Lo cochino de la gripa
07 de mayo de 2009
Y yo digo falla o adrede, la OMS ya dijo que va a mandar hacer 2 millones de vacunas, ¿que laboratorio hace gratis 2 millones de vacunas?
"NUEVO VIRUS" NO. si fuera nuevo el virus no existiria el tamiflu, que lo cura muy rápido, el SIDA , es un negociazo, UN VIRUS FABRICADO EN UN LABORATORIO.
Es alta traición de felipe calderón, un verdadero desgraciado, asesino de mexicanos pobres.
Ante graves amenazas, se pide unidad; pareciera así incorrecto cuestionar. Pero la conmoción que ha significado el descubrimiento de un virus desconocido y la reacción del gobierno evidenciaron dos graves fallas que ponen en riesgo la salud de los mexicanos. La funesta política respecto a servicios públicos vitales y, producto de lo anterior, la falta de preparación del sector salud para enfrentar el evento.
La información de la propia Secretaría de Salud exhibe irresponsabilidad. Se jactan de un Plan Nacional de Respuesta a una Pandemia de Influenza, esperada, que no se cumplió. Algunos datos: se programó contar con 5 millones de dosis de antivirales, en la emergencia sólo tenían uno; se acordó instalar laboratorios indispensables para analizar el virus, detectar los primeros brotes de la eventual pandemia y atacarla de inmediato, no teníamos ninguno, hasta después de la declaratoria de emergencia nos los regalaron; se comprometió lograr la autosuficiencia en el conocimiento y nuevas técnicas de producción de vacuna, pero se limitaron a promover una inversión privada francesa apenas en curso.
Los días clave sufrimos una auténtica desinformación en cuanto al número de muertos y de infectados debido al nuevo virus. Terminamos entendiendo: en realidad no sabían nada. El secretario explicó que ninguna entidad tenía los instrumentos científicos para conocer el virus, por lo que lo declarado en los estados era infundado, tenían que mandar muestras de los enfermos sospechosos a la secretaría, que tampoco podía saber porque a su vez debía mandarlas a Canadá, de donde finalmente nos informaron quiénes portaban el nuevo virus. México disminuido a un nivel intolerable.
Independientemente de la negligencia en el sector salud, la causa del desastre sanitario es la política neoliberal aplicada en la República. Ha degradado el sistema de salud, nuestras grandes instituciones creadas con grandes esfuerzos decaen; no se construyen nuevos servicios frente a una población creciente. Privatizar es el mandato, fomentar servicios privados, grandes negocios, los nuevos hospitales son particulares, subsidiados con terrenos y apoyos varios; subrogaciones que transfieren dinero público a privados; innumerables contratos de prestación de servicios a los trabajadores de empresas privadas con hospitales particulares, justificados por el abandono de los servicios públicos.
Vimos el hacinamiento, las colas interminables de la población trabajadora, la eterna espera en salas comunes sin distinción de padecimientos, la evidencia de la pobreza, la inaccesibilidad de la inmensa mayoría a los niveles de calidad de los servicios privados. Escandalosa desigualdad. Sin dotación suficiente de antivirales, el personal público, médicos y enfermeras, trabajó sin la protección prometida, otro incumplimiento.
Estas fallas deben denunciarse, obligar a una auténtica atención a las instituciones de salud pública, fortaleciéndolas, impulsando la investigación, formando el personal profesional necesario. Los sistemas de salud son definiciones políticas que corresponden a los valores de cada sociedad; los nuestros están en la Constitución: “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud”, lo que significa condiciones mínimas de nivel de vida, de habitación, agua limpia, alimentación, prevención, acceso igualitario a la salud. Las epidemias seguirán, está demostrado que se ensañan en las poblaciones más desprotegidas, cada vez más numerosas en México. Hay y habrá más muertos aquí que en Estados Unidos de seguir el mismo curso.
Recuerdo, hace años, al secretario general del Sindicato del IMSS en un mitin afirmar con orgullo que originalmente los trabajadores aspiraban a acceder a los hospitales de los ricos, pero entonces los ricos eran los que buscaban ser atendidos en los hospitales de los trabajadores. Era cierto, eran los mejores, ya no lo son.
La información de la propia Secretaría de Salud exhibe irresponsabilidad. Se jactan de un Plan Nacional de Respuesta a una Pandemia de Influenza, esperada, que no se cumplió. Algunos datos: se programó contar con 5 millones de dosis de antivirales, en la emergencia sólo tenían uno; se acordó instalar laboratorios indispensables para analizar el virus, detectar los primeros brotes de la eventual pandemia y atacarla de inmediato, no teníamos ninguno, hasta después de la declaratoria de emergencia nos los regalaron; se comprometió lograr la autosuficiencia en el conocimiento y nuevas técnicas de producción de vacuna, pero se limitaron a promover una inversión privada francesa apenas en curso.
Los días clave sufrimos una auténtica desinformación en cuanto al número de muertos y de infectados debido al nuevo virus. Terminamos entendiendo: en realidad no sabían nada. El secretario explicó que ninguna entidad tenía los instrumentos científicos para conocer el virus, por lo que lo declarado en los estados era infundado, tenían que mandar muestras de los enfermos sospechosos a la secretaría, que tampoco podía saber porque a su vez debía mandarlas a Canadá, de donde finalmente nos informaron quiénes portaban el nuevo virus. México disminuido a un nivel intolerable.
Independientemente de la negligencia en el sector salud, la causa del desastre sanitario es la política neoliberal aplicada en la República. Ha degradado el sistema de salud, nuestras grandes instituciones creadas con grandes esfuerzos decaen; no se construyen nuevos servicios frente a una población creciente. Privatizar es el mandato, fomentar servicios privados, grandes negocios, los nuevos hospitales son particulares, subsidiados con terrenos y apoyos varios; subrogaciones que transfieren dinero público a privados; innumerables contratos de prestación de servicios a los trabajadores de empresas privadas con hospitales particulares, justificados por el abandono de los servicios públicos.
Vimos el hacinamiento, las colas interminables de la población trabajadora, la eterna espera en salas comunes sin distinción de padecimientos, la evidencia de la pobreza, la inaccesibilidad de la inmensa mayoría a los niveles de calidad de los servicios privados. Escandalosa desigualdad. Sin dotación suficiente de antivirales, el personal público, médicos y enfermeras, trabajó sin la protección prometida, otro incumplimiento.
Estas fallas deben denunciarse, obligar a una auténtica atención a las instituciones de salud pública, fortaleciéndolas, impulsando la investigación, formando el personal profesional necesario. Los sistemas de salud son definiciones políticas que corresponden a los valores de cada sociedad; los nuestros están en la Constitución: “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud”, lo que significa condiciones mínimas de nivel de vida, de habitación, agua limpia, alimentación, prevención, acceso igualitario a la salud. Las epidemias seguirán, está demostrado que se ensañan en las poblaciones más desprotegidas, cada vez más numerosas en México. Hay y habrá más muertos aquí que en Estados Unidos de seguir el mismo curso.
Recuerdo, hace años, al secretario general del Sindicato del IMSS en un mitin afirmar con orgullo que originalmente los trabajadores aspiraban a acceder a los hospitales de los ricos, pero entonces los ricos eran los que buscaban ser atendidos en los hospitales de los trabajadores. Era cierto, eran los mejores, ya no lo son.
mbartlett_diaz@hotmail.com
Ex secretario de Estado
kikka-roja.blogspot.com/
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