M.H. Silva / Carlos Velázquez / Demian Duarte / Finsat
elfinanciero.com.mx
Jueves, 7 de mayo de 2009
* Desde el 23 de abril se han registrado 216 asesinatos.
· Ni la epidemia pudo frenar al crimen; 216, los ejecutados
La muerte, con tapabocas, siguió haciendo su trabajo en medio de la emergencia sanitaria decretada el 23 de abril por las autoridades federales; y es que la ola de narcoejecuciones que azota al país desde diciembre de 2006, no se detiene, por el contrario, en ciertos periodos parece profundizarse.
Cifras oficiales y propias señalan que del 23 de abril a la fecha se han registrado 216 narcoejecuciones ligadas al crimen organizado, lo que significa un promedio de 15 ejecutados diariamente.
De hecho, el promedio de los ejecutados bajó en los primeros 15 días de marzo a 12 personas, pero curiosamente volvió a incrementarse en los últimos 12 días, lo que colocó al cuarto mes del año en las estadísticas de los más violentos, como ya es cotidiano.
De acuerdo con las cifras disponibles, se observa que las ejecuciones diarias tienen una curva ascendente: en noviembre del año pasado el promedio diario era de nueve personas, en diciembre subió a 13, para enero la cifra promedio fue igual, en febrero bajó a 12, en marzo se elevó a 16 personas diarias, y para abril se colocó ligeramente abajo, en 15 muertos relacionados con el narco, todos los días.
En abril, el periodo más álgido fue precisamente el fin de semana posterior a la alerta sanitaria decretada por las autoridades federales, primero en la capital del país y su zona metropolitana, y después en todo el territorio; en ese fin de semana 82 personas fueron ejecutadas, la mayor parte de ellas en el norte de México.
Chihuahua es un estado que sigue destacando por el alto número de ejecutados: en abril las cifras extraoficiales hablan de 23, un número muy elevado considerando el operativo policiaco-militar con el que cuenta la entidad.
Durango despuntó en abril, precisamente el 23 fueron ajusticiadas siete personas; el estado se mantenía con un promedio bajo mensual hasta marzo, de entre dos y cinco ejecutados por mes, algo que destacaba por colindar con entidades muy conflictivas en ese sentido.
Para algunos analistas del medio policiaco duranguense no es casualidad el incremento de las ejecuciones después de que el arzobispo del estado mencionara la posibilidad de que Durango fuera casa de uno de los capos más buscados en México y Estados Unidos, Joaquín Guzmán Loera.
Si bien, estos últimos 15 días de emergencia sanitaria no son en los que mayor número de ejecutados se reporta desde que inició la guerra contra el narcotráfico, en diciembre de 2006, sí llama la atención porque demuestra que una cosa es la emergencia sanitaria y otra muy diferente la batalla de los cárteles por controlar las plazas del trasiego de drogas hacia el mercado más importante del mundo, el de Estados Unidos.
No puede perderse de vista que finalmente el Estado mexicano abrió un frente de batalla en el que ya se acumulan más de 11 mil muertos, la mayor parte de ellos de la sociedad civil, delincuentes o no.
Con las cifras aquí mencionadas solamente se corrobora que en esta guerra no existe tregua de ningún tipo.
Desde que inició la guerra antinarco las ejecuciones son las mismas o incluso se incrementan en Semana Santa, Navidad, año nuevo, y aun en este periodo extraordinario de paro de actividades económicas, el narcotráfico mexicano tiene ganancias anuales promedio de 25 mil millones de dólares, según la DEA estadounidense. El negocio es muy grande para perderlo a manos del gobierno o de su competencia; en resumen, las ejecuciones son imparables.
kikka-roja.blogspot.com/
Cifras oficiales y propias señalan que del 23 de abril a la fecha se han registrado 216 narcoejecuciones ligadas al crimen organizado, lo que significa un promedio de 15 ejecutados diariamente.
De hecho, el promedio de los ejecutados bajó en los primeros 15 días de marzo a 12 personas, pero curiosamente volvió a incrementarse en los últimos 12 días, lo que colocó al cuarto mes del año en las estadísticas de los más violentos, como ya es cotidiano.
De acuerdo con las cifras disponibles, se observa que las ejecuciones diarias tienen una curva ascendente: en noviembre del año pasado el promedio diario era de nueve personas, en diciembre subió a 13, para enero la cifra promedio fue igual, en febrero bajó a 12, en marzo se elevó a 16 personas diarias, y para abril se colocó ligeramente abajo, en 15 muertos relacionados con el narco, todos los días.
En abril, el periodo más álgido fue precisamente el fin de semana posterior a la alerta sanitaria decretada por las autoridades federales, primero en la capital del país y su zona metropolitana, y después en todo el territorio; en ese fin de semana 82 personas fueron ejecutadas, la mayor parte de ellas en el norte de México.
Chihuahua es un estado que sigue destacando por el alto número de ejecutados: en abril las cifras extraoficiales hablan de 23, un número muy elevado considerando el operativo policiaco-militar con el que cuenta la entidad.
Durango despuntó en abril, precisamente el 23 fueron ajusticiadas siete personas; el estado se mantenía con un promedio bajo mensual hasta marzo, de entre dos y cinco ejecutados por mes, algo que destacaba por colindar con entidades muy conflictivas en ese sentido.
Para algunos analistas del medio policiaco duranguense no es casualidad el incremento de las ejecuciones después de que el arzobispo del estado mencionara la posibilidad de que Durango fuera casa de uno de los capos más buscados en México y Estados Unidos, Joaquín Guzmán Loera.
Si bien, estos últimos 15 días de emergencia sanitaria no son en los que mayor número de ejecutados se reporta desde que inició la guerra contra el narcotráfico, en diciembre de 2006, sí llama la atención porque demuestra que una cosa es la emergencia sanitaria y otra muy diferente la batalla de los cárteles por controlar las plazas del trasiego de drogas hacia el mercado más importante del mundo, el de Estados Unidos.
No puede perderse de vista que finalmente el Estado mexicano abrió un frente de batalla en el que ya se acumulan más de 11 mil muertos, la mayor parte de ellos de la sociedad civil, delincuentes o no.
Con las cifras aquí mencionadas solamente se corrobora que en esta guerra no existe tregua de ningún tipo.
Desde que inició la guerra antinarco las ejecuciones son las mismas o incluso se incrementan en Semana Santa, Navidad, año nuevo, y aun en este periodo extraordinario de paro de actividades económicas, el narcotráfico mexicano tiene ganancias anuales promedio de 25 mil millones de dólares, según la DEA estadounidense. El negocio es muy grande para perderlo a manos del gobierno o de su competencia; en resumen, las ejecuciones son imparables.