plantas de tratamiento de agua y los centros de investigación para energías renovables? ¿En qué cuentas de banco se encuentran los fondos para respaldar las jubilaciones de cientos de miles de trabajadores del IMSS, el ISSSTE, Pemex, CFE y LyFC? ¿Qué acaso se pagaron por completo todas las deudas y compromisos financieros del gobierno federal? Basta de sarcasmos.

El Plan Marshall no nos alcanzó ni para ponerle baños a todas las escuelas públicas del país. De acuerdo a información de la SEP, 6 mil planteles escolares no tienen instalaciones sanitarias dignas de ese nombre. ¿En qué se gastaron esas montañas de dinero? ¿A dónde se fue esa lana propiedad de los mexicanos? Eso no lo sabemos. Lo único claro es que todavía quieren más. ¿Adivina quién lo va a pagar?
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