- Ocho cuartos
- Raja porcina
- ¿Sanciones a AMLO?
- San José del Progreso
El ex secretario particular de Felipe Calderón en Los Pinos sí sabe cómo sacar raja electoral del petate porcino: ayer, en el centro comercial Parque Delta de la ciudad de México (en la esquina de Cuauhtémoc y Obrero Mundial), repartió sobres de alcohol en gel y folletos intitulados Acciones seguras para prevenir la influenza, con su nombre, César Nava, bien destacado, y los colores azul y naranja sobre la página blanca. No es, desde luego, el único caso de aprovechamiento explícito de las presuntas acciones heroicas de corte sideral de Felipe Salvador (el Mesías no viral) para apuntalar las campañas panistas. En otros lugares del país también está en curso la estrategia de sustitución de la contienda partidista abierta y masiva por los mecanismos cerrados y forzadamente disminuidos que al interés blanquiazul convienen. La expropiación de lo público pasa por el confinamiento individual, por el establecimiento de la distancia social tan francamente impuesta por la dictadura sanitaria.
El primer reto a esa pretensión de imponer en México un autocratismo de origen porcino se produjo ayer mismo en una población tabasqueña, Tamulté de las Sabanas, donde Andrés Manuel López Obrador infringió las disposiciones de aislamiento social que el felipismo desesperado trata de hacer valer por encima de la Constitución. El opositor que guardó silencio durante 12 días se dejó llevar a una plaza pública y a la oratoria por los habitantes de esa comunidad del municipio de Centro (adonde pertenece Villahermosa), a quienes oficialmente su tenaz paisano había ido a visitar casa por casa, para entregar volantes de apoyo a candidatos perredistas. Allí, frente a una multitud que no guardó las ridículas separaciones reglamentarias ni usó los tapabocas sabidamente ineficaces, se produjo la frase que dará material de linchamiento a los taquimecanógrafos electrónicos del calderonismo: Qué influenza ni qué nada ni qué ocho cuartos.
Lo cierto fue que en esa reunión se violaron los lineamientos de pánico y disgregación que el calderonismo y el miniteatro de marionetas llamado IFE han establecido como supuesta verdad bíblica cuyo mero descreimiento significa la condena al infierno de las histerias mediáticas amafiadas. Ya se verá si Calderón tiene la fuerza política y moral suficiente para cumplir con el inconstitucional decreto del pasado 24 de abril con el que se otorgó facultades para disolver reuniones públicas como las que seguramente se continuarán realizando al paso del precandidato presidencial (¿por el PRD, el PT y Convergencia, o sólo por los dos últimos? Eso sí: sólo una segunda candidatura. No más.) que así se estaría colocando nuevamente en el filo de las tentaciones ya no del desafuero, pues no tiene cargo público, pero sí de la sanción legal que supuestamente deberían imponerle el calderonato y el FelIFE por no cumplir con disposiciones de salud que evidentemente no pueden contravenir las garantías constitucionales.
Astillas
Gustavo Illades Sotelo advierte: Sería mejor que no le siguieran rascando al asunto de los chinos, porque nos pueden revirar diciéndonos que cuando Abelardo L. Rodríguez fue gobernador del territorio de Baja California deportó a miles de chinos con el pretexto de que se querían adueñar de toda la península. Interesado en el asunto, el tecleador encontró en www.bibliojuridica.org/libros/1/148/5.pdf un ensayo de Manuel González Oropeza denominado La discriminación en México: el caso de los nacionales chinos, que en su presentación dice: La discriminación china en México observó parámetros parecidos a la existente en Estados Unidos hacia los mexicanos. Surgió en la etapa revolucionaria de nuestro país, concretándose en políticas de carácter migratorio y complementándose con razones de salud pública y de política laboral con posterioridad. Se auspició la formación de asociaciones antichinas en diversas partes del norte de México y la división de la comunidad en facciones no facilitó la desaparición de la discriminación. Estas asociaciones, lejos de ser consideradas con fines ilícitos, fueron toleradas e incluso aceptadas por los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. El mismo González Oropeza menciona capítulos de abierto racismo y verdaderas masacres, como la ocurrida en mayo de 1911 en Torreón, Coahuila, cuando un sector de las fuerzas rebeldes de Francisco Villa asesinó a entre 250 y 300 nacionales chinos, seguido del saqueo de sus comercios y casas... Es una dolorosa ironía que sucedan desgracias colectivas y abusos de poder en comunidades cuyos nombres aspiran a otras realidades. En Veracruz, La Gloria ha sido conocida a nivel mundial por las enfermedades masivas que ha provocado la cría industrial de puercos a cargo de una trasnacional castigada por contaminante en Estados Unidos. En Oaxaca, San José del Progreso ha saltado al escenario de la violencia gubernamental contra ciudadanos que defienden su medio ambiente de la plaga de las mineras canadienses que en varias partes del país, en complicidad con funcionarios federales, estatales y municipales de todos los partidos, realizan o tratan de realizar operaciones lesivas al interés público. En San José del Progreso, municipio de Ocotlán, hubo ayer por la mañana una operación conjunta de fuerzas federales y estatales para desalojar de la entrada de una mina a los pobladores que se oponen al funcionamiento de ese negocio trasnacional. Como se va haciendo costumbre, hubo allanamientos, golpizas, secuestros y encarcelamientos por decenas. La nueva represión generó solidaridad inmediata de la sección 22 magisterial y la APPO, una chispa de defensa social que podría volver a incendiar la pradera largamente seca de Oaxaca... Y, mientras Ebrard sigue jugando a los semaforitos (¡oh, ya bajamos a amarillo!), y los gringos se asombran ante el milagro de que la violencia en la frontera haya bajado en estos días, y Cananea sigue latente, ¡hasta mañana, con Peña Nieto defendiendo el uso del reservorio pectoral de gérmenes (según la SS federal): Quique Corbatón!
El primer reto a esa pretensión de imponer en México un autocratismo de origen porcino se produjo ayer mismo en una población tabasqueña, Tamulté de las Sabanas, donde Andrés Manuel López Obrador infringió las disposiciones de aislamiento social que el felipismo desesperado trata de hacer valer por encima de la Constitución. El opositor que guardó silencio durante 12 días se dejó llevar a una plaza pública y a la oratoria por los habitantes de esa comunidad del municipio de Centro (adonde pertenece Villahermosa), a quienes oficialmente su tenaz paisano había ido a visitar casa por casa, para entregar volantes de apoyo a candidatos perredistas. Allí, frente a una multitud que no guardó las ridículas separaciones reglamentarias ni usó los tapabocas sabidamente ineficaces, se produjo la frase que dará material de linchamiento a los taquimecanógrafos electrónicos del calderonismo: Qué influenza ni qué nada ni qué ocho cuartos.
Lo cierto fue que en esa reunión se violaron los lineamientos de pánico y disgregación que el calderonismo y el miniteatro de marionetas llamado IFE han establecido como supuesta verdad bíblica cuyo mero descreimiento significa la condena al infierno de las histerias mediáticas amafiadas. Ya se verá si Calderón tiene la fuerza política y moral suficiente para cumplir con el inconstitucional decreto del pasado 24 de abril con el que se otorgó facultades para disolver reuniones públicas como las que seguramente se continuarán realizando al paso del precandidato presidencial (¿por el PRD, el PT y Convergencia, o sólo por los dos últimos? Eso sí: sólo una segunda candidatura. No más.) que así se estaría colocando nuevamente en el filo de las tentaciones ya no del desafuero, pues no tiene cargo público, pero sí de la sanción legal que supuestamente deberían imponerle el calderonato y el FelIFE por no cumplir con disposiciones de salud que evidentemente no pueden contravenir las garantías constitucionales.
Astillas
Gustavo Illades Sotelo advierte: Sería mejor que no le siguieran rascando al asunto de los chinos, porque nos pueden revirar diciéndonos que cuando Abelardo L. Rodríguez fue gobernador del territorio de Baja California deportó a miles de chinos con el pretexto de que se querían adueñar de toda la península. Interesado en el asunto, el tecleador encontró en www.bibliojuridica.org/libros/1/148/5.pdf un ensayo de Manuel González Oropeza denominado La discriminación en México: el caso de los nacionales chinos, que en su presentación dice: La discriminación china en México observó parámetros parecidos a la existente en Estados Unidos hacia los mexicanos. Surgió en la etapa revolucionaria de nuestro país, concretándose en políticas de carácter migratorio y complementándose con razones de salud pública y de política laboral con posterioridad. Se auspició la formación de asociaciones antichinas en diversas partes del norte de México y la división de la comunidad en facciones no facilitó la desaparición de la discriminación. Estas asociaciones, lejos de ser consideradas con fines ilícitos, fueron toleradas e incluso aceptadas por los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. El mismo González Oropeza menciona capítulos de abierto racismo y verdaderas masacres, como la ocurrida en mayo de 1911 en Torreón, Coahuila, cuando un sector de las fuerzas rebeldes de Francisco Villa asesinó a entre 250 y 300 nacionales chinos, seguido del saqueo de sus comercios y casas... Es una dolorosa ironía que sucedan desgracias colectivas y abusos de poder en comunidades cuyos nombres aspiran a otras realidades. En Veracruz, La Gloria ha sido conocida a nivel mundial por las enfermedades masivas que ha provocado la cría industrial de puercos a cargo de una trasnacional castigada por contaminante en Estados Unidos. En Oaxaca, San José del Progreso ha saltado al escenario de la violencia gubernamental contra ciudadanos que defienden su medio ambiente de la plaga de las mineras canadienses que en varias partes del país, en complicidad con funcionarios federales, estatales y municipales de todos los partidos, realizan o tratan de realizar operaciones lesivas al interés público. En San José del Progreso, municipio de Ocotlán, hubo ayer por la mañana una operación conjunta de fuerzas federales y estatales para desalojar de la entrada de una mina a los pobladores que se oponen al funcionamiento de ese negocio trasnacional. Como se va haciendo costumbre, hubo allanamientos, golpizas, secuestros y encarcelamientos por decenas. La nueva represión generó solidaridad inmediata de la sección 22 magisterial y la APPO, una chispa de defensa social que podría volver a incendiar la pradera largamente seca de Oaxaca... Y, mientras Ebrard sigue jugando a los semaforitos (¡oh, ya bajamos a amarillo!), y los gringos se asombran ante el milagro de que la violencia en la frontera haya bajado en estos días, y Cananea sigue latente, ¡hasta mañana, con Peña Nieto defendiendo el uso del reservorio pectoral de gérmenes (según la SS federal): Quique Corbatón!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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