¿¿¿Ex Fox???
Guadalupe Loaeza
Su Serenísima, señor Vicente Fox:
Le escribo para decirle que no obstante el cambio de gobierno usted siempre, siempre, siempre será mi presidente consentido. No se puede imaginar a qué grado lo extraño, con decirle que ya ni leo los periódicos; me hacen falta sus declaraciones, sus reflexiones tan conceptuales e interesantes, sus conocimientos literarios, pero sobre todo, sus grandes para el bien de México.
Permítame decirle Señor Presidente que he llegado a una conclusión indiscutible e inexorable. Créame que no es gratuito lo que a continuación le diré, llevo mucho tiempo dándole vueltas a este asunto, que en el fondo me preocupa. Si no lo había externado anteriormente, es porque no quería causarle más problemas, bastante tenía con gobernar a un país que por momentos parece totalmente ingobernable. Señor Presidente: le tienen envidia. Sí, Señor Presidente, es una envidia que los corroe y no los deja dormir. Es una envidia que los ciega por completo y no les permite evaluar todo lo que nos dio a lo largo de los seis años y Bendito sea Dios, nos sigue dando. Son tan envidiosos estos pseudo intelectuales, historiadores y politólogos, que en realidad no deberían de pertenecer al llamado círculo rojo, sino al verde; verde como al monstruo de los ojos verdes, The green-eyed monster. ¿Sabe que le envidian Señor Presidente?: su frescura, su espontaneidad, su carácter llano y directo, pero especialmente, envidian el hecho de que sea un presidente que siempre ha dado la cara y que no anda huyendo del país con las bolsas llenas de dinero para ir a esconderlo a los bancos suizos, o a otro lugar. Y éste, Señor Presidente, sin duda es su caso. Usted no se esconde, ni se esconderá jamás. ¿Por qué lo haría, mi Señor Presidente, si tiene usted la conciencia totalmente tranquila? Si a todo lo anterior, le suma la envidia que les inspira su pareja, su matrimonio tan armonioso, sus hijos; sus hijastros, tan buenos muchachos, ellos; pues la envidia que sienten todavía es mayor.
No, Señor Presidente, usted jamás podrá será “ex”, en nada. Para mí siempre será, Gobernador Constitucional de Guanajuato, Diputado Federal, Supervisor de ruta y Ejecutivo de Coca-Cola, Candidato al PAN para la presidencia, Consejero Nacional del PAN, Miembro del Consejo, Presidente Fundador de la Casa Cuna “Amigo Daniel”, Presidente del Patronato Loyola, pero principalmente, será para toda la vida, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. ¡Faltaba más!
Mandatario, qué bueno que les aclaró el pasado 25 del presente a los corresponsales extranjeros allá en su rancho de San Cristóbal, quienes fueron convocados para anunciarles la obra que albergará el Centro de Estudios para la Democracia (centro de difusión de conocimientos y promoción de las tesis económicas, políticas y sociales que impulsó desde Los Pinos), que no le dijeran “Ex-Presidente”. "En México normalmente los presidentes huían del país con las bolsas de dinero a ir a esconderlo a bancos suizos o a algún otro lugar. Ése no es el caso del Presidente Fox. El Presidente Fox está aquí, dando la cara, porque no tiene nada que ocultar y porque hemos actuado con transparencia y lo vamos a seguir haciendo", advirtió. Qué bueno que les anunció la publicación de su próxima libro en inglés y uno, para el corto plazo, en español, en el que reseñara su paso por Los Pinos. Pero de todo lo que les dijo, lo que más me gustó, fue cuando de plano les aclaró: "Así como hay algunos migrantes mexicanos que van a Estados Unidos en busca del sueño americano, y algunos lo encuentran, otros se llevan palizas, violencia y violación a sus derechos humanos, lo cual es terriblemente injusto”. ¡Bravo, así es como debe de hablar un Presidente! "Por eso es que nosotros demandamos de Estados Unidos el buen trato y el respeto pleno a los derechos laborales y humanos de nuestros migrantes mexicanos". Y de paso qué bueno que les hizo varias críticas al “muro” que se levanta en la frontera: "¿De dónde van a sacar a enfermeras? ¿Quién va a levantar las cosechas?", les preguntó con toda su investidura.
La que también estuvo espléndida ese domingo, al salir de misa de la Parroquia de la Purísima Concepción, con los periodistas extranjeros, fue la Primera Dama (¿verdad que si a usted se le debe decir “Presidente”, ella es la Primera Dama?) Cuando los corresponsales (acaso muchos de ellos también medio envidiosillos) le preguntaron sobre las denuncias de sus hijos, con toda su honestidad contestó: "Estoy absolutamente segura de que no prosperarán. Pero... quien quiere destruir en los medios destruye", respondió. "No hay gato encerrado", terció usted Presidente. “Para eso va a estar el Museo Fox: no habrá tapujo de nada". En seguida, la Primera Dama, les aclaró, que: “Yo no me veía como candidata a la Presidencia” y que no se presentaría como candidata en el 2012. Me pregunto, ¿cómo lo haría, Señor Presidente, si sigue siendo la Primera Dama?
De todo, todo, lo anterior lo único que no me gustó es que haya criticado a mi compañero Mayolo López. Eso sí lo lamenté. Entiendo que estaba usted muy irritado, porque le decían “ExPresidente”, pero sinceramente sentí un poquito agresivo cuando dijo tajante: "Les quisiera preguntar al a.m. y a Mayolo (López, reportero de REFORMA) si al Presidente Juárez le dicen ex Presidente Juárez; o al Presidente Madero le dicen ex Presidente Madero; o al Presidente Lázaro Cárdenas le dicen ex Presidente Lázaro Cárdenas" Pero no se preocupe, Señor Presidente, ya hablaré con él. Estoy segura que entenderá...
Por último Mandatario, permítame darle un consejo, cuídese de la envidia. Cuídese de sus enemigos. (el otro día uno de ellos me dijo que como usted era tan alto, lo de la presidencia se le había “subido”, muy lentamente, hasta hace unos días y que por eso insistía a que le llamaran Presidente). De paso, también cuídese de los del PAN. Qué bueno que es tan amigo de Espino para que lo siga apoyando y qué bueno que sí va ir a la Asamblea de su partido el próximo sábado para que vean sus correligionarios que usted no tiene nada que ocultar. (Si allí alguien lo llama ex presidente, póngale el pie para que se caiga).
No me queda más que despedirme de usted, y repetirle cuánto lo extraño. Digan lo que digan, usted seguirá siendo el Presidente de los y las mexicanas por los siglos de los siglos. Amén.
Kikka Roja