“Abajo el bloqueo genocida", "Unido en la defensa de nuestro socialismo frente al imperialismo", "A Cuba no la tendrán jamás", corearon médicos, maestros, estudiantes u obreros en la Plaza de la Revolución de La Habana.
AFP Publicado: 01/05/2009 13:07
La Habana. Cientos de miles de cubanos, encabezados por el presidente Raúl Castro, desfilaron en el 1 de Mayo para exigir al gobernante estadunidense Barack Obama el fin del embargo, mientras el líder comunista Fidel Castro dijo este viernes que Cuba "jamás" se rendirá.
Vestido de guayabera blanca y con un sombrero típico campesino, Raúl Castro presenció, con dirigentes del Partido Comunista y jefes militares, la marcha de medio millón de personas -según cálculo oficial- en la Plaza de la Revolución.
“Abajo el bloqueo genocida", "Unido en la defensa de nuestro socialismo frente al imperialismo", "A Cuba no la tendrán jamás", corearon médicos, maestros, estudiantes u obreros en la emblemática explanada, corazón político de la isla.
El general Raúl Castro, de 77 años de edad, presidió por tercer año consecutivo el acto del Día de los Trabajadores, ante la enfermedad de la que aún convalece su hermano Fidel, a quien este 1 de Mayo, a diferencia de los dos anteriores, nadie esperó ver en la tribuna.
Aunque ausente en el festejo, el histórico líder de la revolución se hizo sentir con su columna de prensa, en la que dijo sobre el gobierno de Estados Unidos: "Hoy están dispuestos a perdonarnos si nos resignáramos a volver al redil cual esclavos que, después de conocer la libertad, aceptaran de nuevo el látigo y el yugo".
"Jamás, sin embargo, el adversario debe hacerse la ilusión de que Cuba se rinda", advirtó el ex presidente de 82 años de edad, quien añadió que el gobierno de la isla estudia y observa "cuidadosamente cada uno de sus pasos".
Tras medio siglo de conflicto, Washington y La Habana iniciaron contactos en busca de descongelar sus relaciones con la llegada al poder de Obama, quien anunció un cambio de política hacia Cuba y, como primer paso a la espera de un "gesto" recíproco, liberó los viajes y el envío de remesas de cubanoestadunidenses.
Pero Raúl Castro afirmó que Cuba no tiene que hacer "gestos" y minimizó esas medidas porque está "intacto" el embargo que impuso Washington a la isla hace 47 años, aunque se dijo dispuesto a dialogar "de todo" sin poner en duda el sistema socialista.
"Que resuene de un polo a otro del planeta (...) la decisión irrenunciable de este extraordinario y combativo pueblo, de construir el socialismo bajo la dirección del Partido Comunista, de Fidel y de Raúl", dijo Salvador Valdés, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba, en el acto central.
Frente a la plaza, cubriendo seis pisos del Ministerio de Comunicacines, en un cartel gigante con la imagen de los hermanos Castro se leía: "La revolución pujante y victoriosa sigue adelante".
Valdés llamó a los cubanos a apoyar las medidas de Raúl Castro para aumentar la productividad, resarcir las pérdidas de 10 mil millones de dólares que dejaron tres huracanes en 2008 y atenuar los efectos de la crisis económica mundial.
"En nuestro caso se suman los efectos del férreo bloqueo económico que mantiene el gobierno de Estados Unidos hace casi medio siglo, con la obsesiva y fracasada pretensión de destruir a la Revolución", afirmó.
Banderita cubana en mano, Sureya Rodríguez, de 47 años y quien trabaja en una fábrica de tabaco, dijo haber desfilado para pedir a Obama "que quite este bloqueo" y a Raúl que "haya mejoría para el país".
Las concentraciones en Cuba fueron multitudinarias pese a que rige una alerta para evitar la llegada de la gripe porcina (gripe A-H1N1), que seguía propagándose por el mundo.
"No tuve miedo de marchar, porque no tenemos ningún caso. Con pandemia o sin pandemia hay que seguir en la lucha", dijo Emma Díaz, una ultrarrevolucionaria de 42 años de edad, que, vestida de rojo, llegó desde las cinco de la mañana a la Plaza a marchar.
Vestido de guayabera blanca y con un sombrero típico campesino, Raúl Castro presenció, con dirigentes del Partido Comunista y jefes militares, la marcha de medio millón de personas -según cálculo oficial- en la Plaza de la Revolución.
“Abajo el bloqueo genocida", "Unido en la defensa de nuestro socialismo frente al imperialismo", "A Cuba no la tendrán jamás", corearon médicos, maestros, estudiantes u obreros en la emblemática explanada, corazón político de la isla.
El general Raúl Castro, de 77 años de edad, presidió por tercer año consecutivo el acto del Día de los Trabajadores, ante la enfermedad de la que aún convalece su hermano Fidel, a quien este 1 de Mayo, a diferencia de los dos anteriores, nadie esperó ver en la tribuna.
Aunque ausente en el festejo, el histórico líder de la revolución se hizo sentir con su columna de prensa, en la que dijo sobre el gobierno de Estados Unidos: "Hoy están dispuestos a perdonarnos si nos resignáramos a volver al redil cual esclavos que, después de conocer la libertad, aceptaran de nuevo el látigo y el yugo".
"Jamás, sin embargo, el adversario debe hacerse la ilusión de que Cuba se rinda", advirtó el ex presidente de 82 años de edad, quien añadió que el gobierno de la isla estudia y observa "cuidadosamente cada uno de sus pasos".
Tras medio siglo de conflicto, Washington y La Habana iniciaron contactos en busca de descongelar sus relaciones con la llegada al poder de Obama, quien anunció un cambio de política hacia Cuba y, como primer paso a la espera de un "gesto" recíproco, liberó los viajes y el envío de remesas de cubanoestadunidenses.
Pero Raúl Castro afirmó que Cuba no tiene que hacer "gestos" y minimizó esas medidas porque está "intacto" el embargo que impuso Washington a la isla hace 47 años, aunque se dijo dispuesto a dialogar "de todo" sin poner en duda el sistema socialista.
"Que resuene de un polo a otro del planeta (...) la decisión irrenunciable de este extraordinario y combativo pueblo, de construir el socialismo bajo la dirección del Partido Comunista, de Fidel y de Raúl", dijo Salvador Valdés, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba, en el acto central.
Frente a la plaza, cubriendo seis pisos del Ministerio de Comunicacines, en un cartel gigante con la imagen de los hermanos Castro se leía: "La revolución pujante y victoriosa sigue adelante".
Valdés llamó a los cubanos a apoyar las medidas de Raúl Castro para aumentar la productividad, resarcir las pérdidas de 10 mil millones de dólares que dejaron tres huracanes en 2008 y atenuar los efectos de la crisis económica mundial.
"En nuestro caso se suman los efectos del férreo bloqueo económico que mantiene el gobierno de Estados Unidos hace casi medio siglo, con la obsesiva y fracasada pretensión de destruir a la Revolución", afirmó.
Banderita cubana en mano, Sureya Rodríguez, de 47 años y quien trabaja en una fábrica de tabaco, dijo haber desfilado para pedir a Obama "que quite este bloqueo" y a Raúl que "haya mejoría para el país".
Las concentraciones en Cuba fueron multitudinarias pese a que rige una alerta para evitar la llegada de la gripe porcina (gripe A-H1N1), que seguía propagándose por el mundo.
"No tuve miedo de marchar, porque no tenemos ningún caso. Con pandemia o sin pandemia hay que seguir en la lucha", dijo Emma Díaz, una ultrarrevolucionaria de 42 años de edad, que, vestida de rojo, llegó desde las cinco de la mañana a la Plaza a marchar.
kikka-roja.blogspot.com/
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