2 Oct. 07 Ese señor se llamaba Francisco Gabilondo Soler; era un señor muy guapo, de ojos claros que tenía el don de vivir y de cantarle al mundo de los niños. Siendo aún muy pequeño, no tenía ni nueve años, descubrió lo que era la tristeza; nunca se imaginó que la ausencia de una madre causara tanto vacío, pero sobre todo, tanto dolor. A pesar de que doña Emilia Soler Fernández gozaba de una vida aparentemente plena y confortable, al lado de don Tiburcio Gabilondo, tenedor de libros de la Cervecería de Orizaba, un buen día ya no acudió al colegio Manuel Oropeza a donde su hijo cursaba la primaria. Esta falta extrañó profundamente a Francisco, porque ella nunca fallaba. Llegando a su casa por más que buscó a su mamá por todos lados, nunca apareció. Doña Emilia ya estaba muy lejos, para colmo su corazón ya no le pertenecía al papá de Francisco, sino a Enrique González, un potentado avicultor, propietario de muchos terrenos por el sur de la ciudad. Afortunadamente allí estaba la abuela, doña Emilia Fernández Flores, ella fue la que se quedó con Francisco y sus dos hermanos. Además de ocuparse en cuerpo y alma de ellos, por las noches les leía cuentos cuyos personajes parecían cobrar vida ante los ojos de Francisco. ¡Qué vuelo le daba a su imaginación con los relatos narrados por esa abuela tan bondadosa! "Ahora dinos, ¿qué guardas en ese ropero, abuelita?", le preguntaba el niño ávido por satisfacer su curiosidad. Era evidente que ni las tareas ni la escuela tenían que ver con lo que a él le gustaba soñar, de ahí que nada más terminara la primaria para alejarse de ese colegio tan aburrido para un niño tan fantasioso. No obstante ya tenía 15 años, en lugar de estudiar Francisco se iba a nadar y a practicar box a los baños Mancera. Fue en esa época en que lo mandaron a estudiar linotipo a Nuevo Orleáns, pero en lugar de aprender este oficio se fue a tocar jazz. A los 18 años, el mismo señor de quien hemos estado hablando se enamoró. Sí, se enamoró de una niña bien, llamada Rosario Patiño Domínguez. Se hicieron novios y cuando se casaron Francisco ya era campeón estatal peso welter. Para mantenerse en forma, seguía yendo diariamente al gimnasio. Una tarde descubrió una pianola que estaba en uno de los salones del deportivo. De pronto se le ocurrió tararear lo que después se convertiría en una de las canciones predilectas de millones de niñas y niños mexicanos, y en un homenaje a su abuela quien había muerto años atrás en 1927, El ropero. Ese mismo año de 1934, Francisco compuso La patita, inspirada precisamente en doña Rosario, a quien le decía "Mamá Patito", y quien sin duda era el sostén económico de la familia, ya que era publicista de los productos La Campana, que se anunciaban en la XEB y la XEW. Por lo tanto, el "pato sinvergüenza y perezoso" es el mismo Francisco. Gracias a las relaciones de su esposa, Francisco estrenó su primer programa Cri-Cri, el grillito cantor en la XEW el 15 de octubre de 1934, el cual duró 27 años al aire. Más tarde, doña Rosario se convirtió en la gerente de ventas de ambas estaciones, teniendo como anunciantes del programa de Francisco a la Lotería Nacional, a Nestlé y a los productos Campana. Él componía y ella, con una enorme habilidad, comercializaba los programas. Para 1935, ese señor llamado Francisco Gabilondo Soler ya era famosísimo. Todos los niños de México cantaban sus canciones y él apenas tenía 27 años. Dicen que le llovía el dinero; guapo como era ese señor también le llovían mujeres. Esto, claro, ya no le gustaba tanto a doña Rosario. Un día recibió una carta de Francisco que venía de Argentina. "Buenos Aires, 20 de diciembre 1940. "Charito linda: "Quiero que conozcas exactamente las dificultades con que he tropezado aquí: 1º. Un convenio de artistas radio-teatrales con sus respectivos empresarios para evitar que trabajen los artistas extranjeros más de 6 semanas por año; además el 80% del tiempo de cada programa debe ser cubierto por música de autores argentinos exceptuando escritos clásicos. 2º. El poco interés de las radiodifusoras locales en un numero 'para niños' que encuentran de difícil colocación en el comercio. 3º. La actual temporada de verano en que, igual que en México, disminuye la publicidad. 4º. La mala situación a causa de la guerra dado que este factor vive exclusivamente de sus exportaciones a Europa. 5º. La incapacidad en que me ponen las leyes para registrar mis obras y actuar personalmente por la forma en que entré al país. 6º. Mi desastrosa presentación; cosa que aquí es el 100%. 7º. La debilidad que tengo y que no me dejan a tocar por las cantinas a ganar la comida. He sido valiente, constante e ingenioso pero las circunstancias y sólo un milagro me puede sacar adelante. Con mi último peso te escribo para desearte feliz año nuevo ¿te acuerdas de aquella vez que nos emborrachamos y cantamos?... No creas que te escribo para pedirte dinero; yo no merezco nada, he sido muy malo contigo: en México hay otra mujer. Yo te quiero mucho y créeme que es una tortura tener el corazón dividido; para probártelo te envío un retratito que siempre traigo conmigo; por favor devuélvemelo, aunque te enojes por lo que te dije. "Me paso el día ansiando en que llegue la noche, porque cuando me sube la calentura veo cosas maravillosas. Vienen Cri-Cri y los enanos y animales muy raros, todos se sientan a los pies de la cama, por la calle pasan barcos que apenas caben entre casa y casa. No creas que son mentiras porque la otra noche el borreguito dejó lana en el suelo. Luego pasan sombras frías y en el cielo se ve un arco iris de estrellas, la luna se vuelve cruz. Lo que no me gusta es cuando el río tapa la cuidad; luego hay que secarlo todo y amanezco muy cansado... Bueno ya no te aburro más con mis cosas. ¡Necesitarías tener ojos de resplandor, ojos que rompieran espejos! Adiós. "Pancho". Francisco y Rosario se divorciaron en 1955, sin embargo, ella nunca dejó de ser su representante durante 50 años. Dicen que fue por culpa de la fama, yo digo que porque ese señor era demasiado guapo, tenía los ojos claros y finalmente nunca dejó de ser un niño triste y feliz a la vez. Francisco se volvió a casar con Yvette Bullet con quien tuvo dos hijos y Rosario también se casó por segunda vez con Arturo Brisha. ¿Le gustaría conocer aún más de cerca el universo de ese señor llamado Cri-Cri? El próximo sábado 6 de octubre, cuando justo se cumplen 100 años del nacimiento de Francisco, podrá usted ver en el mero Zócalo el espectáculo ¿Y quién es ese señor? a las 19:00 horas. Allí estarán esperándolo los Tres Cochinitos, el Ratón Vaquero, el Negrito Bailarín, Bombón I y la Princesa Caramelo, entre muchos otros personajes. Allí podrá usted descubrir las obsesiones de Pancho Gabilondo: la astronomía, su amor por los viajes, su gusto por los toros y el box, pero sobre todo las 221 canciones que nos dejó ese señor... tan ¡¡¡maravilloso!!! |
Kikka Roja