- Legisladores, políticos y funcionarios negaron incluso conocerlo
- Cascada de deslindes por el libro de Carlos Ahumada
- Peña Nieto, Creel y Medina Mora pintaron su raya; Bejarano lo va a pensar
Políticos de todos los partidos, así como ex funcionarios y funcionarios en activo, rechazaron haber apoyado –o incluso conocer– al empresario argentino Carlos Ahumada Kurtz, quien afirma en su libro, Derecho de réplica, que el ex presidente Carlos Salinas de Gortari coordinó la estrategia de difusión de los videoescándalos, apoyado por el gobierno de Vicente Fox, que fueron pieza fundamental del complot para perjudicar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
La lista de deslindes empezó con el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, quien afirmó que no conoció a Ahumada; le siguió el ex secretario de Gobernación Santiago Creel, quien aseguró no haber conversado ni hecho tratos con él, sea directamente o a través de terceros, y lo secundó el perredista Armando Quintero, también mencionado entre los que tuvieron acuerdos con el empresario, para descalificar esos señalamientos en su contra.
A su vez, el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, quien según Carlos Ahumada participó en el complot en su calidad de director del Cisen, hizo saber a través de su director de comunicación social, Ricardo Celso Nájera, que nunca recibió al empresario argentino.
Y es que en el libro, el autor afirma que todo lo negocié muchas veces en presencia de Rosario Robles, con Diego Fernández de Cevallos, con Ramón Martín Huerta, con Eduardo Medina Mora..., quienes intervinieron o realizaron alguna tarea en especial, aunque trató directamente con Carlos Salinas y Fernández de Cevallos.
Este último negó haber colaborado con Salinas en ese caso, pero reiteró que sí tuvo trato personal con Ahumada, que sí conoció los videos antes de su difusión pública y que lo apoyó legalmente cuanto estuvo preso acusado de fraude por el Gobierno del Distrito Federal.
Otros perredistas que tuvieron cargos importantes durante la gestión de Rosario Robles –quien se involucró sentimentalmente con Ahumada Kurtz– evitaron tener contacto con los medios para hablar al respecto.
Alejando Encinas, ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, advirtió por su parte que las revelaciones referidas obligan a ir al fondo en las indagatorias sobre presuntos actos de corrupción que menciona Carlos Ahumada, incluso en algunos casos actuar penalmente.
Indicó que hay delitos que perseguir, como los compromisos que el empresario asumió con Vicente Fox, a quien se vincula con la red de complicidades que dio origen a un complot contra la administración capitalina y particularmente Andrés Manuel López Obrador.
En entrevista, añadió que este capítulo aún no se cierra y que el libro mencionado incluso puede ayudar a esclarecer hechos importantes, como la coalición de intereses que los grupos de poder, aún en el gobierno federal, construyeron. Pero también consideró que es momento que los perredistas mencionados por Ahumada hagan las aclaraciones que consideren oportunas, porque no podemos seguir con este círculo vicioso. Que cada quien asuma su responsabilidad, porque el partido sufrió a partir de las revelaciones de Ahumada un daño serio a su credibilidad y honorabilidad, pidió.
Al igual que a Encinas, quien sucedió a López Obrador cuando éste renunció a su cargo para contender por la Presidencia de la República, este diario buscó a René Bejarano, Carlos Ímaz, Carlos Navarrete y Bertha Luján para conocer su opinión sobre el libro en que se hace mención sobre ellos. Bejarano mandó decir que pensará en estos días si concede una entrevista para el próximo lunes; en el Senado, se dijo que en el PRD avisarían si Graco Ramírez fijaría una postura, pero al cierre de la edición no hubo notificación alguna, mientras que gente al servicio de Carlos Navarrete –secretario general del sol azteca cuando Rosario Robles presidía ese partido– informó que el legislador se recupera de una operación.
Por su lado, el presidente del Senado, el panista Gustavo Madero, señaló que las personas involucradas son las únicas que pueden confirmar la veracidad de la información que contiene la publicación. Es la visión de una de las personas que está involucrada, obviamente hay que ver cómo lo maneja, el sesgo, la información que revela, la información que se guarda, pues esto atiende precisamente a un interés particular de su punto de vista de exonerar a algunos e inculpar a otros, comentó.
Aunque negó que el contenido del libro afecte al PAN, esto es algo que viene a darle más contenido telenovelesco a toda la política nacional, porque involucra parejo a todos los partidos; aquí no se trata de afectar a uno en lo particular.
Hizo ver que estamos hablando de una de las personas que fue condenada y sentenciada por algunos delitos que cometió. Entonces, eso hay que sopesarlo desde el punto de vista de la fuente que lo genera.
Finalmente, Rosario Robles se negó a comentar sobre el tema y en una entrevista radiofónica reflexionó: Pobre Carlos, cuánto resentimiento, cuánto rencor, cuánta frustración debe haber en él para escribir algo tan vulgar y tan fantasioso.
La lista de deslindes empezó con el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, quien afirmó que no conoció a Ahumada; le siguió el ex secretario de Gobernación Santiago Creel, quien aseguró no haber conversado ni hecho tratos con él, sea directamente o a través de terceros, y lo secundó el perredista Armando Quintero, también mencionado entre los que tuvieron acuerdos con el empresario, para descalificar esos señalamientos en su contra.
A su vez, el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, quien según Carlos Ahumada participó en el complot en su calidad de director del Cisen, hizo saber a través de su director de comunicación social, Ricardo Celso Nájera, que nunca recibió al empresario argentino.
Y es que en el libro, el autor afirma que todo lo negocié muchas veces en presencia de Rosario Robles, con Diego Fernández de Cevallos, con Ramón Martín Huerta, con Eduardo Medina Mora..., quienes intervinieron o realizaron alguna tarea en especial, aunque trató directamente con Carlos Salinas y Fernández de Cevallos.
Este último negó haber colaborado con Salinas en ese caso, pero reiteró que sí tuvo trato personal con Ahumada, que sí conoció los videos antes de su difusión pública y que lo apoyó legalmente cuanto estuvo preso acusado de fraude por el Gobierno del Distrito Federal.
Otros perredistas que tuvieron cargos importantes durante la gestión de Rosario Robles –quien se involucró sentimentalmente con Ahumada Kurtz– evitaron tener contacto con los medios para hablar al respecto.
Alejando Encinas, ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, advirtió por su parte que las revelaciones referidas obligan a ir al fondo en las indagatorias sobre presuntos actos de corrupción que menciona Carlos Ahumada, incluso en algunos casos actuar penalmente.
Indicó que hay delitos que perseguir, como los compromisos que el empresario asumió con Vicente Fox, a quien se vincula con la red de complicidades que dio origen a un complot contra la administración capitalina y particularmente Andrés Manuel López Obrador.
En entrevista, añadió que este capítulo aún no se cierra y que el libro mencionado incluso puede ayudar a esclarecer hechos importantes, como la coalición de intereses que los grupos de poder, aún en el gobierno federal, construyeron. Pero también consideró que es momento que los perredistas mencionados por Ahumada hagan las aclaraciones que consideren oportunas, porque no podemos seguir con este círculo vicioso. Que cada quien asuma su responsabilidad, porque el partido sufrió a partir de las revelaciones de Ahumada un daño serio a su credibilidad y honorabilidad, pidió.
Al igual que a Encinas, quien sucedió a López Obrador cuando éste renunció a su cargo para contender por la Presidencia de la República, este diario buscó a René Bejarano, Carlos Ímaz, Carlos Navarrete y Bertha Luján para conocer su opinión sobre el libro en que se hace mención sobre ellos. Bejarano mandó decir que pensará en estos días si concede una entrevista para el próximo lunes; en el Senado, se dijo que en el PRD avisarían si Graco Ramírez fijaría una postura, pero al cierre de la edición no hubo notificación alguna, mientras que gente al servicio de Carlos Navarrete –secretario general del sol azteca cuando Rosario Robles presidía ese partido– informó que el legislador se recupera de una operación.
Por su lado, el presidente del Senado, el panista Gustavo Madero, señaló que las personas involucradas son las únicas que pueden confirmar la veracidad de la información que contiene la publicación. Es la visión de una de las personas que está involucrada, obviamente hay que ver cómo lo maneja, el sesgo, la información que revela, la información que se guarda, pues esto atiende precisamente a un interés particular de su punto de vista de exonerar a algunos e inculpar a otros, comentó.
Aunque negó que el contenido del libro afecte al PAN, esto es algo que viene a darle más contenido telenovelesco a toda la política nacional, porque involucra parejo a todos los partidos; aquí no se trata de afectar a uno en lo particular.
Hizo ver que estamos hablando de una de las personas que fue condenada y sentenciada por algunos delitos que cometió. Entonces, eso hay que sopesarlo desde el punto de vista de la fuente que lo genera.
Finalmente, Rosario Robles se negó a comentar sobre el tema y en una entrevista radiofónica reflexionó: Pobre Carlos, cuánto resentimiento, cuánto rencor, cuánta frustración debe haber en él para escribir algo tan vulgar y tan fantasioso.
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