En el contexto de los festejos por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, este documento es un importante testimonio del proceso histórico del México independiente.
milenio
Ciudad de México.-Un relato de los sucesos históricos de México, que lo llevarían constantemente al exilio, a la vez que un reflejo de la influencia del pensamiento ilustrado de Europa, es el "Testamento de Agustín de Iturbide", que resguarda el Centro de Estudios de Historia de México Carso, en el Museo Soumaya.
En el contexto de los festejos por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, este documento es un importante testimonio del proceso histórico del México independiente.
Conforme a lo publicado en la revista del Museo Soumaya, data de marzo de 1823, cuando lo redactó antes de embarcarse a Italia y abdicara, luego de la revolución de Casa Mata, en la que Antonio López de Santa Anna y sus seguidores enfrentaron al monarca mexicano.
El texto alude a personajes de la política imperial, así como a las gestiones que debían tomarse en su ausencia, con la utilización de ironía y sarcasmo para narrar los hechos que sucederían luego de su partida al Viejo Continente. En 1824 regresó a México y, tras desafiar la voluntad del congreso, fue acusado de ser traidor y estar fuera de la ley, por lo que mereció la pena de muerte en Padilla, Tamaulipas. Al recoger su cadáver se encontró el documento original de su manifiesto al mundo, escondido en la cintura, entre la camisa y la faja; manuscrito que todavía presenta resabios de la sangre que lo tiñó.
Polémico, carismático y revolucionario, a pesar de haber perseguido la libertad de prensa -que se restauraría hasta la llegada de Benito Juárez a la presidencia-, Iturbide escribió en su Testamento que el documento es fruto de esa garantía. Al respecto, la investigadora Guadalupe Jiménez Codinach recuerda en el texto la influencia del pensamiento liberal y la expansión que las campañas napoleónicas en Europa habían dejado secuela en los virreinatos allende ultramar. "El criollismo resignificó los aspectos vinculados con los derechos del hombre y las garantía individuales que luego serían generadores de las actas constitucionales en América", abunda la especialista.
Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu (Agustín de Iturbide) nació el 27 de septiembre de 1783, hijo del español José Joaquín de Iturbide y de la michoacana Josefa Arámburu y Carrillo; estudió en el seminario de Valladolid, hoy Morelia, y a los 15 años optó por las labores del campo.
Ingresó a la milicia como alférez del Regimiento provincial, como miembro del ejército real español, y alcanzó el grado de coronel, debido a la intercesión del virrey Félix María Calleja. Participó al lado de las huestes españolas durante la primera fase de la insurgencia, en 1809 tuvo alguna relación con la llamada conspiración de Valladolidad y, al parecer, rehusó el grado de general que le ofreció Miguel Hidalgo.
Luchó contra el primer movimiento insurgente en el Monte de las Cruces, en las inmediaciones de la Ciudad de México, y a partir de ese momento inició una persecución de los revolucionarios independentistas.
Cuando combatía a José María Morelos y Pavón, en 1820, ya ostentaba el grado de coronel y participó en la conspiración de la Profesa, cuyo objetivo era impedir el restablecimiento de la Constitución liberal de Cádiz de 1872. El virrey Apodaca lo comisionó para combatir a Vicente Guerrero, estableció su cuartel en Teloloapan y, luego de entrevistarse con el caudillo, ambos celebraron la paz en Acatempan.
Iturbide proclamó el Plan de Iguala, en el que defendía la soberanía de México, primero en su género en la historia nacional y consumo la última fase de la Independencia, con el apoyo del Ejército Trigarante. El 27 de septiembre de 1821 entró a la capital y posteriormente, con el apoyo del congreso, fundó la monarquía americana y el 21 de julio de 1822 fue coronado Agustín I, Emperador de México, junto con su esposa, Ana María Huarte.
Murió fusilado en Padilla, Tamaulipas, el 19 de julio de 1824 y sus restos fueron trasladados a un sepulcro que se erigió en la capilla de San Felipe de Jesús, en la Catedral Metropolitana. Por iniciativa aprobada el 5 de octubre de 1921, las letras de oro con su nombre que figuraban en uno de los muros del salón de sesiones de la Cámara de Diputados, fueron desprendidas de ese sitio.
NotimexEn el contexto de los festejos por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, este documento es un importante testimonio del proceso histórico del México independiente.
Conforme a lo publicado en la revista del Museo Soumaya, data de marzo de 1823, cuando lo redactó antes de embarcarse a Italia y abdicara, luego de la revolución de Casa Mata, en la que Antonio López de Santa Anna y sus seguidores enfrentaron al monarca mexicano.
El texto alude a personajes de la política imperial, así como a las gestiones que debían tomarse en su ausencia, con la utilización de ironía y sarcasmo para narrar los hechos que sucederían luego de su partida al Viejo Continente. En 1824 regresó a México y, tras desafiar la voluntad del congreso, fue acusado de ser traidor y estar fuera de la ley, por lo que mereció la pena de muerte en Padilla, Tamaulipas. Al recoger su cadáver se encontró el documento original de su manifiesto al mundo, escondido en la cintura, entre la camisa y la faja; manuscrito que todavía presenta resabios de la sangre que lo tiñó.
Polémico, carismático y revolucionario, a pesar de haber perseguido la libertad de prensa -que se restauraría hasta la llegada de Benito Juárez a la presidencia-, Iturbide escribió en su Testamento que el documento es fruto de esa garantía. Al respecto, la investigadora Guadalupe Jiménez Codinach recuerda en el texto la influencia del pensamiento liberal y la expansión que las campañas napoleónicas en Europa habían dejado secuela en los virreinatos allende ultramar. "El criollismo resignificó los aspectos vinculados con los derechos del hombre y las garantía individuales que luego serían generadores de las actas constitucionales en América", abunda la especialista.
Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu (Agustín de Iturbide) nació el 27 de septiembre de 1783, hijo del español José Joaquín de Iturbide y de la michoacana Josefa Arámburu y Carrillo; estudió en el seminario de Valladolid, hoy Morelia, y a los 15 años optó por las labores del campo.
Ingresó a la milicia como alférez del Regimiento provincial, como miembro del ejército real español, y alcanzó el grado de coronel, debido a la intercesión del virrey Félix María Calleja. Participó al lado de las huestes españolas durante la primera fase de la insurgencia, en 1809 tuvo alguna relación con la llamada conspiración de Valladolidad y, al parecer, rehusó el grado de general que le ofreció Miguel Hidalgo.
Luchó contra el primer movimiento insurgente en el Monte de las Cruces, en las inmediaciones de la Ciudad de México, y a partir de ese momento inició una persecución de los revolucionarios independentistas.
Cuando combatía a José María Morelos y Pavón, en 1820, ya ostentaba el grado de coronel y participó en la conspiración de la Profesa, cuyo objetivo era impedir el restablecimiento de la Constitución liberal de Cádiz de 1872. El virrey Apodaca lo comisionó para combatir a Vicente Guerrero, estableció su cuartel en Teloloapan y, luego de entrevistarse con el caudillo, ambos celebraron la paz en Acatempan.
Iturbide proclamó el Plan de Iguala, en el que defendía la soberanía de México, primero en su género en la historia nacional y consumo la última fase de la Independencia, con el apoyo del Ejército Trigarante. El 27 de septiembre de 1821 entró a la capital y posteriormente, con el apoyo del congreso, fundó la monarquía americana y el 21 de julio de 1822 fue coronado Agustín I, Emperador de México, junto con su esposa, Ana María Huarte.
Murió fusilado en Padilla, Tamaulipas, el 19 de julio de 1824 y sus restos fueron trasladados a un sepulcro que se erigió en la capilla de San Felipe de Jesús, en la Catedral Metropolitana. Por iniciativa aprobada el 5 de octubre de 1921, las letras de oro con su nombre que figuraban en uno de los muros del salón de sesiones de la Cámara de Diputados, fueron desprendidas de ese sitio.
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